Cap. 31

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Cuando al fin salgo a la calle, acompañada de Cristal, mis hombros se desmoronan.

- ¿Por qué son tan odiosas? ¡Dios mío! - exclama Cristal, mientras se sacude el cuerpo con repulsión.

- Ojalá lo supiera. De verdad me gustaría saberlo. -

Mi teléfono empieza a sonar, y sabiendo quién es, y que va a pasar, contesto sin ganas.

- Mi madre acaba de llamarme. Me ha dicho que acabas de irte de la degustación gastronómica. - en su voz se perciben notas de enfado y decepción.

- ¿Y no te contó lo que me dijo? - le contesto de manera fría.

- ¡Solo escúchala! Ella ha estado planificando esto prácticamente desde que nací.

- Pero... ¿Y lo que yo quiero? - mi voz es solo un susurro.

- Pueden llegar a un acuerdo, cariño. ¡Es solo una boda! Es solo un día de tu vida. -

- Guau. Haces que nuestro día especial se oiga muy patético. -

- Tengo que irme. Y haz lo que te dije, Zoe. -

Elian cuelga la llamada, y yo me guardo el teléfono, completamente disgustada.

- Eso sonó como otra discusión. - Cristal se ha puesto a mi lado y me frota el brazo cariñosamente.

- Nada nuevo. Eso me recuerda a lo que mi madre creía que era el amor. -

Mi mente regresa a ese día, mientras ella horneaba galletas de mantequilla de cacahuete, y con emoción me explicaba el significado. 

Mi padre era, y es muy distraído, y mi madre siempre tenía que lidiar con eso, y en muchas ocasiones, arreglar sus errores.

Ese fue un día en el que yo era muy pequeña, y se le olvidó recogerme del colegio, haciendo que la directora llamara a mi madre para contarle que yo llevaba una hora esperando en la sala de profesores.

Mi madre dejó el trabajo y vino corriendo a buscarme, y aún y así, no se enfadó con mi padre.

Ya que aunque hubiera fallado en algo tan importante como ir a buscar a su hija, no lo hizo queriendo. Ya que estaba en unas reuniones muy importantes de trabajo y se le echó el tiempo encima, perdiendo por completo la noción del tiempo.

No fue porque no quiso, ya que al volver al anochecer a casa, se sintió muy arrepentido y disgustado por lo que había pasado.

Lo único que le reconfortó fue la sonrisa simpática de mi madre. 

Ella entendía los esfuerzos que él hacía para hacerse cargo de los gastos de la casa y que a ninguna de ellas les faltara absolutamente de nada, para hacerlas felices.

Yo por el contrario, siempre he apoyado a Elian, e incluso he volado hasta el otro lado del mundo para facilitarle las cosas.

¿Él ve todos estos esfuerzos?

Incluso compró una casa para evitar que vuelva a Nueva York, mi vida.

Pero... ¿Dónde está él cuando lo necesito?

La voz de Cristal me saca de mis pensamientos.

- La madre de Elian es clase a parte. ¿No? ¡Oh Dios! -

- Definitivamente es clara en lo que a ella le gusta. -

- Y definitivamente no le importan tus opiniones. -

- Tiene que haber alguna forma de que todos quedemos satisfechos. - lo digo como una auténtica derrota. 

- Para ser sincera, dudo que la madre de Elian pueda sentirse "satisfecha" alguna vez. - hace comillas con los dedos.

Al abrir los ojosDär berättelser lever. Upptäck nu