Cap. 3

1.2K 137 8
                                    

Aunque por un momento he tenido ganas de cerrar el teléfono, no me he podido estar y he marcado su número.

Necesito escuchar su voz antes de dormirme.

Al tercer tono, me contesta.

- Amor mío. Me alegra que estés despierto. - intento no alzar la voz por si está medio dormido. - Lamento haber perdido tus llamadas, pero me lo estaba pasando tan bien que ni miré el teléfono. -

- Estaba esperando tu llamada, mi amor. ¿Cómo estuvo la boda? -

- La ceremonia ha estado hermosa, ojalá hubieras estado. Para serte completamente sincera, me casaría contigo ahora mismo si pudiera. - creo que en estos momentos el alcohol está haciendo efecto. - ¡Solo faltan unas pocas semanas! - 

- Zoe... Tengo que decirte algo... No puedo volver el mes que viene. - se le oye apenado.

- ¿Qué? ¡Pero nos vamos a casar el mes que viene! -

- Lo sé cariño, pero este cliente es muy importante, demasiado diría yo, y el proyecto está tardando más de lo que esperaba. Mi padre dice que perder a este cliente sería devastador para el negocio, además, acaban de nombrarme Director de Operaciones, no puedo irme como si nada, aquí me necesitan. -

Mi corazón se desploma, y unas ganas de llorar se apoderan de mi.

- Yo también te necesito... - digo en un hilo de voz.

- Lo siento mucho cariño... Pero estoy haciendo lo mejor que puedo. -

- Yo... Te entiendo, quizá podamos resolver algo... - realmente no sé qué decir.

- ¡Por supuesto amor! Eso era lo que quería preguntarte, de hecho. ¿Te parece si celebramos la boda aquí? -

- ¿Aquí? ¿En España? -

- ¡Claro! Aquí podríamos hacer una boda magnifica, tranquila y a nuestro gusto, con unos bonitos jardines o una gran sala, a precios mucho mejores que en Nueva York. -

Me lo pienso, y sin querer pensar en lo que dirá mi familia, acepto de inmediato.

El amor mueve vientos y mareas.

- Claro, no hay problema, puedo cancelar lo que hemos hecho hasta ahora. -

- ¡Perfecto! ¡Ahora mismo reservo tus boletos! - 

Estamos unos minutos más, hasta que el sueño me vence y colgamos la llamada.

Ya dentro de las sábanas, me acuerdo de mi trabajo.

Tendré que suspender mi trabajo por un par de meses, pero creo que lo tengo todo controlado, unas cuantas llamadas y listo.

¡Es por mi boda, vale la pena!

Un par de días después, mis maletas están preparadas y descansan impacientemente en la entrada de mi apartamento, mientras hago las últimas llamadas a mis clientes antes de irme.

Cuando creo que todo está a punto, pido un taxi, y en cuestión de minutos me encuentro en el aeropuerto.

Debo ser sincera y no he tomado muchos vuelos en mi vida, así que realmente voy un poco perdida.

No sé dónde tengo que hacer check-in.

Doy vueltas como un pato mareado hasta encontrar, y comprender lo que tengo que hacer.

Señalizo mis maletas con el ticket correspondiente y me despido de ellas con la mirada, mientras desaparecen por la cinta transportadora.

Sigo nerviosa, mucho, y no sé cuándo no puedo comer más, ni sé cuál es el siguiente paso que tengo que hacer.

Al abrir los ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora