Capítulo 47 | Final parte 2

372 56 20
                                    

Antes de nada, deciros que muchas gracias a todas las personas que habéis perdido el tiempo leyéndome durante todos estos años en los que he tardado escribir la novela. Como habréis notado seguro, perdí la constancia en el camino por motivos de salud mental (que ahora ya están tratados) y me ha costado recuperarla, pero aquí estoy por fin.

De verdad os agradezco demasiado todo el tiempo invertido en este proyecto porque para mí ha sido más que una novela (de hecho, es una bilogía, pero idk), ha sido una forma de superar los traumas que acarreaba del pasado y enfrentarme a ellos. 

Dicho esto, deciros que disfrutéis mucho del final y que subiré el epílogo del primer libro (sí, habrá un segundo que publicaré aquí también) esta semana también.

Besitos de chocolate, 


LeenCandy.

*

Los primeros rayos del amanecer comenzaban a esclarecer la oscuridad nocturna cuando me subí a la ambulancia, cubierta con una manta térmica que me habían facilitado los paramédicos. A mi lado, Elliot yacía en la camilla completamente inconsciente y con un aspecto nefasto. Le habían rasgado la camisa para poder atender su herida y, ahora, estaba revestida con un apósito.

Las imágenes de lo ocurrido me bailaban con desorden por la mente. Lo único que recordaba de forma fehaciente era que, nada más salir del edificio, nos socorrió una unidad de emergencias y, al ver el estado de Elliot (que para entonces ya no podía mantenerse solo en pie), empezaron a realizarle primeros auxilios para controlar la hemorragia.

—Todo irá bien, ya verás —me dijo uno de los paramédicos, propiciándome un par de palmadas tranquilizadoras en el muslo. Aunque había algo en la forma en la que me miraba que me indicaba que no estaba siendo del todo sincero—. Lo atenderán en cuanto lleguemos al hospital. Lo están esperando.

Asentí por inercia, no porque le creyera o me sintiera reconfortada por sus palabras.

En realidad, había poco o nada que pudiera sacarme del estado de shock en el que me encontraba porque, pese a que ya no estábamos en The Hole, mi mente no dejaba de revivir una y otra vez lo sucedido. De llevarme de nuevo a aquel rellano de perfectas y blancas baldosas que ahora estaban salpicadas de carmín.

Me miré las manos rociadas de sangre con escepticismo, perdida entre un mar de recuerdos. Mi atención recayó en el teléfono en cuanto empezó a vibrar sobre mi regazo.

—¿Dónde estás? Esto es un... —Se escuchaban muchas voces solapándose a su alrededor y varias sirenas de ambulancia— Es un auténtico caos. Heaven me ha dicho que habías salido ya y te estaban atendiendo fuera, en la calle.

Escuchar su voz al otro lado de la línea consiguió hacerme enmudecer y, en cambio, abrió el grifo de mis lágrimas. Traté de acallar los plañidos que querían escapar de mis labios, pero no fui capaz.

—¿Blake? —preguntó Adler— ¿Estás bien?

—No lo estoy —confesé tirando de la manta para arromparme y alejar ése frío infernal que se me había instaurado en las entrañas.

—Dime dónde estás y me acerco un momento. ¿A qué hospital van a derivarte?

—Yo... no.

—¿No qué? —inquirió con cierta impaciencia— Blake, quiero ayudarte, pero si no hablas no puedo.

Me dolían tantas partes del cuerpo al mismo tiempo y, sin embargo, era incapaz de señalar una sola que no fuera la más evidente: el corazón. Era como si alguien hubiera estado cavando una tumba para él para luego sepultarlo bajo cientos de kilos de tierra. Era sofocante.

No tenía fuerzas suficientes para seguir latiendo al ritmo que lo hacía.

—Adler yo... No puedo más —Me estremecí ante la salida repentina de los sollozos que ya no alcanzaba a contener, que me sacudían el cuerpo. Las lágrimas me empapaban la cara y se mezclaban con los restos de sangre seca, y supe lo que debía decir—. Lo siento, de verdad, pero... Fin del juego.

El irresistible juego de Midnightemptation (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora