Capítulo 13

5.3K 666 358
                                    

Salí de la habitación como alma que lleva el diablo, tan rápido que incluso me costó no tropezarme al bajar las escaleras que daban a la planta baja

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Salí de la habitación como alma que lleva el diablo, tan rápido que incluso me costó no tropezarme al bajar las escaleras que daban a la planta baja. Por suerte, ni los estudiantes que se arremolinaban a lo largo del corredero ni aquellos curiosos que subían las gradas después de haber oído mis gritos repararon en mi presencia, así que pude escapar sin problemas.

Descendí los escalones de tres en tres hasta pisar suelo firme y, acto seguido, me escabullí entre el bullicio social a empujones. Recorrí el salón principal con un vendaval de emociones contrapuestas surcándome de arriba abajo. La agitación apenas me permitía respirar sin jadear, pero la satisfacción y emoción que sentía al haber realizado mi maldad era mayor. No podía reprimir esa sonrisa que amenazaba con dibujarse en mi rostro.

Divisé la cabellera de fuego de mi amiga a unos cuantos metros de distancia de la salida y me dirigí hacia ella de inmediato. Parecía estar buscándome, pues sus ojos no tardaron en encontrarse con los míos.

—¿Dónde estabas? ¡Cuando me he girado habías desaparecido! —se lamentó. Entonces, como si acabara de recordar algo, examinó mis manos— ¿Y las bebidas?

—Ginger, tengo que salir de aquí de inmediato —respondí con severidad.

—¿Cómo? —espetó con un mohín de desagrado— ¡No! ¡Pero si apenas acabamos de encontrarnos!

—Tía, créeme, tengo que irme —la euforia hizo mella en mí y empecé a reír sin explicación. Acababa de meterme en un buen lío, pero valía la pena—. La he liado un montón.

Al principio, Ginger me miró sin entender a qué me refería, pero poco después sus cejas se alzaron hasta casi rozar el nacimiento de su cabello.

—Dime, por favor, que la chica que estaba con Elliot eras tú —añadió tapándose la boca con las manos. Gesticulé como pude para hacerle comprender que debía bajar el tono de su voz si no quería que todos se enteraran de nuestra conversación—. Te dejo sola media hora y mira la que montas. ¡Si es que no puedo quererte más! Anda, vete, pero luego me cuentas todo.

Después de comprobar que tuviera todas mis pertenencias y despedirme de Ginger, retomé mi camino hacia la salida.

Vagué por las calles aún sin creer lo que acababa de hacer. Por suerte, la zona por la que merodeaba estaba vacía; Lo único que se escuchar era la música de la propia fraternidad de la que acababa de huir despavorida en la lejanía.

La luz de las farolas me alumbraba mientras finas lágrimas caían por mis mejillas. Desde luego, eran de felicidad. ¿Cómo iba a estar triste después de tomar una de las mejores decisiones de mi vida? Siempre oí que la venganza era un plato que se servía frío, pero yo la había servido en un plato hirviendo, a juzgar por el estado en el que se encontraba Elliot, y había salido mucho mejor de lo que creía.

Elliot era adorado y envidiado a partes iguales, así que esperaba que aquellos a los que su presencia les resultaba tan desagradable como a mí aprovecharan lo sucedido para hacerle escarmentar. Deseaba que sufriera ni que fuera una décima parte de lo que sufrí yo por culpa de las fotos y rumores que se dedicó a escampar, aunque sabía que su estatus social se ocuparía de limpiar su nombre más rápido de lo que pensaba.

El irresistible juego de Midnightemptation (BORRADOR)Where stories live. Discover now