- ¡Dios mío! ¡Pensé que me estaban secuestrando! - grito mientras me empiezo a reír a carcajadas.
- Sí, te estábamos secuestrando... ¡Para que vinieras a la limusina, bebé! - Cristal bebe de su copa mientras se mece con la música.
Señalo a mi secuestrador semidesnudo.
- ¿Y él quién es? -
- ¡Él es el entretenimiento! ¿Qué te crees? - ríe mi amiga.
- ¿Sabes qué? Olvida lo que he dicho. ¡Ha sido súper emocionante! - me levanto del sofá mientras me río a carcajadas.
- ¡Esa es la actitud! - Camila levanta su copa y nos invita a hacer un brindis. - ¡Que empiece la fiesta! -
La limusina se aleja del hotel, y por sus altavoces suena la música a todo volumen.
- ¡Me encanta esto! - bailotea Cristal.
- ¿Así hacen las despedidas de soltera en Estados Unidos? - pregunta Camila con asombro.
- Solo cuando Cristal las organiza, por lo general. - le digo mientras apoyo mi brazo en su hombro.
El stripper empieza a girar alrededor del poste de pole dance, moviendo sus caderas al ritmo de la música.
Cuando llegamos a un semáforo en rojo, escucho gritos desde la acera.
- ¡Hey! ¡Una limusina de fiesta! ¿No tienen algún espacio de más? - preguntan un par de universitarios con emoción.
- ¿Tú que dices, Zoe? - me pregunta Cristal con emoción.
- ¿Por qué no? - exclamo mientras abro la puerta para que puedan entrar. - ¡Mientras más, mejor! -
Un grupo de universitarios entras a la limusina y se sirven una copa de champán.
- ¿Qué vamos a celebrar? - pregunta uno de ellos.
- Esta señorita está a punto de casarse. - contesta el chico que aún sigue bailando en el poste de pole dance.
- ¡Joder! ¡Felicidades! - uno de ellos me pide hacer un brindis con su copa. La acepto de inmediato.
La limusina arranca de nuevo, y Cristal empieza a bailar con los universitarios.
De una manera bastante provocativa y sensual. Pero no me sorprende viniendo de ella.
- ¿Por qué no bailas con nuestro animador, Zoe? - Camila tiene un toque pícaro en su mirada.
- Ay no... No podría. - me pongo roja al imaginarme la escena.
- ¿Por qué? Él es una belleza... -
El chico parece haber escuchado la conversación, ya que me hace un gesto con el dedo índice para que me acerque.
- Bien, pero recuerda... Si de alguna forma me acabo resbalando por todo el aceite que desprende este chico... ¡Será culpa tuya, Camila! - me río con ganas.
Camila se ríe y me empuja hacia el chico.
Al principio me siento bastante desubicada y no sé moverme muy bien, o al menos seguir sus pasos. Pero el chico nota de inmediato mi torpeza y me sujeta para que pueda seguirle el paso.
Al cabo de unos minutos, bailo de manera suelta, mientras nos reímos.
El alcohol siempre hace efecto, y no puedo esconder el pedirle que me enseñe a moverme en la barra de pole dance.
El chico ríe risueñamente y me enseña algunos pasos que podría aprender rápidamente.
- Vaya. Tienes unos movimentos muy interesantes. - me dice el chico, mientras me sigue corrigiendo en algunas poses. - ¡Se te da genial! No te importa lo que piense la gente, y te encanta divertirte! ¡Eres mi tipo de chica! - ríe. - No todo el mundo estaría dispuesto a querer aprender este deporte, que normalmente se suele asociar al sexo. -
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Al abrir los ojos
Romance¿Crees en las relaciones a distancia? ¿Crees en tu novio al cien por cien? ¿El enlace prevaldrá hasta el día de la boda? O quizá te das cuenta que otro chico te hace más feliz.