Capítulo 4. El Rey (pt.1)

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Jun estaba jugando como un niño con sus dedos; los soplaba intentando hacer una pequeña ilusión que Minghao le había enseñado miles de veces

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Jun estaba jugando como un niño con sus dedos; los soplaba intentando hacer una pequeña ilusión que Minghao le había enseñado miles de veces. El omega sonrió mientras que dejaba al beta soplar una y otra vez entre sus dedos y despues alzó los suyos propios para hacer el truco; no era difícil, era cuestión de coordinar el movimiento de cada uno y dejar que sucediera naturalmente, se lo había mostrado a Jeongkwan y ella había estado feliz, pero cuando Jun lo vio de nuevo quiso intentarlo, incluso se sentó demasiado cerca hasta casi estar sobre Minghao.

Jun sopló los dedos de Minghao y él hizo el sutil movimiento fascinando tanto al beta como a la pequeña cachorra que aplaudía alegre.

Las clases habían sido insufribles, las personas que se encargaban de mantener el orden continuaban dando castigos a diestra y siniestra sin importarles si los alumnos lo cumplían o no, pero al llegar el domingo todo eso se fue. De pronto a esas personas uniformadas no les importaba más que entrar en sus oficinas o habitaciones y quedarse dentro para dejar a los alumnos ir por donde quisieran. Algunos tenían permiso para salir de la escuela, los nuevos alumnos, los de segundo y tercer año no. Solo tenían permitido salir a los alrededores. Como siempre ellos cinco preferían estar en el templo, y aunque otros alumnos estaban interesados en acercarse ninguno lo hacía.

Minghao sonrió con Jeongkwan sopló sus dedos como si quisiera intentarlo. Ella ya podía correr, los imitaba de vez en cuando y balbuceaba como si les respondiera, en especial cuando se trataba de Jun, ella le balbuceaba tanto a Jun que Minghao estaba sospechando que ellos se entendían.

—¡Ao!— La cachorrita extendió sus brazos hacia él, así que la cargó. —¡Ao!

Ao era Hao en idioma bebé, según Jun.

Jun se recostó en el suelo colocando su cabeza sobre la pierna de Minghao, y él tuvo que maniobrar para que la bebé no lo golpeara en el rostro con sus piernas ¿aunque realmente debía proteger el rostro de Jun? Ya no era alguien que apareciera en revistas o programas, de hecho, para el mundo Jun estaba muerto... Y era algo que estuvo pensando todo ese tiempo. ¿Qué haría Jun desde ahora en adelante? ¿Cómo solucionarían todo? ¿y porque él no se veía más preocupado por su futuro?

Sin embargo...

—Jun ¿te gusta vivir en el templo?— Le preguntó dejando que Jeongkwan mordiera su mejilla.

Jun sonrió con los ojos casi iluminados.

—¡Es muy divertido! Me recuerda un poco a la manada, solo que en la manada hay más gente y no son tan estrictos.— Jun rodó, dejando su barbilla sobre la pierna de Minghao. —Le dije a Shua y a Seokmin que los llevaría a la manada de los lobos grises, como a ti ¿lo recuerdas? ¡No pensé que ellos fueran a aceptarte tan rápido! Pero te amaron casi al instante, sería bueno volver. Quizás podrían amar igual de rápido a Seokmin y a Shua. ¡Y a Wonwoo y Mingyu! Quiero que Jeongkwan sea mi protegida, la tengo que llevar con la líder.

Simplemente omega [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora