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Franco seguía besando el cuello de Bárbara y ella suspiraba exitada, comenzó a quitarle la corbata y a desabotonarle la camisa, justo en ese momento comenzo a sonar el celular de Bárbara, ignoraron los primeros sonidos pero fue tanta la insistencias de esas llamadas que Bárbara tuvo que separarse para ver quien era, inmediatamente se alejo de Franco al darse cuenta que la llamada era de Artemio Bravo, le contesto y él la cito en su casa esa misma noche.
-Me tengo que ir Franco-
-Espere Bárbara, tenemos que hablar-
-Lo que acaba de pasar y lo que paso en la oficina debe quedar olvidado, ¿me escucho Franco?, haremos de cuenta que jamás paso-
-Pero paso Bárbara y no es algo que podamos olvidar de la noche a la mañana-
-Pues yo si, no le tome tanta importancia a un simple beso que jamás volvera a ocurrir-
-¿Un simple beso? *se acerco a ella*  pues de no ser por la llamada que recibió hubiese sido más que "simple beso" como usted dice-
-Fue un desliz de mi parte que le repito, jamás volvera a ocurrir y ahora disculpeme pero tengo que irme, nos vemos en Lacteos el lunes. Hasta pronto Santoro-.

Bárbara salio casi corriendo de allí sin dejar que Franco le pudiera decir algo más, mientras tanto él se quedó allí confundido.
Bárbara era una indudablemente una mujer bellísima, no necesitaba traer algún escote para llamar la atención.
Bárbara tenía presencia, bastaba solo verla a los ojos, verla caminar para saber que esa mujer imponía en cualquier lugar.

-Al fin llegas Rebeca ¿Porque tardaste tanto?-
-Estaba lejos de aquí seńor-
-¿Lejos? ¿No estabas en casa de los Elizalde?-
-No-
-¿Entonces?-
-Tenemos un problema, uno llamado Franco Santoro-.

Bárbara le conto a Artemio quien era Franco y los planes que este tenía de asociarse con Lacteos.
-Por ningún motivo puedes permitir que esa asociación se haga, ¿me escuchaste Rebeca?, no puedes ser tan imbecil como para permitir que un desconocido te gane una partida en la que llevas mucho jugando, esta en riesgo tu libertad-
-Lo se seńor, hare lo que sea para impedir esa asociación-
-Por tu bien espero que así sea, ahora largo Rebeca, te estaré llamando para que me mantengas informado.

Bárbara salió de allí sumamente enojada, odiaba a Artemio Bravo, pero odiaba aún mas a Franco, por culpa de él estaba a nada de perder su libertad, por lo que tantos años había estado trabajando.
"Espero que en el último momento te arrepientas de hacer esa maldita asociación o si no te juro Franco Santoro que me vas a conocer".

El dúo perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora