CRUELDAD

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Buenas flores! Os actualizo pronto que luego me dan las mil de la noche, termino agotada y ni tiempo a pasarme por aquí puedo :P
¡Que disfrutéis del capítulo! Ya me contaréis que tal hahahaha

Pd: Os debo cien mil puntos de vista de Alexandre (soy consciente) pero voy a estar subiéndolos a mi insta para dejarlos fijos allí en los próximos días (e incluso unos cuantos los pondré cuando termine de escribir el libro :P que así me activo por las redes)
¡Por allí sus espero flores!

Pd: Os debo cien mil puntos de vista de Alexandre (soy consciente) pero voy a estar subiéndolos a mi insta para dejarlos fijos allí en los próximos días (e incluso unos cuantos los pondré cuando termine de escribir el libro :P que así me activo po...

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Los calmantes comenzaron a hacer efecto casi a la hora, al mismo tiempo que llegó la enfermera enviada por el médico y obligué o más bien le pedí a Alexandre que obligase a mis padres regresar a su habitación para dormir asegurándoles que estaría bien cuidada.

No me hacía ni pizca de gracia continuar con aquellas mentiras, decir que todo aquello era una amenaza de aborto y que se sintieran preocupados sin razón. Ni siquiera sabíamos realmente lo que ocurría, aún tenía la esperanza de que solo fuese una intoxicación alimenticia aunque el doctor asegurase que los calambres que presentaban no eran concordantes con ese diagnóstico.

La última vez que mantuve los ojos abiertos comprobé que Alexandre estaba sentado en una butaca cerca de la cama, le indiqué medio dormida que fuera a descansar, si lo hizo o no, es algo que desconocería porque un sueño atroz me inundó por completo mientras sentía que me desvanecía en una tranquilidad tentadora.

Oía voces lejanas. Susurros. Alguien que hablaba irritado. Silencio. Una puerta cerrarse. Tintineo de copas de cristal chocando entre si. Ruido metálico. Pasos.

Abrí los ojos y agradecí la luz tenue que había en la habitación. Podía notar el peso de la colcha que cubría la cama a pesar de hacer calor, pero no me sobraba, lo cierto es que estaba increíblemente cómoda y acogedora con aquel peso sobre mi.

Mis ojos se fueron adaptando a cada detalle de la estancia. Vi entonces a Alexandre. Vestía solo un pantalón y camisa, ¿Dónde estaba el resto de su traje? Hablaba con una mujer joven vestida con pantalón y camisa larga blanca.

Enfermera. Era enfermera. Y entonces recordé la razón de porqué estaba en aquella cama, porque no me había movido y porque sentía mi estómago realmente vacío.

Había vomitado hasta mi alma

Al menos los calambres se habían ido. ¡Bendito fuera el calmante ese que me dio el médico!

Traté de incorporarme y me quejé por no poder hacerlo.

—¿Qué tal te encuentras preciosa? —La voz de Alexandre se oía realmente espléndida, era como terciopelo acariciando mis oídos.

—Como un despojo —admití con la voz rota pero añadí una sonrisa—. Y con más hambre que un camello famélico, pero estoy mejor.

—Me alegro —admitió mientras se quedaba observándome de cerca y aquello me incomodó.

De Plebeya a Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora