Capítulo 9

5.4K 652 399
                                    

Estuve todo el fin de semana mentalizándome de que el lunes sería un día fatídico y que debería sobrellevarlo de la mejor forma posible hasta lograr encontrar una solución para mi situación

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Estuve todo el fin de semana mentalizándome de que el lunes sería un día fatídico y que debería sobrellevarlo de la mejor forma posible hasta lograr encontrar una solución para mi situación. Así que, cuando llegó el día, entré a la facultad con la barbilla bien alta y contorneando las caderas con la misma seguridad con la que una modelo de alta gama pisaría una pasarela.

Por lo general, podía circular por la universidad sin problema alguno, como cualquier otro estudiante promedio haría, pero al parecer esa mañana dejé de formar parte de la multitud.

Desde que puse un pie dentro del campus, sentí cientos de ojos curiosos posarse sobre mí, pero nada comparado con el montón de miradas indiscretas que se clavaron en mi espalda como dardos cuando me adentré en los pasillos de la Facultad de Comunicación. Me sorprendía ver cómo gente con la que no había cruzado ni una sola palabra era capaz de repasarme con tanto recelo, juzgándome sin siquiera conocerme. Lo que no sabían era sus opiniones me resbalaban, pues esa misma mañana me había rociado con un spray que repelía a los imbéciles.

Al entrar en la que sería mi primera clase de toda la semana me di cuenta de que el rumor había corrido más rápido de lo que creía, pues incluso aquellos que no estuvieron en la fiesta sabían de qué trataba el nuevo chisme. Lo peor de todo era que el boca oreja era tan traicionero que lo sucedido había evolucionado hasta ser algo totalmente distinto a lo que en verdad fue.

Según contaban las malas lenguas, yo, en mitad de un ataque de celos provocado por la intimidad entre Cole y una de las animadoras, había bebido hasta la saciedad y empezado a ofrecerme a todos los hombres del bar, llegando a desnudarme y dejándome magrear ante todos por un chaval cualquiera que me había pagado por ello. Cómo cambiaba la historia cuando la contaban doscientas personas distintas, ¿verdad?

Para cuando llegué a la última hora antes del desayuno me había acostumbrado a que me miraran y murmuraran a mi alrededor. De hecho, se esforzaban tan poco en disimularlo que el que hablaran de mí ya era un secreto a voces.

Me tomé con calma el camino hacia mi siguiente clase, pues esta se tomaba en el ala este de la facultad y era poco frecuentada. Estadística era la única materia que se impartía en el aula magna, una sala circular de tamaño vasto y enormes gradas que rodeaban la tarima del profesor en cuestión. Su aforo era extenso debido a la cantidad ingente de estudiantes que la cursaban, pues era una asignatura troncal en diversas carreras con más de una treintena de repetidores cada semestre.

Subí las escaleras del anfiteatro hasta llegar a las filas más alejadas de la tarima, pues quería estar tan lejos de la vista del resto como pudiera, y dejé la mochila y el resto de mis pertenencias en una de las sillas. Luego de marcar territorio, salí del lugar para ir al baño y refrescarme.

Tan pronto pisé el aula de nuevo supe que algo iba mal, los cuchicheos en vez de cesar se habían multiplicado. Durante mi ascenso crucé miradas con Flynn, el capullo al que le pareció buena idea compartir mis fotografías en el grupo de universidad, pero me la apartó de inmediato.

El irresistible juego de Midnightemptation (BORRADOR)Where stories live. Discover now