45- La noche de la merluza

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Martin abrió los ojos cuando sintió que algo se movía a su lado, observó que su novia seguía dormida y trató de hacer lo mismo solo que un sollozo de la castaña lo alarmó, estaba teniendo una pesadilla, así que la volvió a abrazar dejando caricias en su pelo. Esto pareció calmarla por unos minutos y cuando el argentino intentó volver a dormir nuevamente se vio interrumpido por la chica entre sus brazos que lo miraba con lágrimas en los ojos.

-¿Quien es Viena?- la chica se separó de el mirándolo enojada.

-¿Quien?-

-Viena... Soñé que me engañabas y salias con ella, le gustaba tocar el violín y se iban a vivir juntos a Argentina-

-¿Que te pasa?-

-Y tenían 2 hijos- ella se alejó de el mirándolo a la espera de una respuesta. -No es gracioso idiota- Isis le pegó en el pecho cuando Martin empezó a reírse.

-No conozco a ninguna Viena amor-

-¿Ni siquiera a alguien que toque el violín?-

-No corazón- Martin la atrajo nuevamente a su pecho para abrazarla de nuevo.

-¿Si quisieras estar con alguien más me lo dirías?-

-¿A qué se debe esa curiosidad?- Martin le dió un beso en la frente mientras seguía acurrucando a su novia. -No estaría con nadie que no seas vos amor-

-Pero puede pasar, que te guste alguien más- ella se quejó.

-Si llegará a pasar... Cosa que no va a pasar- aclaró con una sonrisa. -Te lo diría, así que quédate tranquila que no te voy a engañar con nadie-

-¿Pinky promise?- Isis levantó su meñique y Martin rodó los ojos de nuevo, pero no se negó a levantar su dedo y cerrar la promesa.

-Aparte estoy muy viejo para conseguirme a alguien mas- Isis se rió divertida. -Así que no te vas a liberar de mi- le susurró para empezar a besarla de nuevo, poco a poco subiendo encima del cuerpo de su novia.

Para Isis esa pesadilla había sido horrible, porque perdía al amor de su vida por otra persona, y eso claramente era porque ya no la amaba más y para ella no había peor sensación que esa.
Lo bueno de las cosas realmente jodidas es que solo te pueden pasar una vez, solo te matan una vez, solo pierdes una vez al amor de tu vida, solo te roban una vez el tesoro más grande que nadie a robado nunca pero que todas esas cosas solo pasan una vez, no hace que duelan menos...te sientes destrozado, vez las caras de aquellos a los que has fallado, es como si una bola de fuego te atravesará el pecho y ahí, cuando la angustia no te deja respirar...aparecen dos caminos: asumir tu derrota o luchar.
Y el profesor escogió luchar, aunque sabia que lo tenía todo perdido, que lo más probable es que solo estuviera prolongando el sufrimiento...el escogió luchar.

-Palermo, Lisboa línea privada- habló Sergio por el radio pero Martin no le prestó atención cuando metió sus manos bajo la remera de la chica, poco a poco la temperatura subiendo entre ellos dos. -Lisboa ¿Me recibes?- pero nadie hablaba. -Contesta Lisboa vamos-

-Aqui Lisboa- finalmente contestó la mujer, mientras la pareja estaba tan concentrada en las caricias y besos que se estaban dando. -Dime-

-Nos han robado el oro-

-¿¡QUE!?- Palermo gritó cuando escuchó a su amigo, finalmente prestando atención a la radio y no a los besos de la castaña.

-¿Cómo has dicho?- repitió Lisboa.

-Entraron haciendose pasar por policías cuando teníamos todo el oro cargado, nos ataron y se han llevaron todo- Martin rápido se levantó seguido de Isis, ambos se cambiaron dejando de lado todos los besos y caricias, listos para ir hacia donde estaba Lisboa.

SEMPITERNO |Palermo|Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz