Cap. 1

5.9K 201 23
                                    

¿Nunca has tenido un sueño? ¿Hacer un gran viaje? ¿Un coche propio? O incluso, ¿Tener un amor verdadero?

Esos son algunos de los sueños más comunes entre la gente, algunos lo consiguen y otros simplemente lo dejan como eso, un sueño.

Yo, por mi parte, he dado todo de mi para seguir mis sueños.

Para algún día llamarme Zoe Woodard.

Una Psicóloga de ventas que se ha hecho un hueco en la gran ciudad de Nueva York, en la que he vivido toda mi vida.

He podido crecer como persona, y a mis veintiséis puedo decir que me espera un futuro bastante prometedor.


Hasta que una de mis clientas habituales, Amy, la cual tiene una tienda de ropa alternativa me invitó a su boda.

Es cierto que llevo años trabajando para ella y su prometido, pero esta propuesta me dejó más que sorprendida.

Aunque realmente me hacía ilusión asistir a una boda, y sin dudar acepté a esa invitación.

Pero lo que mas me entristecía era que mi novio Elian, seguramente no podría venir.

Hace tres años que salimos, y aunque es una relación a distancia, creo que lo llevamos bastante bien.

Él es español, de Barcelona y por culpa de nuestros miles de kilómetros de distancia que nos separan, hace que no nos veamos desde Navidad, casi cuatro meses sin poder besarlo, sin poder oler su perfume que tanto me gusta.

Su familia posé una de las empresas de distribución de alimentos más grande de Cataluña.

Está esperando a que su padre le ceda el puesto, para ser el director general, aunque de momento, parece que padre e hijo trabajan muy bien.

Nos conocimos mientras él hacia un viaje de negocios en Nueva York, y me contrataron para que les ayudara con las ventas que tenían en España.

Hace tres años que somos novios y realmente soy muy afortunada de haberlo conocido y todo lo que hemos vivido y construido.

Es algo que no puedo describir con palabras.

Aunque debo admitir que estoy más emocionada de lo normal debido a que hace unos pocos meses... ¡Me pidió matrimonio!

Toda mi familia está encantada con él, lo ven como un chico aplicado y con un buen futuro, juntos podríamos vivir bien, comprar alguna casa y tener una bonita familia, otro sueño por cumplir.

Entre mis padres y yo, escogimos un salón de bodas hermoso y acorde para una boda en Junio, en el centro de Nueva York.

Una sala enorme, decorada como un cuento de hadas, yedra y lucecitas adornarían la estancia.

Pero aún quedaban muchos planes por hacer y muchas cosas que retocar.


El día de la boda de Amy llegó, y me desperté con la mejor actitud, esperando recolectar toda clase de detalles para plasmarlos en mi boda.

Desgraciadamente, Elian me llamó para decirme que no podía venir, su trabajo no le permitió, pero me dijo que lo llamase cuando la boda terminara para habar de cómo había ido y para comentar nuevas ideas para la boda.

Me duché y me arreglé con un vestido azul marino, con media pierna al aire y una gran flor al costado, en mi cintura, dando ese aire sensual, que era más que necesario.

Llamé a un taxi y le di la dirección del lugar, que aparentemente eran unos jardines.

Al llegar, pagué al taxista y entré en el banquete, gracias a la invitación que tenía en mi pequeño bolso.

 Di mis primeros pasos en esos enormes jardines, y me quedé fascinada de inmediato.

Woah. ¡Este lugar es muy bonito! Amy tiene muy buen gusto.

Un arco con flores blancas y rosas decoraban el altar, en un precioso jardín con césped perfectamente cuidado.

Unas pequeñas sillas blancas de hierro forjado con preciosas formas descansan de dos en dos a cada lado, con un pequeño ramo de rosas blancas al extremo donde la novia tiene que pasar.

En el lado derecho, un poco más apartado, está el buffet que está repleto de comida de todo tipo, y en el cual, descansa la gran tarta de tres pisos de color blanco y con detalles hechos en dorado.

Miro todo a mi alrededor, buscando ideas para mi boda, que será en unas semanas. 

Cuando ya he dado un largo paseo por los alrededores y creo que lo he visto todo, voy a sentarme y esperar a que empiece la ceremonia, tampoco tengo a nadie con quien pueda hablar.

Pero una vibración continua de mi móvil hace que agarre el bolso rápidamente.

Es Amy.

- ¡Zoe! ¡Por favor, ven a la suite nupcial! ¡Es urgente! -

- ¡Llego en cinco minutos! -

Confundida, guardo el móvil en el bolso y me dirijo al hotel que administra los jardines, que está justo detrás de estos.

Subo por el ascensor y veo que el pasillo tiene una puerta abierta, por lógica debe ser la de Amy.

Me acerco tímidamente por el marco de la puerta.

- ¡Zoe! ¡Dios mío, menos mal que estás aquí! ¡No sé que hacer! ¡Me voy a volver loca! -

- Amy, respira, todo irá bien, ¿Qué pasa? -

- ¡Una de mis damas de honor se acaba de desmayar! Quiso dejar de comer para poder entrar en el vestido, pero creo que se lo tomó demasiado en serio con lo de no comer. -

- ¿Qué? ¿Pero va a estar bien? - no podía creer lo que estaba escuchando.

¿Por qué me estaba contando esto a mí? Seguramente aquí hay gente con la que tiene más confianza que conmigo.

- Creo que se ha recuperado y está bien, pero no quiero presionarla, es mejor que vuelva a casa y descanse. Pero ahora me falta una dama de honor, ¡No sé que hacer! - grita desquiciada.

- No entres en pánico, seguro que se nos ocurrirá algo. - digo para poder animarla.

Amy no deja de dar grandes zancadas por la habitación, tapándose la boca con la palma de la mano.

Hasta que se para delante de mi y me mira con atención, con un brillo repentino en sus ojos.

- ¡Tú podrías reemplazarla! -

- ¿Eh? ¿Quieres que yo sea tu dama de honor? Creo que no debería, no somos íntimas... - digo con los ojos muy abiertos, mientras doy un paso hacia atrás.

- ¡Por favor, Zoe! No tienes que preocuparte por eso, no me importa, además, su vestido te quedará perfecto, tenéis el mismo cuerpo. - 

- ¿En serio? ¿No tienes una prima, o alguien que pueda hacerlo mejor? -

- Dudo que puedan ser mejores que tú. Además la dama de honor la escoge la novia, y yo he decidido que tú seas la mía. -

Y con estas palabras, me doy por vencida, tampoco quiero hacerla sentir mal el día más feliz de su vida.

- Está bien. - digo mientras suelto un suspiro. - Lo que sea para ayudar a la novia, lo haré. - mi pequeña sonrisa se amplia mientras veo a Amy corriendo hacia mi.

Amy me abraza mientras ríe sin parar, debe estar nerviosa y esto ha tenido que aliviarla al menos un poco.

- ¡Muchas gracias, Zoe! ¡En serio! Esto significa mucho para mí. - dice en mis brazos.

- Puedes contar conmigo, Amy. - la abrazo para reconfortarla. - Pero tenemos que darnos prisa, solo quedan unos minutos y yo tengo que estar allá antes que tú. -

 Espero que mi boda no tenga estos desastres, se ve tan estresante...

Al abrir los ojosWhere stories live. Discover now