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NARRADORA.

-Hola-. Pronunció Franco mientras se quitaba sus lentes obscuros.

-¿Qué haces aquí?-

-Supuse que vendrías a ver a Aurora y desconozco cuál sea tu relación con ella pero se que te afecta-. La tomo de las manos. -No quise dejarte sola-

-Gracias-. Le contesto Bárbara antes de abrazarlo y comenzar a llorar.

Franco no entendía que pasaba, le hubiese gustado saber que era lo que Bárbara tenía para poder ayudarla pero sabía que ella no se lo diría y tampoco le iba a preguntar, no quería incomodarla.

Por otra parte Bárbara estaba con emociones encontradas, todo indicaba que Aurora era su hija pero tampoco quería hacerse falsas ilusiones, por eso necesitaba hablar con ella cuanto antes, porque si resultaba ser realmente su hija planeaba irse con ella para siempre.

Franco la acerco a la hacienda Elizalde y se despidió de ella con un beso en la frente.
Seguía molesto pero al verla en ese estado no podía dejarla sola. Él estaba consiente de que en cuanto Bárbara estuviese más tranquila se volverían a alejar y ya jamás habría una oportunidad para ellos dos.

-Mi alma ¡Qué bueno que llegas! Tenía muchas ganas de verte-. Gonzalo se acerco a Bárbara y la beso.

-Vida ¿Como estás?-.

-Ya me siento mucho mejor ¿Cómo te fue? ¿Estás cansada?-

-La verdad sí-. Bárbara se recostó en la cama quitándose las zapatillas. -Fue un día muy pesado-

Gonzalo la tomo de las manos haciendo que se sentará. -Te voy a dar un masaje para que te relajes mi alma-

-Gracias Gonzalo-. Sonrió falsamente y cerro los ojos, sintió como poco a poco Gonzalo le bajaba el cierre del vestido y le besaba el cuello.

-Vida-. Dijo apartándose. -Estoy muy cansada, de verdad-.

-¿Qué pasa contigo Bárbara? Hace mucho tiempo no estamos juntos y siempre que intento tener algo contigo pones cualquier pretexto-

-No quiero que pienses que soy pretextos, tú sabes que te amo y que me haces mucha falta-

-¿Entonces? No me prives más del placer de estar contigo por favor-. Gonzalo la beso con pasión mientras con torpeza le quitaba el vestido.

POV FRANCO.

Ver en ese estado a Bárbara me desconcertaba, ella siempre se mostraba fuerte, altanera ante los demás pero a mí me dejaba ver su parte más vulnerable y eso aunque no lo entendía lo agradecía.
Me dolía pensar que tal vez llegue tarde a su vida, que estábamos destinados a conocernos, más no a estar juntos.

Vi mi teléfono y tenía 2 llamadas perdidas de Fernanda y 1 mensaje, quería verme, me citaba en la casa vieja a las 10pm, yo sabía que estaba sintiendo cosas por mí y aunque Fernanda era una mujer hermosa mi corazón ya tenía dueña.

Último capítulo del maratón.

El dúo perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora