Cuando por fin nos dejan irnos, Cristal y yo volvemos a los vestuarios.
- ¿Dónde habéis estado? - pregunta Elisabeth mientras dobla una camiseta.
- Estábamos en la oficina del gerente. - explica Cristal.
- ¿Y por qué estaban ahí, exactamente? -
- Queríamos asegurarnos de que Zoe estuviera bien. ¡Porque Andreína trató de cocinarla al vapor como una langosta! -
- ¿Qué? ¿El vapor te dañó el cerebro? Yo no hice nada de eso. - Andreína frunce el ceño.
- ¡Me encerraste en la sauna, Andreína! - grito.
- No seas absurda. Sé que vosotras tenéis vuestras diferencias, pero tu acusación es realmente ridícula. - Elisabeth se pone al lado de la chica.
- No te hagas la que no conoce a Andreína. Siempre has alcahueteado su mezquindad, pero ya fue demasiado lejos. - las miro directamente.
- Entiendo que se peleen como gatas. ¿Pero en serio vas a acusar a Andreína de haber tratado de hacerte daño? -
- Nunca recurriría a una payasada tan estúpida como esa. Nada de esto tiene fundamento... -
- No engañas a nadie, Andreína. - empiezo a levantar la voz.
- Cálmate. Te estás poniendo agotadora. - sopla Elisabeth.
- Sí, esto se está poniendo agotador. Estoy harta de tu actitud de "diva poderosa", Elisabeth. Eres tan asquerosa como Andreína. - suelto.
Exasperada, abro la puerta de mi taquilla.
Mientras tanto, Elisabeth y Andreína se quedan a un lado, mirándome.
Cristal se me acerca, y empieza a hablar en voz baja.
- Yo digo que busquemos nuestra revancha, Zoe. ¿Qué tan bajo quieres llegar? - ríe por lo bajo.
Rebusco en mi taquilla. Mis movimientos se vuelven más frenéticos con cada segundo que pasa.
- ¿Y si le rayamos el coche con la llave? ¿O deberíamos pensar en algo más grande? ¿Me estás escuchando, al menos? - me agarra del brazo para llamarme la atención.
- ¿Has visto mi anillo, Cristal? - revuelvo con ansiedad la taquilla, en busca de la joya.
- ¿Eh? No. ¿No estará entre tus cosas? -
Con nerviosismo y ansiedad, vacío la taquilla, pero no encuentro mi anillo de compromiso por ningún lado.
- Lo había metido entre mi ropa... Pero ha desaparecido. -
- Zoe, cálmate. ¿Y si se te cayó? -
- Imposible. Tuve mucho cuidado de dejarlo en un lugar seguro. ¡Alguien se lo debe de haber llevado! -
- Primero alguien te encierra en una sauna. ¿Y ahora alguien te roba el anillo? Eso me suena a que has sido muy descuidada. - Andreína me sonríe por detrás de Elisabeth.
- Si no puedes cuidar un anillo... ¿Cómo piensas cuidar de mi hijo? - aúlla.
Ya cansada del día de mierda que llevo, me lanzo hacia Elisabeth. Me detengo a pocos centímetros de ella.
- ¿Quieres ponerte del lado de Andreína? Vale. ¿Quieres tratar de sabotear la boda? Vale. Pero... ¡No soy ninguna mentirosa! - le grito en la cara.
- Cálmate querida, o te quedarás con esa expresión horrible que tienes ahora mismo. - dice con calma.
- Así es, muestra tu lado desagradable. De todos modos, has sido horrible desde el primer día. Eres una egoísta y una amargada. Tienes miedo de perder el control sobre tu hijo... - le hablo tan cerca que parece que le estoy soplando en la cara.
YOU ARE READING
Al abrir los ojos
Romance¿Crees en las relaciones a distancia? ¿Crees en tu novio al cien por cien? ¿El enlace prevaldrá hasta el día de la boda? O quizá te das cuenta que otro chico te hace más feliz.