-Andres...- Isis entró a la oficina de Arturo Román sin siquiera golpear la puerta. Andrés la miró sentado en la silla detrás del escritorio sosteniendo un vaso de lo que parecía ser algún whisky.
Ella se acercó lentamente mirándolo con lágrimas en sus ojos, la mirada de Andrés demostraba melancolía pura, por lo que le dió un gran trago a su vaso.
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-Es verdad?- titubeó frente al escritorio de caoba, el asintió rompiendo el corazón de la castaña.
-No soy capaz de mentirte- el río sin gracia. -Temo que no me queda mucho tiempo de vida- se levantó y dió vuelta por el escritorio quedando a centímetros de Isis.
-Porque no me lo dijiste?- las lágrimas caían sin siquiera un mínimo esfuerzo, su delicadas y pequeñas manos temblando no hacían más que empeorar las cosas. -Porque?-
-Hubiera cambiado en algo?- el dejó el vaso a un lado para enfrentarla. -Incluso me hubieras amado si sabías de mi enfermedad?- el se acercó más a ella agarrando su rostro suavemente, nunca la había tenido tan cerca como en ese momento, tranquilamente podría inclinarse unos centímetros más y besarla, y exactamente eso fue lo que intentó hacer, de no ser por la castaña que corrió su cara de forma suave negandose a las ideas de su hermano.
-Andres...- Isis no supo que decir, por lo que Andrés chasqueo su lengua para volver a alejarse de ella, estaba claro que sus sentimientos no iban a cambiar por más que el este muriendo.
-Seria un poco egoísta de mi parte usar la lastima y el poco tiempo de vida que me queda para tener algo de tu amor no?-
-Basta- Isis se limpio las lágrimas con los puños de su mono rojo.
El ambiente era tenso por lo que Andrés agarró nuevamente la botella de whisky para servirse y así darle otro trago al vaso.
-Lo siento- Andrés volvió a posicionarse en frente de la castaña
-Puedes...podemos hacer algo, seguro hay alguna cura...tiene que haber una cura Andrés - Isis lloro sintiendo un dolor desgarrador en el pecho, de repente se dió cuenta de la gravedad de toda la situación, fue como un baldazo de agua helada, estaba por perder a una de las 3 personas más importantes de su vida y no podía hacer nada para evitarlo.
-Ya no hay nada que hacer amor - Andrés la atrajo a su cuerpo para abrazarla como hacía mucho que no lo hacía, ahogando los fuertes sollozos contra la tela roja del mono que su hermano traía puesto.
Andrés le acarició el pelo suave mientras intentaba calmarla susurrando alguna canción randon.
Nairobi caminaba con pasos decididos por los pasillos de la fabrica de moneda y timbre buscando a la niña castaña, la había perdido de vista después de que Raquel entrara a la fábrica para hacer un control de todos los rehenes dentro, después de lo que el profesor había denominado como "plan Valencia" la inspectora en un intento de romper al grupo le reveló a todos la enfermedad del líder y por la voz quebrada de la menor del grupo supo inmediatamente que ella y Berlín tenían un pasado, algo que los conectába aunque todavía no lo supiera del todo bien.
