Cap. 39

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Las dos llegamos a la casa de Elian en unos minutos.

Tocamos a la puerta y esperamos a que alguien nos abra.

No es ninguna sorpresa que la que nos abra la puerta sea Elisabeth.

- Ay Dios. Mira quién apareció, y sin invitación. - dice apoyándose en el marco de la puerta.

- Solo vine para ver a Elian. -

- Él no está aquí. Salió a hacer algo del trabajo. -

- ¿Y no podemos esperarlo aquí? -

- Oh, estoy segura de que estará afuera todo el día, así que tu espera podría ser muy larga. - no parece gustarle mi propuesta, aunque supongo que es normal. 

Cristal se inclina hacia mi, sin ni siquiera querer ser discreta.

- Hablando de cosas horribles... - ella pone una mueca de disgusto.

Elisabeth se avergüenza por la situación, y se pone roja como un tomate.

- Supongo que pueden esperar en la sala. - Elisabeth se hecha a un lado para dejarnos pasar.

- De hecho, nunca he visto la oficina de Elian. - Cristal parece muy emocionada.

Después de unos minutos me empiezo a sentir un poco fuera de lugar.  

No lograremos nada aquí, y molestar a Elisabeth solo nos traerá más problemas.

Y no veo correcto quedarme aquí sin ningún motivo y sin invitación.

Ya salió mal aquella vez que me encontré a Andreína en su cama.

- Un paseíto no estaría nada mal. ¿A la oficina de Elian? ¡Yo voy si tú vas, Zoe! - 

- Gracias, Elisabeth, pero creo que lo visitaremos en el trabajo. No queremos molestar sin razón. -

- Como quieran. - su rostro se relaja de inmediato.

- ¡Nos vemos pronto, Lisa! - se despide Cristal con la mano, mientras sale del jardín.

- ¡Mi nombre es Elisabeth! - grita con irritación.

La madre de Elian nos observa irnos en el taxi, sin despegarse del marco de la puerta.

Ya en el taxi, nos dirigimos a la oficina de Elian, que está a unos treinta minutos.

Al llegar, nos sorprendemos por el magífico paisaje que tenemos delante.

El edificio de oficinas está rodeado de grandes explanadas de viñedos. 

El sol abarca toda la explanada, dejándome ver los vivos colores.

Es realmente precioso. Todo parece realmente cuidado.

- Sabía que la familia de Elian trabajaba con los alimentos. ¿Pero una oficina al lado de unos viñedos? - pregunta Cristal, con gran asombro.

- Increíble, ¿no? -

- ¿Crees que alguna vez Elian haya hecho vino con sus propias manos? -

No creo que eso haya pasado. Tendrán trabajadores expertos en hacer este tipo de trabajos. Alguien cómo él no estará perdiendo el tiempo en algo así, siendo el hijo el jefe.

- Seguro que utilizan máquinas, Cris. Con el dinero que tienen, no querrán ensuciarse. - 

- Tal vez, pero si estuvieran contratando, sería el trabajo de mis sueños. Completamente mediterráneo. - ríe entre dientes.

Nos dirigimos al edificio principal, y preguntamos por el piso en el que está su oficina.

Una mujer mayor nos indica que está en la quinta planta, sin ni siquiera mirarnos a los ojos.

Parece que cualquiera puede entrar sin ningún control.

Nos subimos al ascensor con parada en la quinta planta.

Al salir de éste, un gran pasillo con paredes blancas y suelo amarmolado nos da la bienvenida.

Caminamos con tranquilidad, buscando el nombre de Elian en la puerta.

Casi cada puerta tiene un pequeño escritorio con una persona detrás.

Así que lo de las secretarias también lo hacen aquí... 

Después de unos segundos buscando, encontramos la puerta.

Pero antes de que pueda entrar, una atractiva joven me interrumpe el paso.

- Lo siento, pero creo que no tienes cita. - la bonita pelirroja nos mira con recelo en su mirada.

- ¿Necesitamos una? - pregunta Cristal con voz dubitativa.

- Por supuesto. Si no tienes una, tendré que pedirte que te vayas. - la chica no duda en expresar su posición.

- ¿Y quién diablos eres tú, exactamente? -

- Soy la secretaria del Sr. Elian. ¿Y vosotras? - la pelirroja no pierde la compostura.  

- Soy su prometida. Vinimos para verle un momento. - hablo por primera vez.

- Bueno, él no avisó de que vosotras pasarían por aquí. De todos modos, está en una reunión, así que tendrán que esperar. -

- Mira, chica de ciudad... - Cristal apoya sus manos en el escritorio de la chica, mirándola amenazadoramente.

- Mejor no hagamos un escándalo. Está bien. Vamos a esperar. - digo agararrando a mi amiga por el brazo, y sentándola en unas sillas que hay en frente de la puerta de Elian.

Esperamos casi una hora, hasta que finalmente Elian sale de su oficina.

Se dirige a su secretaria.

- Bueno, me voy a almorzar al... Espera. - se gira de inmediato hacia nosotros. - ¿Zoe? ¿Cristal? ¿Qué estáis haciendo aquí? - pregunta sorprendido. 

- Esperándote. - digo con una sonrisa.

- ¿Por qué no entraste? - me mira a los ojos con intriga.

- Tu secretaria nos prohibió la entrada. - responde Cristal por mi.

Elian voltea hacia su secretaria.

- ¿Es verdad? - pregunta con enfado en su voz.

Ha alzado la voz considerablemente.

Ella se mantiene callada y avergonzada.

- Esto es inaceptable. O aprendes a tratar a mis invitados con más cortesía, o tendrás que buscarte otro trabajo. - nunca lo había visto tan frío con alguien.

- ¡Pensé que querías que los mantuviera aquí! - se excusa la chica. 

- ¿Qué? ¿Por qué haría eso? Pero en fin, ya lo sabes. Así que no dejes que esto vuelva a pasar. - se vuelve a dirigir hacia nosotras. - Lo siento mucho, Zoe, Cris. Iba a almorzar en el viñedo, ¿me acompañan? - dice con una sonrisa simpática.

Me levanto de la silla y le tomo el brazo a Elian, y me despido de la secretaria, con aires de superioridad.


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