30- Game Over

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Todo puede joderse en una milésima de segundo...el momento en el que sientes la muerte en la nuca, sabes que nada podrá ser como antes y que tienes que sacar lo mejor de ti para sobrevivir.
Todos llevamos un francotirador apuntandonos al corazón pero el terror de verdad llega cuando esa bala no te da a ti y se lleva por delante a una persona que amas...
El profesor era quien más sentía ese terror en su pecho, se habían unido dos palabras que nunca deberían acercarse, amor y muerte...
Y eso lo cortocircuitó, mientras corría por el bosque pensaba una y otra vez
"han matado a la persona que amo"
pero Lisboa estaba ahí, no se había ido, porque los disparos de su supuesta ejecución habían entrado a la cabeza del profesor.
Nuestro cerebro se hundía cómo nunca lo había hecho y con ello, todos nosotros.
En la carpa Tamayo sentía lo mismo, teníamos la muerte en frente, la boca seca, el sabor a metal, el pecho encogido y el dolor en la sien.
Pero mientras no saliera el "Game over" todo seguía en pie...

-No puedo respirar- Isis murmuró bajito, con total desesperación, Martin había corrido detrás de ella para socorrerla seguido de Paquita quien actuó rápido.

-Traedme agua- Paquita gritó llamando la atención de Miguel quien fue el que más rápido actuó dejándole de su botella de agua mientras Martin se arrodillaba en frente de ella y le bajaba el mono hasta la cintura.

-Mírame bebé.... Isis mírame por favor- en ese momento a Martin le importó poco y nada usar su nombre verdadero, solo quería calmar a la castaña por lo que le agarró las mejillas, dejando caricias suaves. -Respira conmigo-

Isis finalmente lo miró, aunque las lágrimas en sus ojos no lo dejarán ver claramente, intentó seguir la respiración de Martin como ya muchas veces habían hecho, cuando ella tenía estos ataques.

-Muy bien cariño- Paquita habló dándole ánimos mientras le acariciaba el pelo, todo esto bajo la mirada atenta de rehenes asustados... pero sobre todo ante la atenta mirada de Gandia.

-Tomá- Martin le pasó la botella que tenía Miguel para darle pequeños sorbos, sintiendo finalmente como poco a poquito se iba calmando, las manos todavía le temblaban mucho pero por lo menos había conseguido normalizar su respiración.

-Nai...¿dónde está?- Pripiat murmuró bajito.

Martin le devolvió la botella al chico con una mirada de agradecimiento, rápido levantó a la castaña en sus brazos. -Muchas gracias, pueden volver a sus lugares- los dos rehenes asintieron sin objeción. Martin caminó hacia la escalera con la chica en sus brazos, quien se acurrucó en su cuello. -Matias quédate con los rehenes-

Finalmente subió las escaleras y caminó por los pasillos escuchando a lo lejos al resto de la banda.

-¡Nairobi aguanta!- el grito de Tokio alertó a Pripiat.

Martin se desvío y fue directamente a la despacho donde tenían el radio, recostando a la chica en el sillón más cercano.

-Quiero ir a verla Martin- ella lloró.

-No- el argentino se alejó solo un poquito para volver con una pastilla y una botella de agua. -Tomate ésto-

-¿Que es?- ella agarró las cosas mirándolo con curiosidad.

-Es un calmante- el le limpio las lágrimas con el pulgas para después sonreírle. -Yo voy a ir a verla ¿Está bien? Quiero que te quedes acá-

-Pero...- ella iba a objetar pero los labios de Martin se lo impidieron, dándole un beso cortito.

-No quiero que te pongas mal de nuevo, cualquier cosa que pase te voy a decir ¿Si?-

-Quiero verla...por favor- el argentino suspiró sabiendo que no podía hacer nada para detenerla.

SEMPITERNO |Palermo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora