37- En los atracos el amor se multiplica

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Martin se desperezo en el sillón, había caído rendido a penas recostó su espalda en el material suave y ahora que había abierto los ojos no tenía ni idea de cuando había dormido. Sonrió al ver cómo Isis dormía a su lado en el pequeño espacio del sillón, tenía la boca ligeramente abierta, apoyando su cabeza en el pecho de el. Cómo un acto reflejo se fijó en la hora en el reloj que tenía en su muñeca, eran las 5:30 de la mañana, pronto tendría que levantarse pero ignoró todo y abrazó a la chica, atrayendola más contra su cuerpo, inspirando el olor dulce de su pelo. Todavía se le aceleraba el corazón al recordar cómo casi estuvo a punto de perderla para siempre.
La chica se removió entre sus brazos, abriendo los ojos al despertarse pero rápidamente los volvió a cerrar al sentirse demasiado cómoda dónde estaba, se quería quedar así todo lo que restará de su vida, entre los brazos de Martin.

-Buenos días...- murmuró con la voz grave debido a recién despertarse. -¿Dormiste bien?-

La castaña asintió acurrucándose mejor.

-Si...pero todavía tengo mucho sueño- Martin la observó notando como la castaña no podía siquiera mantener los ojos abiertos por mucho tiempo.

-¿Te sentís bien?- el argentino pasó su mano por la herida de la frente por lo que la castaña gruñó.

-Ay...No toques- Martin se rió dejando un beso suave en su frente.

-Perdón-

-Todavia me duele el costado- murmuró escondiendo el rostro en el hueco entre el cuello de Martin.

-¿Acá?- el palmeo despacio el área escuchándola gruñir de nuevo.

-¡Martin!- ella se removió molesta. -Me duele-

-Perdón- volvió a murmurar divertido.

-¿Qué hora es?-

-Es muy temprano- Martin siguió acariciando el pelo de la chica un rato más, sintiendose en paz y tranquilidad, solo bastaron unos minutos para despejarse del todo y estar listo para levantarse, murmuró el nombre de la castaña y al notar que no le contestó, se movió despacio notando como sus ojos se habían vuelto a cerrar, su respiración era calmada y pausada nuevamente, claramente dormida de nuevo, todavía con el sedante en su interior.

Por lo que estuvo haciendo fiaca un poquito más y después se levantó decido, tenían un plan que llevar delante, había cosas importantes que hacer.

Isis se despertó horas después, bastante mareada a decir verdad pero se sentía muchísimo mejor que ayer, se estiró como pudo tratando de desperezarse y caminó despacio hasta el baño para asearse.
Entró con cautela, con el arma entre sus manos, todavía recordando todos los horrores que había vivido ahí, comprobó uno por uno todos los baños, asegurándose de que el jefe de seguridad no saliera de ninguno de ellos. Una vez que todo estuvo seguro abrió la canilla dejando que salga muy poquita agua, Gandia había logrado que el terror al agua volviera pero iba a superarlo de a poco, después de cepillar sus dientes, mojó sus manos y las paso por su cara refrescandose pero el ruido de la puerta la asustó por lo que rápido agarró su arma para apuntarle al que sea que estuviera por entrar.

-Tranquila soy yo- Denver levantó las manos en señal de inocencia.

-Perdón, pensé que era...- la castaña bajó el arma dejándola en el lavado, suspiró tratando de tranquilizar su asustada reparación.

-¿Cómo estás?- el chico se le acercó despacio.

-Estoy mejor que ayer- ella intentó reírse evitando su mirada preocupada pero las manos de Denver la agarraron del rostro para conectar sus miradas. -Denver- murmuró la chica al verse muy cerca de el.

SEMPITERNO |Palermo|Where stories live. Discover now