CONFESIONES

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—¿Qué tal estás Adriana? De maravilla

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—¿Qué tal estás Adriana? De maravilla. Yo también me alegro de verte —comencé a fingir tener una conversación con ella mientras me levantaba de la cama y ella se quedaba cruzada de brazos esperando una respuesta.

—No me cambies de tema Adri. ¡Cinco años!, ¡Has tenido cinco años para decirme que estabas casada con el primo de Bohdan y me tengo que enterar por un anuncio de prensa! —gritó realmente enfadada—. ¿Hasta cuando pensabas ocultármelo?

Suspiré.

—Si hubiera sido por mi, toda la vida —dije sonriente solo para enfadarla más, después de todo me encantaba hacerla explotar y no tendría otra oportunidad.

—¡Jovencita no permito que me hables así! —exclamó.

—Hay que ver lo estirada te has vuelto desde que eres "reina" —hice hincapié bailoteando con la palabra de forma cursi entre mis labios.

—Vuelve a decir eso y filtraré a la prensa que te hacías pis en la cama hasta los quince años —soltó con una sonrisa malvada.

¡Será cretina!, ¡Y mentirosa!

—No serías capaz... —alcé el mentón estudiándola.

—No colmes mi paciencia y verás lo capaz que soy —bufó esta vez con una sonrisa de superioridad—. Ahora desembucha

Se acabó la diversión.

—Muy bien, supongo que a ti puedo contarte la verdad —dije acercándome a ella—. Alexandre y yo estamos realmente casados, pero no supe que el matrimonio era legal hasta ayer, durante todo este tiempo pensé que solo fue un juego, una broma que no tuvo trascendencia alguna.

La cara de Celeste era un poema, pasaba del asombro a la incredulidad por momentos.

—Te estás quedando conmigo, ¿no? —exclamó en cuanto guardé silencio.

—¿Cómo diantres voy a esconder durante cinco años que soy la reina de Bélgica y hacer mi vida tan pancha en Madrid?, ¿De verdad crees que me voy a casar a los diecisiete años con un rey así como así sin que nadie se entere y ocultarlo todo este tiempo? Un poco difícil de tapar, ¿no? Y más teniendo en cuenta la cantidad de prensa que tuve sobre mi al principio de tu matrimonio, si de verdad Alexandre y yo hubiéramos estado juntos, existirían fotos —dije mientras iba dando pruebas de que decía la verdad según se me venían a la mente.

Celeste desencajó la mandíbula y parecía que le hubiera dado un filichi o algo similar porque no reaccionaba.

—¡La madre que me parió! —soltó finalmente mientras llevándose una mano a la cabeza como si estuviera estresada—. ¿Entonces no te acostaste con él cuando tenías diecisiete años?

Fruncí el ceño.

—¿Te digo que me caso con un rey sin pretenderlo y solo te preocupa que me hubiera acostado con él? —exclamé—. Pues mira no, no me acosté con él, pero ganas no me faltaban.

En ese momento Celeste comenzó a reír como posesa y yo creí que estaba loca.

¿Y de que se ríe esta ahora?

—Anda, comparte el chiste, porque te aseguro que toda esta historia no me hace ni pizca de gracia —dije mirándola mientras yo estaba más seria que un empleado de la funeraria.

—Por lo menos no te despertaste desnuda en la misma cama y sin recordar nada de lo sucedido.

La miré boquiabierta.

—¡No jodas!, ¿Te casaste con Bohdan borracha? —exclamé atónita.

—Si se lo cuentas a alguien te dejaré mellada—dijo tratando de parecer seria y comencé a reír al mismo tiempo que ella lo hacía.

—Estamos apañadas. Tú te casas estando borracha y yo siendo menor de edad —suspiré—. Menudo cuadro.

—¡Ah! Pero yo tuve mi gran boda... —suspiró.

—Mejor no me la recuerdes, por culpa de esa boda terminé casándome sin querer.

Sentí como Celeste me daba un pequeño golpe en el brazo.

—¡Vamos!, ¡No será para tanto, Alexandre es un partidazo y no me negarás que es bien guapo!

Esta se ha empeñado en amargarme la existencia. ¿Por qué me tiene que recordar lo bueno que está?

—Eso da igual, tenemos un acuerdo y en cinco meses me largaré de aquí —admití decidida.

Ella guardó silencio un rato y después pareció analizar la información que acababa de darle.

—Si vais a anunciar hoy mismo a la prensa que estáis oficialmente casados, es más, ahora mismo la noticia está girando en todo el mundo, ¿Cómo pretendes irte en cinco meses?

—Eso que te lo cuente Alexandre, yo solo sé que no estaré aquí ni un día más del estipulado —solté ofuscada.

Celeste parecía preocupada, de hecho se acercó más a mi como si tratara de estudiar mi actitud.

—Eso pensaba yo cuando me casé con Bohdan y llevo cinco años en Liechtenstein —comentó con una leve sonrisa.

¿Cómo decirle que yo no era ella?, ¿Qué a mi ese rollo del amor, el romanticismo y perder la cabeza por alguien no era mi estilo? Tal vez ella y Bohdan se enamorasen o lo que fuera que sucediera para que estuvieran juntos, pero yo me negaba rotundamente a tener la vida que ella tenía.

—Normal. Tu marido tiene la fortuna más elevada de todas las monarquías de Europa, así cualquiera se enamora... —dije sin pensar y me llevé un empujón que me hizo trastabillar hasta caer en la cama—. ¡Vale, vale!, ¡También está bueno! —dije riéndome.

—¡Adriana Abrantes Varela!, ¡Todavía te dejo sin dientes! —chilló tratando de ser seria.

—Joder hermanita... te estás convirtiendo en la versión de mamá refinada.

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Adri, Adri, Adri, ¿Repetirás la historia de tu hermana?, ¿O tú serás diferente?






Adri, Adri, Adri, ¿Repetirás la historia de tu hermana?, ¿O tú serás diferente?

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De Plebeya a Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora