Cap. 45

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Dos días después, me estoy preparando para la cena de ensayo de la boda.

Esta noche la he pasado en la maravillosa villa de Liam, frente al mar.

Mi habitación es tan bonita, que no creo que pueda olvidarme jamás de sus preciosas vistas a la playa privada.

Trato de reunir energía para vestirme, mientras miro al techo, sin ganas de levantarme.

Daría millones de euros con tal de quedarme en esta habitación y poder disfrutar de este lugar que merece estar en la portada de una revista de destinos turísticos.

Ya ha anochecido y se escucha gente en la planta de abajo.

Mi habitación está oscureciendo y quedándose completamente a oscuras, pero mi cuerpo no se mueve del colchón. 

Cuando por fin decido incorporarme  y lavarme la cara para despejarme, alguien toca la puerta.

- Adelante. - digo mientras me estiro con pereza, y enciendo la luz del escritorio para dejar de estar en penumbra.

Del umbral de la puerta, aparece Cristal.

- No te he visto abajo. Pensé que podrías necesitar ayuda. - lentamente se cuela en la habitación.

Noto que Cristal se ve taciturna, pero cuando ve mi expresión, se acerca corriendo hacia mi.

- ¿Qué ocurre? - me pone una mano en el brazo para tranquilizarme. - Puedes contármelo. -

Supongo que ir en pijama no es un buen indicativo de que todo va bien. 

- Oh... - siento un temblor en la boca. Sin pensarlo, Cristal se tira en la cama, a mi lado. - Nunca había estado tan confundida en toda mi vida. Ni siquiera estoy segura de que quiera casarme. - suelto una ligera lágrima, pero la seco de inmediato.

- ¿Es Elian? ¿Ya no lo amas? -

- No lo sé. Estoy dudando. Pero últiamente siento que todo está saliendo mal. Elisabeth, Andreína, el anillo, el vestido... Tal vez sean señales... ¿Sabes? Como si el destino quisiera que esto pasara, no sería tan complicado. Es como si quisiera evitar el desastre. -

- Pero todavía lo amas, ¿verdad? No has conocido a nadie más en este tiempo, ¿no? Eso también podría afectarte ahora. - me mira con cautela. 

El nombre de Liam pasa por mi mente, pero me muerdo la lengua. No me siento bien hablando de él en este momento.

Siento que le estoy haciendo daño. Y no sé porqué.

- Es que no estoy segura de cómo me siento. - agacho la cabeza, abatida.

Cristal simplemente me abraza.

- Parece que solo son los nervios de la boda. Todo va a estar bien. Entonces, a menos que estés pensando en escapar. - dice con una risita. - Ya deberías empezar a prepararte. -

- Gracias. Estás siendo un apoyo incondicional. - suelto un soplido. - Supongo que ya debería vestirme. -

Me refresco con una ducha rápida y me maquillo de manera ligera, aunque vistosa para una cena de noche. 

Vuelvo a la habitación para abrir el gran vestido que tenía preparado para la ocasión.

El suave tejido se desliza por mi piel como seda líquida.

El vestido, largo hasta los pies, abrazaba cada una de mis curvas con gracia y sofisticación. Su color verde intenso irradiaba vida y frescura, combinando a la perfección con mi tono de piel. Era una elección audaz, una declaración de estilo y confianza. Aunque en ese momento, no contara con ninguna de estas cualidades.

Al abrir los ojosWhere stories live. Discover now