Cap. 38

358 43 12
                                    

Vamos andando mientras charlamos de varias cosas, y comentamos algunas cosas y curiosidades de la ciudad.

Al cabo de unos minutos, Liam me lleva a un bonito parque repleto de árboles en flor.

- ¿Dónde estamos? - pregunto fascinada por lo bonito que es.

- Bueno, ya que te gustan los laberintos... Bienvenida al Parque de Laberintos. - me hace un gesto para que mire con detenimiento las vistas.

De pie, junto a la barandilla que da al parque, noto que los árboles forman un laberinto.

- No tenía ni idea que esto estaba aquí. ¿Quién hubiera imaginado que este era el día de los laberintos? - pregunto sorprendida.

- ¿Qué te parece? ¿Quieres correr hasta el centro? - 

- ¿Y si me pierdo? Mi sentido de la orientación no es muy bueno. - no estoy muy segura de todo esto.

- Es un parque público. No vas a caminar por el desierto. - ríe

- Bien, bien. ¡Acepto! - empiezo a dar saltitos para ir calentando la musculatura.

Liam levanta tres dedos.

- Tres... dos... -

Antes de que él termine de contar, pego un grito y corro hacia la entrada del laberinto.

Liam me sigue, pero soy capaz de correr más rápido.

- ¡Eh! ¡No puedes seguirme! ¡Eso es trampa! - digo sin desacelerar.

- ¿El qué? ¿Seguirte? ¡Vas por el camino equivocado! - me grita. 

- ¡Ya lo veremos! -

Los dos empezamos a correr entre los arbustos, rápidamente nos separamos.

Este lugar no parecía tan grande desde el balcón. Pero ahora...

Mire hacia donde mire, todos los caminos parecen exactamente iguales.

Me siento avergonzada. ¡No puedo dejar que me gane!

Me detengo un momento para orientarme, y oigo una música suave que viene de la izquierda.

Quizá puedo salir si sigo la música.

Es mucho más fácil encontrar el camino si tengo una dirección en mente y simplemente me limito a seguirla.

En poco tiempo, llego al centro del laberinto. 

Pero entonces, veo algo inesperado.

- ¿Liam? ¿Y esto qué es? - pregunto helada.

- ¡Pensé que sería mejor tener la comida lista, ya que es hora de comer! -

Liam me preparó todo un almuerzo, especialmente para mi.

Un pequeño cesto descansa en el suelo con una mantita de color blanco, en la cual contiene un par de bocadillos de atún y lechuga, junto a un bol de fresas frescas y cerezas, con algunos refrescos.

- ¿Cómo has hecho esto? No has entrado con ninguna cesta. - estoy un poco confundida.

- He aprovechado la entrevista para hacer algunas compras. Solo me ha hecho falta pedirle al jardinero que me cuidara la cesta mientras te iba a buscar. Ha sido completa casualidad que en la entrevista también hablaras de laberintos. - ríe. - Y sobre la carrera... Me sé el laberinto de memoria, era imposible que me ganaras. - 

- Esto es, literalmente increíble. - estoy completamente fascinada.

Nunca nadie ha hecho algo así por mí.

Lo único que me sale es acercarme a Liam y darle un gran abrazo, para poder agradecer todo lo que está haciendo.

- Te dije que podría mover montañas por ti. Ven, almorcemos. -

- ¡Esto es tan bonito de tu parte! -

En un momento preparamos el picnic improvisado, y nos ponemos a comer este aperitivo sentados en un banco, mientras vemos a las personas pasear y hacer fotos.

Este gesto se ve muy romántico.

Pero los amigos también pueden hacer picnics, ¿verdad? No es tan extraño.

Disfruto mucho mi almuerzo, y trato de no pensar demasiado en lo que siento al pasar tiempo con Liam.

Ni en lo mucho que me está empezando a gustar...



Me despierto a la mañana siguiente, y solo abrir los ojos, decido ir a visitar a Elian.

Ni siquiera he podido contarle sobre el trabajo todavía.

Seguro que estará emocionado por mi, ¿no?

Me ducho rápidamente, mientras pienso que voy a pedir de desayuno.

Al salir de la ducha y vestirme con un unos tejanos y una camisa blanca, decido que el día es demasiado bonito como para quedarse encerrada en la habitación.

Agarro el móvil y el bolso, y me dirigo al bar-cafetería del mismo hotel.

Hoy parece haber buffet libre.

Agarro un plato y me pongo a la cola, mientras veo el surtido de deliciosa comida. 

Me pongo un café con leche, acompañado de una tostada con huevos revueltos y bacon, y para terminar, un zumo de naranja.

Me siento en una mesa a devorar el delicioso manjar.

Le hablo a Cristal para preguntarle cómo le va el día y si quiere hacer algo esta tarde.

Al final termina apuntándose a la visita a la casa de Elian.

En veinte minutos quedamos a las puertas del hotel para ir directamente a la casa de Elian.

- ¡Me alegra tanto que me acompañes, Cristal! - le doy un gran abrazo.

- ¡Eh! ¿Y para qué son las mejores amigas? - me responde con una gran sonrisa. - Te voy a dar todo el apoyo moral que necesites. -

- Lo sé, lo sé. - le sonrío de vuelta.

Pedimos un taxi que llega de inmediato. 

Llamo a Elian para avisarle de que estoy de camino, pero no contesta.

¿A caso debería sorprenderme, a estas alturas?


Al abrir los ojosWhere stories live. Discover now