Capítulo 4

7.7K 745 498
                                    

¿Alguna vez os habíais preguntado por qué existían asignaturas con nombres tan condenadamente largos? Por ejemplo, Perspectiva Histórica del Mundo Contemporáneo en Periodismo, ¿por qué un nombre así de extenso? ¿Para que los efectos soporíferos hi...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¿Alguna vez os habíais preguntado por qué existían asignaturas con nombres tan condenadamente largos? Por ejemplo, Perspectiva Histórica del Mundo Contemporáneo en Periodismo, ¿por qué un nombre así de extenso? ¿Para que los efectos soporíferos hicieran efecto antes?

Además, ¿a quién se le ocurría poner clases de cuatro horas un miércoles al mediodía? El miércoles era el día previo al jueves, y este estaba demasiado cerca del viernes y, por tanto, también del fin de semana... ¡Qué poca vergüenza!

Asentí un par de veces con cara de concentración cuando el profesor dirigió su mirada hacia mí. Hacerlo cada un par de minutos era la clave para que no creyera que estabas tan distraído como lo estabas en realidad. Para que luego digan que uno no aprende cosas útiles en clase, pensé.

Mi madre solía decirme que no me quejara, que no había para tanto. Que la universidad era fácil e, incluso, divertida. Claro mamá, tan divertido como subirse a una montaña rusa cuesta abajo y sin frenos, con uno de los vagones en llamas y un individuo con anomalías espongiformes en el cerebro como conductor.

Observé el portátil sobre la mesa, suponía una gran tentación en aquellos duros momentos de aburrimiento. Siempre lo llevaba a esa clase porque el profesor que la impartía hablaba tan rápido que nunca alcazaba a escribir a mano todo lo que decía antes de que se me olvidara.

Llevé las manos al teclado y entré en Internet. Un segundo después mi subconsciente me había llevado hasta el Foro de Estudiantes.

El dosel translúcido que colgaba del techo caía alrededor de la enorme cama en la que la había postrado y tapaba parte de su cuerpo, pero no lo suficiente. La sábana rozaba sus nalgas desnudas y enrojecidas por los azotes, calmaban su picor y entibiaban el calor que desprendía su entrepierna.

No sabía cuántas veces había releído ese párrafo a lo largo de la semana, pero era probable que las suficientes para catalogarla como mi nueva obsesión. Desde que se colgó el último relato el pasado jueves, la facultad estaba más agitada de lo habitual. Eran muchos los que, después de tantos meses, se preguntaban quién se escondía tras Midnightemptation. Yo también lo hacía.

Abrí la aplicación de Whatsapp en el ordenador y mandé un mensaje al grupo de Las Pussychat para confirmar que nos veríamos a la hora del almuerzo. Su respuesta no tardó en llegar.

—Deben avanzar en la lectura del manual reglamentario para la próxima clase. Trataremos los capítulos dos, cuatro y cinco —nos advirtió el tutor dando por terminada la clase.

Cogí la mochila del suelo y metí el portátil junto a algunos libros dentro de ella con rapidez. Salí del aula con tantas cosas en la cabeza que ni siquiera me di cuenta del momento en que perdí los pasillos de la facultad de vista y ante mí apareció el vivaz color verde del césped que abundaba en el campus.

Me hice un hueco entre el barullo de gente que pasaba de un lado a otro sin detenerse ni preocuparse por los golpes que propiciaban a los demás. Aunque me introduje en él con cuidado, terminé como esperaba; Recibiendo pisotones, empujones y comentarios malhumorados por parte de la multitud.

El irresistible juego de Midnightemptation (BORRADOR)Where stories live. Discover now