ESTAFADOR

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-No sabía que aún estabas vivo ¿no se supone que fuiste castigado?

La sonrisa engreída de Dokja no vaciló ni siquiera un poco a pesar del aura hostil que empezó a emanar del cuerpo del Dokkaebi Paul.

-Sí, así fue – continuó como si se respondiera a sí mismo –. Entonces ¿viniste a comprar las técnicas de la Santa de la Espada que Rompe el Cielo? Pues está bien. Les venderé las técnicas de la Santa de la Espada que Rompe el Cielo.

[Tú... quizás en este momento]

-Por cierto ¿has perdido mucho peso en la cara mientras no te he visto? Eras un Dokkaebi intermedio en ese entonces pero ¿ahora eres de menor grado? – Se burló mientras ponía su cuerpo entre Biyoo y el responsable de la tragedia vivida por la retornada Shin Yoosung.

[¡Tú! Tú...]

[Deténgase y retroceda, Paul] Otro Dokkaebi avanzó y se acercó a Dokja, aunque con un aura totalmente diferente a la del otro Dokkaebi [¿Eres Kim Dokja?]

Sólo ahora brilló la comprensión en los ojos del joven demonio.

-¿Eh? Pero si ¿eres tú? El que trabajaba para Bihyung... eh... tu nombre...

[Youngki. ¡Por supuesto! ¡Eres Kim Dokja!] [Escuché rumores de que estabas vivo pero... ¡No esperaba verte en un lugar como este...!]

-¿Bihyung está bien?

[Estaba visiblemente triste después de que desapareciste]

-Tú por otro lado has crecido bien. Recuerdo cuando ni siquiera sabías como actualizar el escenario.

[¡Ah! Esa es una historia vergonzosa. Ahora soy un Dokkaebi intermedio] [Y por cierto Kim Dokja, ¿qué quieres decir con vender las habilidades?]

-Lo decía en serio. Persuadiré a la Santa de la Espada que Rompe el Cielo para que te venda las habilidades.

[¿Cómo lo vas a hacer, Dokja?]

-Yo tengo mis maneras. ¿Qué habilidades son las que necesitan? ¿El Shunpo del Fénix Rojo? ¿O los puños Divinos de los Cien Pasos?

[Ya tenemos los Puños Divinos de los Cien Pasos. Lo que necesitamos...]

-¿La habilidad con la Espada que Rompe el Cielo? – adivinó Dokja, y de inmediato el Dokkaebi asintió. Mientras tanto el lector pudo sentir que la Santa de la Espada que Rompe el Cielo ya había llegado a su lado – Está bien, yo lo vendo... o mejor no. No lo venderé: Te lo voy a dar.

El Maestro Rompiendo el Cielo lo miró prácticamente con la boca abierta y el Dokkaebi Youngki también balbuceaba incrédulo.

Decidido a no desaprovechar ese momento de sorpresa, el lector volvió a hablar.

-Lo digo en serio, pero a cambio quiero dos favores: El primero, coloca la técnica de la Espada que Rompe el Cielo como el premio del escenario que pronto vas a abrir.

[¿Eh?]

-Vas a abrir pronto el escenario de la "Competencia de artes marciales" ¿no? Incluso la Espada del Demonio Negro está incluida.

[¿C-Cómo sabes...?]

-¿Por qué estás tan asustado? Es algo que siempre hacen como un escenario habitual para Mirum. Siempre aparece una preciosa espada de Murim y una gran cantidad de personas que luchan por ella.

[Eso es cierto, pero... ¿cómo sabes sobre la Espada del Demonio Negro?]

-No importa cómo lo sé. En cualquier caso, agrega como premio la técnica de la Espada que Rompe el Cielo. Dalo como premio del primer lugar junto con la espada.

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