Prólogo

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¿Pasado, presente o futuro?

La luz entraba por un pequeño espacio que había entre los bloques, lo que me decía que ya era de día
, Así que tendría 12 horas enteras para tratar de escapar, ser golpeada brutalmente, interrogada hasta el cansancio y después torturada.

Miro hacia la puerta y después veo mis pies, llenos de suciedad, lo que me llena el cuerpo de ira, la cual contento porque nadie tiene el derecho de provocar emociones que dañen mi buena vibra, porque me podrán hacer lo que sea, pero si no dejo que me afecte, no me destruirá.

La puerta se abre y cierro mis ojos ligeramente cuando veo entrar aquel hombre de ojos oscuros, ojos que me han observado divertidos mientras me tortura y trata que le diga todo lo que sé. Ojos que ahora me miran con ira, con odio.

Ojos que yo miraba prácticamente todo los días antes de llegar a este lugar, amarrada y durmiendo sobre agua podrida, que ya había infectado una de las heridas en mi pie. Pero la ignoraba. Eso no me iba a matar, nada podía porque todavía no era mi hora.

Necesitaba venganza y que Dios me perdone, pero lo necesito.

- ¿Estás lista para hablar? - me pregunta con ese acento Italiano que escuché tantas veces.

- Sei pronto pero andare all'inferno ? - le pregunto en su idioma natal y él se ríe, para después hacerse a un lado y dejar entrar a tres hombres, todos ellos vestidos de negros y con capuchas.

"¿Estás listo para irte a la mierda?"

- Terminarás hablando, querida y estaré para escucharte.- me dice y yo niego con la cabeza mientras veo como ellos conectan aparatos.

Electricidad.

Me van a electrocutar, más no tiemblo, porque eso no me causa temor, no me causa nada, de todas formas lo van a hacer, por lo que simplemente observo y espero a que ellos se acerquen a mí.

- ¿Por qué no me sueltan? - pregunto con mi tono más dulce y ellos se ríen, ignorándolo por completo, así que sonrío feliz y muevo mis ataduras ligeramente, sin que ellos se den cuenta de lo que estoy haciendo.

- ¿Por qué haríamos eso? - pregunta uno de ellos mientras mueve una toalla mojada. Observo el italiano y pienso bien en lo que haré, porque no dejaré de luchar, así me tengan un año aquí, así me quede toda una vida aquí, nunca dejare de luchar.

- ¿Por qué soy muy  bonita? - pregunto y les sonrío coquetamente. Ellos niegan con la cabeza y se acercan a mí.

Son cuatro hombres y yo puedo con ellos, solo tengo que ser lo suficientemente inteligente, rápida y fuerte para al menos salir de esta habitación e ir a un baño normal, porque estoy segura que no podré salir de aquí, al menos no por mi cuenta, porque estaba en una propiedad alejada de la sociedad, con cientos de hombres patrullando día y noche, esperando que un ser desconocido entre en la propiedad para poner en prueba sus armas, para usar su instinto asesino que les han implantado desde hace años.

El primero se acerca con la toalla y yo espero un segundo antes de terminar de soltarme de mis ataduras y agarrar la toalla de sus manos.

Como siempre, ninguno espera mis movimientos,  lo que me facilita  envolver el cuello del primero con ella. Él trata de soltarse, pero yo pateo al segundo y le quiebro el cuello a este, llevándolo al suelo y arremetiendo contra uno de ellos, agarrando un cuchillo que tenía en su cintura el segundo y clavándosela al tercero en pleno corazón antes de patear al segundo contra el suelo y clavarle el cuchillo en el ojo.

Todo pasa en segundos que me parece un borrón, pero cometí un error y fue esperar no asegurar al italiano, que en este preciso momento me apunta con un arma, a la cual le sonrió y abro los brazos, mostrando lo que acabo de hacer con orgullo.

- No parare, seguiré asesinando a tus hombres.- le aseguro y él sonríe.- Estás teniendo demasiadas bajas, déjame ir y a haré borrón y cuenta nueva. Te conviene.-

-Hablaras, así te tenga en encerrada toda una vida, hablaras.- niego con la cabeza y doy un paso al frente, presionando mi frente contra su arma.

- No lo haré, así que es mejor que me mates.- le digo y colocó mi mano detrás de mí, esperando el momento indicado, esperándolos a ellos, a los que controlan con cuerdas invisibles a estos tipos, a los que de verdad mandan, porque este solo es un mensajero, un mensajero muy importante que puede ser mi boleto de salida

-Eres importante, princesa. No puedo hacerlo.- baja el arma y en ese momento aparece el hombre que acabó con mi vida con solo saber mi existencia, que me sentenció a un infierno en el momento que sus ojos se posaron sobre mí. El padre de mi verdugo, el hombre que me apunta con un arma.

Es la oportunidad perfecta, así que sacó el cuchillo que llevo escondido detrás de mí y lo clavo en el pecho de mi estúpido verdugo.

Todo pasa en un segundo, pero puedo escuchar los gritos y después me lanzan contra el piso, dónde suelto una carcajada mientras veo mis manos llenas de sangre. Vuelvo a reír y lo veo a él, agarrar a su hijo mientras siento un golpe en mi estómago, más no paro de reír.

- ¡É morto, é morto, é morto!.- canto y siento otro golpe en el estómago mientras todos sacan al tipo, que me ha torturado desde que estoy aquí, que me ha dado la salida que necesito el día de hoy, y del que no me arrepiento de haber asesinado, porque se lo merecía..-

"Murió, Murió, Murió!

-Eres una perra.- gruñe mi
Atacante cuando me da otro golpe en el estómago, al cual le quitó fuerza cuando en un movimiento enrollo mis piernas en su cuerpo y lo mando al suelo. No le doy tiempo se levantarse, porque agarró el cuchillo que quedó en suelo y se lo clavo en varias partes de cuerpo, partes que lo dejarán sin poder moverse, pero vivo y así es como lo necesito.

Ellos deben ver su error.

Nadie se mete conmigo.

- Diles, que conmigo nadie se mete.- clavo el cuchillo en el hombro y veo como las lágrimas de dolor caen por sus mejillas mientras le meto el trapo mojado en la boca. Pero el la escupe, más no grita porque sabe que nadie lo escucharla.

Veo hacia la puerta y confirmo que nadie está ahí antes de levantarme y agarrar todos los cuchillos.

Tengo que llegar lo más lejos que pueda, tengo que intentar salir mientras todos lloran su muerte, mientras me odian en silencio y se imaginan las mil maneras en las que me asesinaran, más no podrán, porque no tienen ese poder.

- Dile a Stone que este es el primer round.- me giro hacia el hombre herido y le doy una pequeña sonrisa.- y a todos los Benadetti que se preparen.

- Te matarán.- me afirma y yo me encojo de hombros, señalándolo.

- Soy una Guerrero. - les digo y él niega con la cabeza.

-Tu apellido no te salvará de la muerte.

-Cariño, nadie te salva de ella.- le sonrío y camino hacia la puerta.

-Él te matará.- me dice y yo me detengo en la puerta mientras veo como su mano se mueve sobre su cuerpo, presionan ese botón invisible que hará que dentro de poco esto se llene de hombres malos que buscan retenerme.

-Yo lo mataré primero.- le afirmo.

-Lo amas.- y yo niego con la cabeza.

-Sí, pero me amo más a mi.- y me voy, dispuesta a todo por salir de este lugar.

Porque soy una Guerrero

Porque yo no pierdo.

Porque yo soy la fuerza.

Porque yo soy la guerra.

Y porque eso nadie se lo espera.

Sonrío y con eso engaño el mundo, colocándome la máscara que hace a todos dudar.

Nadie sabe quién soy, excepto yo.

Y soy una Guerrero, pero soy mucho más que mi apellido.

Soy Beetzi.

Divina Obsesión (+18) CompletaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora