Hot🔥(32)

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Bastó con solo un beso de Bárbara para que a Franco se le olvidará todo el enojo que sentía. Inmediatamente le correspondió el beso y la pego contra una de las paredes.
La besaba sin piedad, como si sus labios fueran agua y el un sediento en el desierto.
Paso a su cuello dejando besos humedos y pequeños mordiscos, le apretaba las nalgas con una mano y con la otra masajeaba su clítoris aún por encima del vestido.

De un momento a otro Bárbara tomo el control de la situación, tomo a Franco de la mano y lo aventó al enorme sillón que habitaba la sala. Le dió un beso apasionado y después se alejo de él.

Lentamente se empezó a bajar el vestido sin dejar de mirar a Franco, lo hacía lento y sensual.
Franco quiso ayudarla pero ella lo detuvo.

-Nadie le ha dado permiso de levantarse ¿O si? Señor Santoro-. Dijo aquello con un toque de sensualidad que a Franco lo volvió más loco.

Cuando quedó solamente en ropa interior volvio a acercarse a Franco y le mordió el cuello. Él quiso arrancarle las bragas en ese preciso instante pero ella se alejo de golpe.

-Esta vez las cosas se harán como yo las diga. ¿Me entendió Santoro?-.

Franco no dijo nada, no necesitaba decir nada para que Bárbara se diera cuenta de que ya estaba completamente exitado.

De la misma manera en que se quitó el vestido, se empezó a quitar la ropa interior, lo hacía lento, muy lento y siempre mirandolo a él que con su mirada le decía que ya no podía más.

Al quedar completamente desnuda se acercó a Franco para besarlo y le empezó a quitar la ropa.

Cuando lo tuvo desnudo frente a ella y al ver su pene completamente erecto sonrió y se puso de rodillas. Se metió el enorme miembro de Franco a la boca y lo comenzó a chupar. Franco cerraba los ojos y la tomaba de la cabeza gimiendo.

Después de un rato dandole placer se levanto y antes de que pudiera hacer algo más, Franco se le adelanto y la apoyo contra una pequeña mesita y fue repartiendo besos hasta llegar a su intimidad, ahí lamió y succionó alentado por los altos gemidos de Bárbara.
Cuando Bárbara acabo en su boca sonrió satisfecho, la jalo de la mano y recardandola nuevamente contra una pared la penetro sin ninguna contemplación, lo hizo una y otra vez, y las embestidas eran cada vez más profundas y rápidas.

Bárbara estaba ahogada del placer. Franco aún penetrandola la tomaba del cuello y ella gemía en su oído

-Dime Bárbara ¿Damian es capaz de hacerte sentir así?-. Le pregunto antes de volvera a embestir con más brusquedad.

Ella apenas y podía hablar.

-N....no! Ah! Nad..nadie me ha he..cho sen...tir lo que tú-. Le confesó ella entre gemidos.

El dúo perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora