Capítulo 24

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Capítulo 24

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Capítulo 24

Los densos nubarrones que cubrieron la bóveda celeste durante la semana anterior se habían dispersado cuando salí de la universidad y, ahora, tan solo unas pocas nubes de aspecto liviano flotaban por encima de mi cabeza. Los matices anaranjados y rosáceos previos al atardecer teñían el cielo, se entremezclaban con la tenue oscuridad propia de la tormenta y prometían engullir el firmamento.

Estaba feliz. Lo cual podía resultar extraño si teníamos en cuenta que, objetivamente, había sido una día de mierda; me levanté temprano para asistir a clases, tuve que enfrentarme a varios exámenes a lo largo de la mañana, no pude ver a Ginger y Willow porque mi querido decidió que era buena idea que pasara la hora del almuerzo contemplándole en el campo y, para acabar de ponerle la guinda al pastel, los ejercicios de Estadística a los que dediqué todo el fin de semana resultaron un auténtico desastre.

Sin embargo, nada de aquello me afectaba en lo más mínimo porque estaba feliz, jodida y absolutamente feliz. Y nerviosa, tanto que caminar con normalidad comenzaba a ser un reto.

El reloj tocaba las tres y cuarenta de la tarde cuando llegué a una amplia travesía llena de bares nocturnos y pubs de origen diverso, no muy lejos de Los Ángeles Inquirer. Advertí que todavía no abrían sus puertas, pues los carteles luminiscentes que los encabezaban estaban sin encender. Luego de girar varias esquinas y adentrarme en las profundidades del lugar, choqué con la entrada de un callejón de lo más peculiar. En ella, colgando del techo, había un cartel en el que ponía «Bienvenido a Bourbon Alley».

Agradecí que mi estómago fuera más inteligente que yo y no me hubiera permitido probar bocado en todo el día porque, de lo contrario, estaría echando la papilla en esos momentos. Con la piel erizada y la ansiedad causando estragos en mi interior, pero convencida, di un paso al frente y me introduje de forma definitiva en Bourbon Alley, tal y como Midnightemptation indicaba en su mensaje. Como preveía, el callejón era estrecho y laberíntico, aunque no por ello lúgubre. De hecho, todo lo contrario; unas interminables tiras de luz lo cruzaban de un extremo a otro, lo recorrían hasta sus confines y alumbraban la ligera oscuridad que el cielo le imponía. Cientos de grafitis abstractos y gigantes piezas de arte callejero adornaban y llenaban de color sus paredes derruidas.

Detuve mis pasos delante de un club que, según el letrero que lo encabezaba, se llamaba Hypnosis. Si bien no podía asegurar lo que fuera que sucedía en su interior —pues los cristales eran opacos y la puerta estaba cerrada—, sí que podía decir que ese edificio ubicado en el abismo de Bourbon Alley no tenía absolutamente nada que ver con el resto de los negocios en él; era elegante y sobrio, muy diferente a todo lo demás.

A su lado, a pocos metros de distancia, una única puerta. Sin mucha más información que el número de referencia de la calle que, además, coincidía con el del lugar al que me dirigía. Por el resto, no mucho más, lo único que podía decir de ella era que estaba pintada de rojo. Ni rosa, ni carmín ni borgoña; rojo. Vibrante, intenso y llamativo. Al igual que él y todo lo que le concernía.

El irresistible juego de Midnightemptation (BORRADOR)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ