Cap. 42

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Cuando por fin nos dejan irnos, Cristal y yo volvemos a los vestuarios.

- ¿Dónde habéis estado? - pregunta Elisabeth mientras dobla una camiseta.

- Estábamos en la oficina del gerente. - explica Cristal.

- ¿Y por qué estaban ahí, exactamente? -

- Queríamos asegurarnos de que Zoe estuviera bien. ¡Porque Andreína trató de cocinarla al vapor como una langosta! -

- ¿Qué? ¿El vapor te dañó el cerebro? Yo no hice nada de eso. - Andreína frunce el ceño.

- ¡Me encerraste en la sauna, Andreína! - grito.

- No seas absurda. Sé que vosotras tenéis vuestras diferencias, pero tu acusación es realmente ridícula. - Elisabeth se pone al lado de la chica. 

- No te hagas la que no conoce a Andreína. Siempre has alcahueteado su mezquindad, pero ya fue demasiado lejos. - las miro directamente.

- Entiendo que se peleen como gatas. ¿Pero en serio vas a acusar a Andreína de haber tratado de hacerte daño? -

- Nunca recurriría a una payasada tan estúpida como esa. Nada de esto tiene fundamento... -

- No engañas a nadie, Andreína. - empiezo a levantar la voz.

- Cálmate. Te estás poniendo agotadora. - sopla Elisabeth.

- Sí, esto se está poniendo agotador. Estoy harta de tu actitud de "diva poderosa", Elisabeth. Eres tan asquerosa como Andreína. - suelto.

Exasperada, abro la puerta de mi taquilla.

Mientras tanto, Elisabeth y Andreína se quedan a un lado, mirándome.

Cristal se me acerca, y empieza a hablar en voz baja. 

- Yo digo que busquemos nuestra revancha, Zoe. ¿Qué tan bajo quieres llegar? - ríe por lo bajo.

Rebusco en mi taquilla. Mis movimientos se vuelven más frenéticos con cada segundo que pasa.

- ¿Y si le rayamos el coche con la llave? ¿O deberíamos pensar en algo más grande? ¿Me estás escuchando, al menos? - me agarra del brazo para llamarme la atención.

- ¿Has visto mi anillo, Cristal? - revuelvo con ansiedad la taquilla, en busca de la joya.

- ¿Eh? No. ¿No estará entre tus cosas? -

Con nerviosismo y ansiedad, vacío la taquilla, pero no encuentro mi anillo de compromiso por ningún lado.

- Lo había metido entre mi ropa... Pero ha desaparecido. -

- Zoe, cálmate. ¿Y si se te cayó? - 

- Imposible. Tuve mucho cuidado de dejarlo en un lugar seguro. ¡Alguien se lo debe de haber llevado! -

- Primero alguien te encierra en una sauna. ¿Y ahora alguien te roba el anillo? Eso me suena a que has sido muy descuidada. - Andreína me sonríe por detrás de Elisabeth.

- Si no puedes cuidar un anillo... ¿Cómo piensas cuidar de mi hijo? - aúlla.

Ya cansada del día de mierda que llevo, me lanzo hacia Elisabeth. Me detengo a pocos centímetros de ella.

- ¿Quieres ponerte del lado de Andreína? Vale. ¿Quieres tratar de sabotear la boda? Vale. Pero... ¡No soy ninguna mentirosa! - le grito en la cara.

- Cálmate querida, o te quedarás con esa expresión horrible que tienes ahora mismo. - dice con calma.

- Así es, muestra tu lado desagradable. De todos modos, has sido horrible desde el primer día. Eres una egoísta y una amargada. Tienes miedo de perder el control sobre tu hijo... - le hablo tan cerca que parece que le estoy soplando en la cara.

Al abrir los ojosWhere stories live. Discover now