Capítulo 45 |

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El principio del fin, lo entenderéis al final del capítulo <//3

Besitos de chocolate, 

LeenCandy.

Me mordisqueé el pulgar con impaciencia, a la espera de que alguien descolgara el teléfono al otro lado de la línea. Llevaba pegada al teléfono desde que puse un pie fuera de la cama, pero no había señales de Ginger por ninguna parte y mucho menos una forma de localizarla.

Adler estaba frente a mí mirándome expectante y con cara de circunstancias. Traté no alarmarlo, pero estaba convencida de que los retortijones que tenía en el estómago se me reflejaban en la cara.

—¿Nada todavía?

Negué con la cabeza. Ni siquiera intenté ponerle palabras a lo que sentía, porque sabía que en el momento en que abriera la boca lo primero que haría sería vomitar.

—Tranquila, vamos a encontrarla y a solventar esto —Alargó el brazo y unió nuestras manos en un suave apretón—. Intentemos dar con ella por otro medio, ¿vale? Seguro que estará bien.

—Nunca había pasado tanto tiempo fuera y menos sin avisar —Cada palabra se me hizo una bola en la garganta—. Le ha pasado algo, Adler. Estoy segura.

—Sé que estás preocupada, yo también lo estoy, pero no podemos bloquearnos ahora. Tenemos que actuar con cabeza. Piensa que si realmente le ha pasado algo en The Hole, probablemente nosotros seamos su única oportunidad de salir de ahí.

El vello de los brazos se me puso como escarpias al escuchar el nombre del lugar. La imagen de Ginger llevaba dándome vueltas por la cabeza desde primera hora de la mañana. Me la imaginaba ahí, con un vestido despampanante que no dejaría indiferente a nadie y un único antifaz cubriendo su identidad.

Me limpié el sudor de las palmas en los pantalones y tragué las ganas de vomitar que volvían a precipitarse.

—Déjame tu teléfono un momento —me pidió.

—¿Qué vas a hacer? ¿Para que lo quieres?

—Te he dicho que vamos a resolver esto y lo haremos hoy mismo. Necesito que confíes en mí.

Apresé mi labio inferior con los dientes, dubitativa, y sus ojos, que reflejaban una seguridad en la que apenas se vislumbraban dudas, me colmaron de una falsa sensación de tranquilidad.

—Está bien, pero dime qué vas a hacer.

—Tirar del único hilo conector que tenemos.

—Vas a llamar a Elliot —adiviné. Automáticamente, todos los males se me volcaron encima.

—Sí, si le llamo desde el mío no me lo cogerá, pero si lo hacemos desde el tuyo no tardará un segundo en responder.

Cerré los ojos y me masajeé el puente de la nariz.

No tenía claro que nada de lo que intentábamos fuera a funcionar. De hecho, temía que cualquier movimiento en falso pudiera tensar la cuerda de la que aflojábamos y tirábamos y terminara por romperla, y acabaramos peor de lo que ya estábamos.

—En cuanto vea que eres tú quien se cerrará en banda —le razoné—. Además, ¿qué vas a decirle cuando te pregunte por qué tienes mi móvil? Porque habrá que darle alguna explicación.

—Alguien tiene que romper esta cadena de mentiras en algún momento, así que le voy a decir la verdad —No hubo un ápice de titubeo en su expresión.

—¿La verdad? ¿Qué verdad? ¿Que nos hemos compinchado y pasado información a sus espaldas? ¿Que estamos liados y se lo hemos escondido? Nos va a mandar a la mierda —Me aparté de la mesa de un empujón y la silla chirrió al echarse para atrás.

El irresistible juego de Midnightemptation (BORRADOR)Where stories live. Discover now