Capítulo 41 |

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Gracias a todos los que seguís leyéndome después de tanto tiempo, este capítulo es para vosotros <3.

LeenCandy-

Si tuviera que describir con una palabra la impresión que tuve al entrar en The Hole sería, sin lugar a duda, feroz. Pero no feroz como un animal salvaje que destripa a su presa, sino como sólo podía serlo un ser pensante evolucionado al abandonar todo aquello que lo diferencia de un monstruo, su humanidad.

The Hole no era ninguna selva, pero estaba habitado por depredadores que ninguneaban a cualquier bestia. Depredadores que vestían trajes de gala y ocultaban sus rostros con unas máscaras de representación animal que brindaban una idea clara de cuáles eran sus intenciones: hincarle el diente a una presa.

El lugar estaba decorado con un gusto exquisito, parecido con el que se presentaba un plato de carne cruda en los restaurantes caros. Fino, pero animal. Y abundaba el rojo. Por todas partes, paredes, sofás e incluso en las alfombras de pelo que había en el suelo.

—¿Lo ves?

La iluminación era tan débil que necesitaba concentrar toda mi atención en ver más allá de las largas sombras que proyectaban los muebles que adornaban el lugar y la presencia de sus comensales. Busqué los rizos dorados de Elliot entre los presentes que, desperdigados en butacas, chaise longues y los taburetes, brindaban con cocktails y lucían sonrisas capciosas bajo sus máscaras. No me pasó desapercibida la presencia de varias chicas que, haciendo gala de carísimos vestidos y ocultando su identidad con el mismo antifaz que me habían dado a mí al entrar, parecían acompañar a los hombres a su lado.

—No, por ninguna parte —contesté. El lugar estaba dividido de tal modo que generaba una falsa sensación de intimidad porque la realidad era que, por espacioso que fuere, estaba abarrotado. No había forma de distinguir a Elliot de los demás—. Adler, este sitio es inmenso, tenemos que dividirnos.

—No creo que separarnos sea la decisión más acertada dadas las condiciones en la que nos encontramos. Este lugar no es seguro.

—Y ni este ni ningún otro lo será para Elliot si no intervenimos. Y ambos sabemos que... —Me tragué las palabras momentáneamente hasta salir del paso de la multitud— Sabes tan bien como yo que no lo vamos a sacar de aquí por las buenas, lo vamos a tener que arrastrar.

Hizo un mohín, pensativo, antes de responder.

—¿Llevas tu teléfono?

—Siempre lo llevo encima.

—Una hora —me advirtió—. Si no lo hemos encontrado para entonces quedamos en la salida y tú te marchas. Y esto es innegociable

—Tranquilo, me doy por enterada. Me consta por tu hermano que negociar con un Hayes es físicamente imposible, tú no ibas a ser la excepción.

Sentí la mirada de Adler clavada en mi nuca cuando me di la vuelta y me zambullí en las profundidades que albergaba The Hole, dispuesta a dar con el paradero de Elliot. Las dimensiones del lugar eran inconmensurables, mucho más grande de lo que parecía a simple vista. Había perdido la cuenta de la cantidad de veces que había torcido una esquina y me había encontrado, de nuevo, ante un pasillo largo y laberíntico.

Los pasadizos estaban vacíos, pero las habitaciones en ellos no lo estaban para nada. Oía murmullos escapar por las rendijas de las puertas. Me detuve frente a una de ellas, atraída por los golpes secos que se oían en su interior y el impulso insano de mi curiosidad traqueteando.

—Mira, ahí está. Ya te he dicho que las nuevas se pierden si te despistas.

Me di la vuelta para percatarme de que ya no estaba sola en el pasillo, ahora había dos gorilas de metro noventa al final de éste, seguidos de un rebaño de chicas. Uno de ellos dio un par de zancadas y me tomó por el antebrazo como si en vez de una persona fuera una muñeca de trapo.

El irresistible juego de Midnightemptation (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora