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-Tiene mis ojos- murmuró Martin sentado en el piso con la bebé apoyada en sus piernas mientras movía sus pequeños brazos.
Habían pasado algunos días desde que Martin había vuelto a su casa y no todo era perfecto como en las películas pero el estaba intentando hacer lo mejor, y si bien la idea de una hija no lo convencía del todo y seguía sin ser algo de lo que a él le agradara, Martin hacía su mejor esfuerzo, el mundo de padres primerizos era un caos totalmente incierto, porque nadie los había preparado para lo que era esto pero Isis ponía todo su esfuerzo en ser la mejor mamá para su bebé y Martin, aunque le costará más, también hacía de todo para Mali, habían cosas que el realmente disfrutaba, como cuándo la bebé lloraba y nadie podía calmarla ni Isis, ni Dani, ni mucho menos Sergio, solo bastaba que el argentino la tuviera en sus brazos para que Mali instantáneamente dejara de llorar, eso lo volvía loco y aumentaba un poco su ego.
-Si, aunque ese color no es el definitivo- murmuró la castaña sacándolo de sus pensamientos.
-¿Porque?-
-Los bebés no tienen mucha melanina por eso nacen con ojos claros- le explicó. -El color se define probablemente a los 6 meses o quizás mas-
-¿Desde cuándo sabes tantas cosas vos?- Martin se quejó, de repente era todo un ignorante cuando en el pasado era el, el que siempre le enseñaba cosas a ella.
-Estuve leyendo mucho estos últimos 9 meses- ella se rió dejando los pinceles y pinturas a un lado, había decidido pintarle flores a la pared de la habitación de Mali así que eso había hecho todo el día y los otros dos integrantes de la casa la siguieron también por lo que ahí se encontraban los 3.
Martin se quedó en silencio con la mirada perdida, otra vez la culpa le entraba al cuerpo. -Perdoname por haber sido un pelotudo-
Isis lo miró con el seño fruncido y se acercó a el. -Ya pasó amor, puede que no empezará todo bien pero estamos mejor ahora- se agachó para acariciar la mano de su hija. -Estas tratando de cambiar y valoro mucho eso... Mali también lo valora mucho-
Martin simplemente la besó totalmente agradecido de tener a una mujer comprensiva como lo era Isis, por más que el se mandará cagada tras cagada, ella jamás le reprochaba absolutamente nada. El estaba totalmente seguro de que otra persona ya lo hubiera abandonado, sin siquiera perdonarlo pero Isis no era así. El argentino tomó de la nuca a la castaña para profundizar el beso, un beso que hace mucho no compartían pero el llanto de Malaika los interrumpió.
-Ella es completamente una nena de papá- el empezó a reírse al escuchar las quejas de su novia.
-No es verdad-
-Si-
-No- la volvió a contradecir en una pequeña pelea tonta.
-Si lo es, desde que volviste se ha olvidado de mi- Isis agarró a su hija y la paseó por la habitación tratando de calmar su llanto.
