50- Jack Dawson

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El líquido ácido y desagradable subió por la garganta de la castaña provocandole arcadas, su cuerpo se encontraba arrodillado en frente del inodoro mientras expulsaba el contenido de su estómago ahí.
Se sentía realmente mal y todo culpa de Matías.

Resulta que las caminatas que habían planeado Isis y Dani fueron una gran idea en un principio, Julia y Matías los acompañaban siempre y terminaban recorriendo lugares que no sabían que existían, incluso se metían en peligro, una tarde, terminaron husmeando en una base militar abandonada, dónde la policía los detuvo por ingresar en propiedad privada y a Sergio casi le da un ataque cuando recibió la llamada para ir a recogerlos.
Y fue idea de Matías que cada caminata que hicieran terminará con ellos comiendo en algún lugar distinto, de hecho, fue su idea ir a un carrito de comida hace 3 días, Julia le había dicho que no, que no tenía buena pinta pero el insistió y terminaron comiendo un pollo frito muy rico, tan rico que compraron comida extra para llevarle a los demás. Esa misma noche todos se juntaron en la casa de Dani y Mónica y compartieron una cena agradable pero todo empeoró cuando al día siguiente Julia se había sentido enferma del estómago, le siguió Dani con vomitos y fiebre, después cayó Isis y por último Matías.
Así que asi estaban, enfermos y demasiado débiles, sobretodo la castaña quien se apoyo contra la pared una vez que las náuseas la dejaron un rato tranquila, se sentía mareada y con muy poca fuerza así que espero unos minutos para finalmente levantarse, se lavó los dientes por sexta vez en el día y a pasos lentos caminó hasta el sofá donde la esperaba la manta que le había tejido la madre de Raquel.

-No me siento muy bien- murmuró mirando a Martin con ojos de cachorrito.

-Jodete por andar comiendo cualquier cosa- el murmuró mientras revolvía una sopa de verduras que el mismo había hecho para ella.

-Tu también comiste- Isis se cubrió con la manta suavecita y se acurrucó entre los almohadones del sillón.

-Pero a mi no me hizo nada- el probó la sopa haciendo una mueca de desagrado por lo desabrida que le había salido. De repente su teléfono empezó a sonar por lo que dejó la cuchara de madera y atendió. -Sergio ¿Que pasa?-

-¿Cómo está?-

-Igual que ayer- el argentino caminó hasta su novia para tocarle la frente con el dorso de su mano. -Sigue con fiebre-

-Paula está igual- respondió el hombre viendo a lo lejos a su hijastra. -Definitivamente es el pollo que compraron-

-¿Alguien más enfermo?-

-Por ahora solo ellos- el hombre se sacó las gafas y se masajeo la sien. -Aunque hoy ví a Julia y me dijo que se sentía mejor así que en unos días deberían mejorar-

-Seguimos con la dieta acá- Martin sirvió la sopa en un cuenco de cerámica blanco con corazoncitos negros, el cuenco de Isis.

-Avisame cualquier cosa Martin-

-Si, no te preocupes- el argentino cortó la llamada y agarró el cuenco para llevárselo a su novia. -Es la sopa más fea que vas a probar en tu vida pero te va a hacer bien- el le acarició la mejilla con ternura notando las mejillas rosas de su novia debido a la fiebre.

-¿Tengo que comer?- el argentino asintió con una sonrisa diabólica. -Pero no tengo hambre-

-Dale pendeja- el la escuchó refunfuñar y de mala gana agarró su cuenco y empezó a tomar la sopa de a sorbos, Martin agarró el control de la tele y empezó a cambiar los canales de forma rápida.

El día era el peor, habían pronosticado una fuerte tormenta y desde la mañana que se la había pasado lloviendo, no había nada más que hacer en la casa, solo mirar los canales de televisión y rogar por encontrar una buena película, el ruido de la cuchara contra la cerámica lo desconcentro cuando Isis dejó el cuenco en la mesita.

SEMPITERNO |Palermo|Where stories live. Discover now