Cap. 13

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No podía hablar, estaba conmocionada por tal historia, sin duda una historia de amor verdadero.

Creo que pega muy bien como decoración de un jardín de bodas.

- ¡Ah! Veo que han estado recorriendo el lugar. - dice un hombre con traje negro y que se acerca rápidamente con una sonrisa. - Soy Joan, el coordinador del lugar. - nos tiende la mano a los dos.

- Encantada, me gustaría reservar este lugar para mi boda. - digo con una amable sonrisa.

Joan nos hace un gesto con el brazo para que entremos dentro del restaurante y planeemos las fechas en su oficina.

Ya en su oficina, revisa su libro de reservas.

- Solo tenemos una fecha disponible y es dentro de dos semanas. - dice el hombre. 

- ¡Eso es demasiado pronto! ¿Cómo podré hacer todos los demás arreglos a tiempo? - giro la cara para ver a Liam con cara de horror.

- Lo siento señorita, pero ese es el único día que tenemos disponible en los próximos meses, como sabrá, este restaurante tiene bastante renombre. -

- Entonces supongo que tendré que arreglármelas, me lo quedo. -

Abro mi bolso y con la mano intento encontrar el talón de cheques, para hacerle el primer pago y quedarme con el lugar.

Lo firmo y se lo tiendo al hombre, con una gran sonrisa.

Joan no lo duda, y se queda con el cheque.

- Muy bien. Ya está todo arreglado. - dice mientras firma el recibo.

Antes de que Joan me pueda dar el recibo, una mujer entra en la oficina, sin llamar a la puerta. 

- Hola, necesito alquilar este restaurante para dentro de dos semanas, el sábado. -

Una rubia teñida, con un pequeño vestido rosa y tacones altos a juego es la que ha interrumpido mi momento especial, en el que hacía oficial mi elección de restaurante.

Y destrozándolo.

¿Es estúpida? Claro que lo es.

Creo que el respeto no entra en su conducta, como ese pequeño vestido, que está tan apretado a su cuerpo que en cualquier momento se le saldrá medio cuerpo.

- Lo siento mucho, pero esta joven acaba de quedarse con nuestra única fecha disponible. - dice Joan con pena.

- No importa, yo le pagaré más si es necesario. - con aires de superioridad, intenta sacar algo del bolso.

- Te acaba de decir que ya reservé ese día. - digo con enfado.

La chica le entrega a Joan un cheque, no sé cuál será la cantidad que lleva, pero los ojos abiertos de Joan dicen que no debe ser poco.

- Sí, sí. ¡Perfecto! ¡Ya tiene la reserva para usted, señorita! - dice Joan.

- ¡Ah! ¡Qué bien! A mis abuelos les hará mucha ilusión. Celebran sus bodas de oro y querían reservar este lugar desde sus bodas de plata, pero nunca pudieron, así que estoy segura de que les encantará. La reserva a nombre de Andreína. - dice ella con felicidad.

La chica recoge algunas cosas y se va, caminando como si fuese una modelo de pasarela, de una manera muy exagerada.

Joan me devuelve el cheque, sin decirme nada y con una sonrisa. 

- ¡Esto no es justo! ¡Yo hice la reserva primero! - grito.

- Pero has recuperado el dinero, así que no hay problema. - dice con una gran sonrisa.

- ¿De verdad están poniendo el recordatorio de una boda que ya pasó y son felices, antes que una primera boda? - vuelvo a gritar.

- Cualquier cosa es posible con esa cantidad de dinero, señorita. -

Todavía puedo oír los pasos de la chica, resonando por el restaurante.

¿De verdad voy a renunciar a este lugar sin pelear?

Quizá la plaza ya esté comprada, pero a esta chica le voy a decir las cosas muy claras.

Salgo de la oficina corriendo e intento buscar a la chica. 

Busco por todas las salas, el jardín, hasta que salgo y me dirijo al parking.

Se está subiendo a un minúsculo coche de dos plazas de color azul eléctrico.

Acelero el paso hasta quedarme delante de ella, y me doy cuenta de que tiene un pequeño perro en el asiento del copiloto.

¡Con el sol que está cayendo y lo ha dejado ahí solo! ¡Se podría haber ahogado con el coche cerrado!

- ¿Por qué todas las ventanas del coche están cerradas? ¿No sabes que tu perro podría sufrir un golpe de calor? Es muy irresponsable de tu parte. - tengo las manos en mis caderas, mostrando mi molestia.

- ¿Quién eres tú? ¿Policía? A ti no te debe importar lo que haga. - dice poniéndose unas grandes gafas de sol. 

- ¡Pero mi boda sí es mi problema! - le grito apuntándola con el dedo. - ¿No puedes programar tu fiesta para otro día o irte a otra parte? Con ese dinero puedes encontrar un sitio mejor. -

- Ridículo. No puedo cambiar el aniversario de casados de mis abuelos. ¿No tienes respeto? Además, tu carácter hará que tu boda no dure mucho, hasta dudo que esa boda se lleve a cabo. - dice riendo. - Así que te he ahorrado tirar el dinero, de nada. -

- ¿Eh? ¿De qué estás hablando? -

La chica me lanza una sonrisa de superioridad.

- ¡No me conoces, así que no hagas suposiciones de mi vida! - espeto.

- Mira, no voy a cambiar mis planes por una boda que tal vez ni siquiera se lleve a cabo. - la chica me pone cara de asco, se acaba de subir al coche, y desaparece a toda velocidad.

Liam llega y se pone a mi lado, yo por otra parte, no me puedo ni mover, estoy tan furiosa que el cuerpo no me reacciona. 

- De todos modos, el lugar no es lo que importa, sino la boda en sí. - Liam me pasa el brazo por encima de los hombros para darme ánimos.

- Supongo que tienes razón. - digo mientras miro fijamente el camino por dónde se fue la chica.

Abatida, vuelvo al coche, junto a Liam.

- Esto es tan decepcionante, casi teníamos el lugar perfecto. - digo mirándolo con pena. - Me dan ganas de gritar. -

- Si tienes ganas de gritar, conozco un sitio muy bueno en el que puedes hacerlo. - dice girándose a mi y sonriendo.

- ¿En serio? ¿Dónde? -

- Es una sorpresa, solo relájate y espera. - Liam enciende el motor y en poco tiempo volvemos a la carretera.

Tras unos minutos conduciendo, puedo ver a lo lejos, lo que parece un estadio enorme, de fútbol europeo. 

Parece que se está jugando un partido, ya que mucha gente viste los colores de su equipo favorito.

- ¿Vamos a ver un partido de fútbol? - pregunto incrédula.

- ¡Pues claro! Aquí podrás gritar sin que nadie te mire mal por eso. Hoy justo se juega un gran partido, estamos de suerte. -

Liam aparca el coche y nos vamos a las taquillas a comprar las entradas, junto con algo de comer.

- ¡Bienvenida al Camp Nou, donde puedes gritar todo lo que quieras! - grita Liam emocionado.

- Todo esto me parece súper emocionante y divertido, pero no sé nada de fútbol, o de balompié, o como se llame... No sé cuál equipo tendría que animar. - 

- No viniste a ver el juego. ¡Viniste a gritar! -

Liam me lleva hasta nuestros asientos designados.

El partido ya hace un rato que ha empezado, así que es complicado pasar entre los asientos, ya que los aficionados están más pendiente del césped que de nosotros queramos pasar. 

Al abrir los ojosWhere stories live. Discover now