Un gemido ronco salió de los labios rosas de Isis cuando Martin la apretó contra el mueble lleno de libros, bajó su cabeza dejando besos dispersos en todo su cuello.
-Me pone muchísimo verte con ese uniforme- la castaña gimio cuando Martin succionó la piel suave de su cuello, marcándola.
-A si?- Martin tironeo del pelo detrás de su nuca para mirarla, los ojos celestes estaban oscuros por la excitación y el deséo.
-Yes daddy- Martin negó con la cabeza y se rió en silencio para volver a besarla apretando su trasero de forma atrevida, si estuvieran completamente solos hubiera metido las manos bajo el vestido pero no, estaban en medio de un atraco...y con Sergio mirando por las cámaras.
-Calláte y andá con los demás- Isis se rió y le dió un último pico en los labios para bajar las escaleras y correr con los demás rehenes sin ser vista, demasiado tenían esas personas como para fijarse en la chica de aspecto adolescente.
-Te he visto antes?- una mujer murmuró bajito al ver a la chica.
-No lo creó- se rió nerviosa. -Es la primera vez que vengo aquí- la mujer de avanzada edad le sonrió a pesar de los nervios que tenía y la chía le devolvió la sonrisa en un intento de calmarla, debía ser de la limpieza o algo parecido debido al uniforme que tenía puesto.
-Me dicen Paquita- la mujer murmuró.
-A mi me dicen Pripiat...-
La mujer iba a comentar algo sobre el curioso apodo que ya había escuchado pero fue interrumpida por Denver y Helsinky quienes se encargaron de traer a todos a la biblioteca donde el argentino esperaba con el pulso algo acelerado por los recientes besos.
-Aquí estaréis seguros...- Martin se volteó desde el balcón de la biblioteca del banco de España, mirando así a los que serían sus rehenes en poco tiempo. -Entre literatos y poetas no hay nada que temer bien? Tranquilos levantar las manos, vamos así como en un atraco...- el levantó sus manos para demostrarles y vio como Isis, quien estaban entre la multitud de gente levantó las manos siendo la primera que lo hacía seguido de los demás.
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-Vamos! bien señoras y señores mi nombre es Palermo y tengo 2 noticias para daros una buena y otra mala, la mala es que el banco de España está sufriendo un ataque...- la gente soltó chillidos de miedo al ver su vida peligrar. -Y la buena...es que los atacantes somos nosotros muchachos- el argentino logró sacarse de a poco el uniforme militar seguido de Helsinky quien estaba a su lado.
Pripiat, sin que nadie sospechara nada saco una de las armas que le habían asignado y rápido apuntó a la gente que tenía a sus costados cuando escuchó a Palermo reír como un desquiciado villano de alguna película de miedo. La gente gritaba con miedo y corrieron hacia la salida en un intento de escapar del hombre de mono rojo y de la chica que poseía un arma. Pero no esperaban ser interceptados por Denver quien ya estaba vestido con su mono rojo y careta de Dalí.
