Cap. 2

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Amy me da el vestido envuelto en una funda plástica y se sienta en la cama.

Para tener un poco más de privacidad, me voy al baño a cambiarme rápidamente.

El vestido en mi cuerpo hace que me sienta fantástica, me cierro la cremallera de la espalda y por primera vez, lo veo con detalle.

Es de color gris azulado, haciendo que sea discreto y elegante, tiene los hombros descubiertos, y los tirantes descansan en los brazos, haciendo el estilo barco, la falda roza ligeramente el suelo al caminar, haciendo que tenga movimiento y sea fresco.

Es maravilloso, estoy segura de que nadie notará que el vestido no es mío, ya que me va perfecto. 

Cuando estoy preparada para salir, me despido de Amy y vuelvo a los jardines.

Veo a las cinco damas en fila en el cortejo nupcial, esperando para caminar hacia el altar antes que la novia.

Me acerco a ellas y una chica me da un ramo de flores blancas.

Con nervios me pongo en la fila, mientras miro las flores, distraídamente.

- Le estás haciendo un gran favor a mi hermana, además, te ves genial con ese vestido, ¿Cómo te llamas? -

Levanto mi mirada desconcertada, buscando la procedencia de la voz.

Es un chico que está a mi lado, me mira con una sonrisa en su rostro.

- ¡James! Deja de ligar con ella, y ponte al lado de Anna, que es la dama de honor que te pusieron. ¡Corre, es tu turno! - dice una chica rubia.

- Lamento lo de James, él nunca pierde la oportunidad de ligar con alguna chica, pero es muy buen chico en el fondo. - dice mientras me sonríe. 

Me río, y espero a que sea mi turno para caminar por el pasillo, junto a mi compañero designado.

Pasados unos segundos, es el momento de caminar por el largo pasillo, mientras todos los invitados me miran directamente.

Me imagino como será caminar por el pasillo, pero siendo la novia.

¿Cómo será cuando Elian me espere en el altar?

Al llegar, me doy cuenta de que Amy ya está a punto de atravesar el pasillo.

Jhon, su marido, la mira con una intensidad que hace que me emocione y tenga que mirar hacia otro lado.

Al llegar, se toman de las manos y susurran algo que les hace reír por lo bajo, se nota que tienen una gran complicidad.

Espero que Elian y yo estemos igual de felices en ese momento, y con ganas de pasar nuestras vidas juntos.

Realmente lo hecho de menos, son tantos meses sin poder tenerlo cerca, y aunque las videollamadas alivian, no se puede comparar.

Desde ese treinta de Diciembre que me despedí de él en el aeropuerto, no lo he vuelto a ver más.

Mi mente vaga por los recuerdos ya acontecidos y por los que espero que acontezcan pronto.

Estoy tan concentrada que cuando presto atención a lo que pasa a mi alrededor, me doy cuenta de que me he perdido casi toda la ceremonia.

- ¡Sí! ¿Puedo besar a la novia ya? - dice Jhon emocionado, sin separar las manos de las de Amy.

En unos segundos veo al nuevo marido de Amy dándole el beso más romántico de todos, haciendo que los invitados aplaudan y suspiren a partes iguales.

Yo tampoco me puedo contener y suspiro y aplaudo ante la romántica escena.

Ya cuando estamos en el buffet comiendo algunas cosas, Amy se dispone a lanzar el ramo.

Todas las chicas parecen emocionadas y preparadas para agarrar ese ramo y algunos chicos parecen esconderse entre la multitud, para no ser encontrados.

Yo por el contrario, estaba picando unos quesos con una crema de uvas en el buffet, cuando por instinto me giro para ver como Amy tiraba el ramo.

Pero la realidad me golpeó en la cabeza, literal.

El ramo se estampó contra mi cara, haciendo que suelte un pequeño quejido.

Apenas puedo atraparlo, de lo desconcertada que me encuentro.

- ¡Buenos reflejos Zoe! - me grita Amy, que está a unos metros de mi.

Puedo ver como las chicas se entristecen al no poder tener el ramo entre sus manos, algo que a los chicos les tranquiliza y alegra.

- Gracias, pero no creo que necesite esta suerte, me casaré con Elian el mes que viene. - digo tímida, levantando un poco el ramo, en gesto victorioso.

El resto de la velada transcurre entre risas y bailes.

Algunos chicos me han pedido bailar y he podido tener un grupo con el que he podido hablar y divertirme, como si los conociera de toda la vida.

Pero cuando he mirado mi teléfono, eran la una de la madrugada.

Creo que es hora de que me vaya a casa.

Me despido de Amy y Jhon y de mi pequeño grupo de amigos de boda, y me voy a esperar un taxi.

Mientras espero, me masajeo los gemelos, realmente me duelen los pies, tengo muchas ganas de quitarme estos malditos tacones...

- ¡Hey! ¡Oye, espera! - me grita una voz procedente de la gran fiesta.

Me enderezo y me doy la vuelta para ver quien está hablando.

Veo que es el hermano de Amy, James, que viene caminando hacia mi.

- ¿Todo bien? - pregunto alzando una ceja.

- Todo bien, todo bien. Amy solo quería que te volviera a agradecer lo de hoy. -

- Me alegro de haber podido ayudar, ha sido muy divertido. Bueno, si eso es todo, me iré a casa, estos zapatos me están matando. - a lo lejos puedo ver un taxi.

- Si te hacen tanto daño, puedo decirle a mi chófer que te lleve a casa. - dice James preocupado.

Antes de que pueda articular palabra y decirle que no, que ya viene un taxi, James llama a su conductor, que llega inmediatamente con un coche negro y reluciente.

- ¿Ese es tu coche? - pregunto impresionada.

- ¡A tu servicio! -

- ¡Gracias! ¡De verdad que muchas gracias, James! -

- No es nada, hoy nos has ayudado, te lo mereces. - dice con una gran sonrisa.

Le doy la última sonrisa y me subo en el coche, en la parte trasera.

Cuándo el coche está circulando, me doy cuenta que hay una botella de cava con un par de copas.

Supongo que si están ahí es porque se pueden utilizar, ¿No? 

Me sirvo una copa y tranquilamente me acomodo en el asiento.

Tengo que encontrar un coche similar para mi boda, para que nos lleve a Elian y a mi al hotel, a nuestra primera noche juntos como marido y mujer.

Paso el resto del trayecto pensando en mi futura vida con Elian.

Cuando llego a casa, me desmaquillo y me pongo el pijama, y me siento en la cama.

Vuelvo a pensar en lo feliz que se veía Amy hoy.

Debería llamar a Elian, ha pasado tiempo desde que nos llamamos, y lo hecho de menos.

Me levanto para sacar el teléfono del pequeño bolso, y me vuelvo a sentar en la cama.

Tengo dos llamadas perdidas de Elian

Ya debe ser muy tarde en España, seguro que ya está durmiendo.

¿Le devuelvo la llamada o debería dejarlo descansar?

Al abrir los ojosWhere stories live. Discover now