LA PALABRA MALDITA

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Buenas florecillas, ya vi que os encantó la aparición de la mami de reinas jejejeje, no será la única vez que aparezca esta joya de mujer hahahahaha
He recibido muchos comentarios respecto a un pov sobre Alexandre, os prometo que lo haré más adelante pero será en plan sorpresa y solo saldrá en mis redes sociales... así que estad pendientes!

Una silencio abismal se creó durante unos segundos

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Una silencio abismal se creó durante unos segundos. ¿Creerá que soy lesbiana a pesar de haberse reído?, ¿Qué estará pensando de la familia que tengo? Probablemente en la suya todos son perfectos, y ahora que me lo preguntaba, ¿Tenía Alexandre familia? Recordaba que no tenía padre, había oído que precisamente por la muerte temprana de su progenitor heredó el trono con bastante antelación, pero no sabía nada más de él.

—Venga, suéltalo —dije como si supiera que él deseaba preguntar algo y se estaba callando, aunque lo mismo se mantenía en silencio porque aún tenía que procesar la clase de familia que tenía su nueva esposa.

«O no tan nueva según se mire»

—Está bien —dijo mientras apartaba la vista de un dossier que llevaba en la mano y que parecía poco interesante—. ¿Por qué no has llevado a ningún chico a casa? No suele ser normal en alguien de tu edad, aunque debo reconocer que nos beneficia y apoya nuestra historia.

—No tiene mucho misterio, básicamente no he conocido a nadie que mereciera la pena presentar a mi familia —dije encogiéndome de hombros y volviendo la vista a la ventanilla.

¡Estaba en Bélgica!, ¡Hasta ahora no había sido consciente de que estaba en un lugar que nunca había visitado!

¿Podría hacer turismo? En ese momento maldije cien veces no haber traído mi cámara, pero realmente pensaba que en un par de días estaría de vuelta en casa.

—¿Nadie?, ¿En cinco años? —insistió como si no me creyera.

—Si vas a empezar tu también la cantinela de que soy lesbiana, estaría encantadisima de demostrarte lo contrario —bufé y acaparé su atención plenamente—. Bueno, lo haría si no estuviéramos realmente casados, ya que en este caso no puedo decirte que te vayas a tu casa por la mañana —sonreí y le vi fruncir el ceño como si no entendiera nada—. No te ofendas, pero no eres el tipo de hombre que elegiría para atarme toda la vida...

En ese momento le vi aún más confundido y al final estalló en risas como si creyera que se trataba de una broma, aunque no lo fuera.

—Es muy posiblemente que seas la primera mujer en mi vida que huiría de un matrimonio conmigo y la única que ha conseguido que me case —agregó como si le pareciera realmente absurda la situación, ¿Acaso no lo era?

—Eso es porque soy única en mi especie, ¿No lo sabías? Fíjate que suerte la tuya que encima te saldré gratis y sin intereses —solté cruzándome de brazos y provoqué que él continuara sus risas.

De Plebeya a Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora