68

422 68 58
                                    

POV BÁRBARA.

Después de que logre calmarme un poco decidí ir a la casa vieja.
Revise mi celular y tenía mas de 10 llamadas perdidas de Gonzalo, decidí marcarle y lo primero que escuché fueron sus reclamos, me gritó que estaba arto de mis salidas misteriosas y yo me excuse con que estaba cansada, en eso no le mentí, la verdad es que estaba cansada de todo y de todos.

Después de 20 minutos recibí un mensaje de texto de Gonzalo, me pedía disculpas y entendía si seguía molesta con él.

Me estaba quedando dormida cuando vi una camioneta acercarse, era la de Franco.

Espere a que se estacionara y lo vi caminar hacía mi.

-¿Qué haces aquí?-. Le pregunté en cuanto llego a mi lado.

No me contesto, solo tomo mi mano y me llevo hasta la sala.

-Estaba en Lácteos y supe que habías tenido una discusión con Gonzalo y que no llegarías a dormir hoy con él, dijeron que no te sentías bien y supuse que estabas aquí-

-¿Quién te lo dijo?-

-Fernanda-. Respondió.

-Pues puedes irte con tu querida Fernandita a que te siga informando de todo lo que pasa con la familia, yo estoy bien-

-No te creo-. Me miro. -Estuviste llorando-. Se acerco para abrazarme pero yo me aleje.

-Ya no querías saber nada de mí ¿No es cierto? Entonces vete que no te necesito-. Le grite.

-Bárbara independiente de que lo nuestro se haya acabado eso no significa que ya no me importes, te sigo queriendo y siempre me voy a preocupar por ti-.

Y sin decirme nada más Franco me jalo hacía él y me abrazo.

Y yo lloré, lloré por Aurora, por mí, por la vida tan miserable que me había tocado llevar y porque sabía que de alguna manera mi pasado siempre me iba a perseguir.

Me sentía atada de pies y manos, no era dueña ni de mi propia vida y me daba miedo, miedo que aún ni cumpliendo todas las órdenes de Artemio me dejara en paz, miedo de volver a perder a mi hija y también sentía miedo de perder a Franco.

Perdí por completo la noción del tiempo, no sé cuantas horas lloré ni cuantas horas estuvo Franco consolándome, sin preguntarme nada, solo me abrazaba, besaba mi frente y me prometía que todo iba a estar bien.

Ya era de noche, Franco me había traído un té y unas pastillas, se encargo también de que comiera yo algo y cuando se aseguro de que me sentía mejor se levanto del sillón para irse.

-Cualquier cosa que necesites, la que sea, no importa la hora me avisas por favor-. Me dijo dándome un beso en mi mejilla.

-Franco-. Le llame por su nombre cuando lo vi dirigirse a la puerta.

-¿Si?-. Me contesto él dándose media vuelta para verme.

-Quédate conmigo esta noche-. Le pedí.

El dúo perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora