Capítulo 37 |

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Buenas noches  a todo el mundo. Sí, por fin estoy superando el miedo a subir esta novela. IDK mi trastorno obsesivo compulsivo me juega malas pasadas y no está guay eso de que se me vuelque sobre mi pasión que es escribir. PERO ESTOY APRENDIENDO A LIDIAR CON ELLO.

Gracias a todos por esperarme tanto tiempo, siempre y sin reclamos, sois los mejores lectores que podría haber tenido jamás.

Besitos de chocolate, 


LeenCandy

*****

Situado en el corazón de Beverly Hills y alhajado por las marcas con mayor renombre a lo largo y ancho del globo terráqueo, el hotel The Maybourne era el cobijo de la clase alta y el turismo de lujo contra el habitual ajetreo de la metrópolis. Los transeúntes quedaban embelesados ante el encanto natural de aquel palacio que se izaba sobre el pavimento de Canon Drive y el inmenso vergel que precedía su principal atractivo: la terraza.

Bajo el cielo azul y resguardada por sombrillas de un blanco refulgente, la terraza del hotel era el hábitat por excelencia de huéspedes y visitantes ocasionales y un punto de referencia para aquellos que disfrutaban del buen comer. No obstante, no eran los manjares que se servían desde el amanecer hasta la puesta del Sol lo que la hacía tan especial, sino sus vistas que alejaban el panorama urbanita y acercaban el campo californiano a la ciudad.

Contemplé maravillada cómo el servicio atendía sin perder la compostura las exigencias de sus comensales y me pregunté si mi presencia allí les pasaría inadvertida, si me verían como una más del rebaño de la élite o si, por lo contrario, les resultaría tan extraña y esclarecedora como lo era para mí. Llevaba toda la comida tratando de disimular lo incómoda que me sentía, tirando de la falda del vestido de diseñador que Elliot compró para mí especialmente para la comida con su padre y aplanando las arrugas que deformaban su tejido al dejar de contener la respiración. Sin embargo, cuanto más tiempo pasaba más difícil me era seguir con aquella farsa y más se evidenciaba la realidad que tanto Elliot como yo intentábamos camuflar: no pertenecía a ese lugar y nunca lo haría.

—¿Has ido alguna vez a un baile de máscaras?

Negué de forma escueta.

Allen liberó una suave risa, musical y con un matiz burlón, y me temí que se había percatado de que, por un momento, lo había vuelto a confundir con Jayden, su hermano gemelo mayor por apenas unos minutos de diferencia. Y no era para menos, pues así difirieran en todo lo demás, físicamente eran dos gotas de agua.

—Es el juego preferido de la élite desde hace siglos, un paripé al que estamos tan acostumbrados que se nos olvida sacarnos la careta al terminar —me aclaró, con los ojos todavía fijos en el interior de su copa. Luego se la llevó a los labios y se bebió su contenido—. Aunque supongo que Elliot ya te ha puesto al tanto de eso, ¿verdad?

—Creo que no te sigo.

Allen posó su mirada en mí y, de un momento a otro, me vi a punto de ser diseccionada por ese par de ojos afilados cual bisturí en manos de un cirujano.

—Por mucho que te esfuerces no eres la chica modélica que pretendes aparentar. Y no me malentiendas —añadió mientras alzaba el brazo y pedía que le rellenaran la copa—, comprendo el porqué lo haces. Una chica como tú no tiene cabida en esta familia, porque no se pretende ni se espera que las mujeres seáis algo más que un complemento de nosotros, los hombres. Por suerte, mi sobrino siempre ha estado lejos de cumplir con el arquetipo Hayes, brindo por ello.

El camarero se aproximó y le sirvió otra copa de vino tinto. Allen dio un par de sorbos antes de continuar.

—Así que, por favor, sácate la máscara cuando estés conmigo. Me interesa conocer a la mujer que ha enamorado a mi sobrino, no a la versión de ti misma que intentas vender para ganarte la aprobación de mi hermano.

El irresistible juego de Midnightemptation (BORRADOR)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora