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-Buenos días mi vida- fue lo primero que escuchó Martin a penas despertó, siendo observado por dos pares de ojos, uno azul claro y otro azul más oscuro.
-Buenos días Isis- murmuró con la voz ronca mientras resfregaba sus ojos tratando de desvelarse. -Buenos días mini Isis- finalmente agarró a la bebé recostandola en su pecho, quien no paraba de mirarlo como usualmente hacía todas las mañanas. -¿Hace mucho están despiertas?-
-Tu hija se despertó muy temprano hoy así que hicimos el desayuno, alimenté a Mali y la muy graciosa se volvió a dormir- habló mientras hacía cosquillas a su pequeña hija quien reía divertida. -Y como se volvió a dormir volvimos a la cama con papi para dormir con el ¿No es así Mali?-
La bebé asintió acurrucandose nuevamente en el pecho de su padre. -Me parece que Mali y papá se van a volver a dormir- murmuró él argentino abrazando a su hija.
-Ni se te ocurra Martin- Isis lo regañó notando como padre e hija es acomodaban mejor en la cama. -Hice el desayuno, se va a enfriar-
-5 minutos mas- el atrajo a su novia quien se acostó con una sonrisa acariciando el pelo de su bebé que estaba mucho más largo, tanto que Isis amaba hacerle peinados y a Mali parecía gustarle ya que siempre lucía todo con una sonrisa.
El teléfono de la castaña sonó despertando nuevamente a Mali quien parecía muy cómoda estando en la cama de sus padres, tener la imagen de su bebé con chupete y el pelo todo revuelto le parecía demasiado tierno mientras estaba recostada cómodamente en el pecho de su padre quien estaba apoyando su barbilla sobre la cabeza de la bebé, todo estaba en total paz y tenía enamorada a Isis quien los observaba enternecida así que rápido les tomó una foto como de costumbre, desde que Mali había nacido su teléfono estaba lleno de fotos de ella pero sobretodo de fotos de Martin con la bebé, le era inevitable para Isis no sacarle fotos a novio.
La vida de la pareja iba muy bien, a pesar del evento desafortunado, Isis había quedado tan asustada que se negaba a salir sóla pero hacía todo lo posible para volver a recuperar la confianza. El comandante Steve McGarret volvió unos días después a la casa de la pequeña familia junto al detective Danny Williams, ambos traían buenas noticias, primero habían detenido al ladrón y obviamente recuperaron el bolso de la castaña con todas sus pertenencias mientras que Danny, el rubio, había traído para Mali un peluche de su hija pequeña que ya no usaba. Para Isis fue un gesto hermoso del cual Martin se puso celoso obviamente. Habían sido 4 meses de conocer a la pequeña personita que tenían entre ellos, las sonrisas de Malaika, sus mañas, sus gustos y gestos, como movía la cabeza cuando negaba o asentía, Malaika era un mundo nuevo que tanto isis como Martin amaban descubrir.
-Bueno hora de levantarse- Martin dejó a la bebé en medio y tiró algunas mantas sobre ella cubriendola por completo, acción que hizo reír a Mali que buscaba de forma rápida librarse de las mantas encima suyo. -Hay un asado que hacer-
