Cap. 26

536 54 6
                                    

- ¿Elian? ¿Cómo supiste que estábamos aquí? - mi cara de frustración es visible.

- Cris me envió un mensaje con la ubicación. -

Me giro hacia ella, con enfado.

- ¿Qué? Él me preguntó, fue muy insistente. Yo no sabía que le estabas ignorando. -

- ¿Puedes entrar en el coche para que podamos hablar? Por favor, Zoe. - me suplica Elian.

- ¡No! - grito. - ¡Quiero ver la ciudad! Necesito despejar mi mente. -

- Puedo llevarte a donde quieras. -

- Quiero ir sola, si no te importa. -

Alzo la mano para parar a un taxi que pasaba por ahí. Me subo al coche, ignorando a todos los que me miran con detenimiento.

- ¿Adónde, señorita? - me pregunta el hombre.

- A algún lugar tranquilo, y lejos de aquí. - respondo mientras me toco la frente, causa del estrés.

- Conozco el lugar prefecto. - el hombre se pone en marcha, sin decir una palabra más.

Él me lleva a un mirador en la cima de una montaña, desde donde se ve toda la ciudad. Sin duda, las vistas son magníficas.

- Bienvenida al Bunker del Carmel. ¿Esto era lo que usted tenía en mente? - me aclara.

- Es perfecto. Todo se ve tan pequeño desde aquí... -

- La esperaré aquí un rato, para que pueda explorar. No se preocupe, tómese su tiempo. - me dedica una sonrisa.

Le pago el viaje al hombre y me bajo del coche, para poder observar el mirador. 

Puedo ver una gran calle que llega hasta el mar. Rodeado de los monumentos más simbólicos de esta ciudad, y que al mismo tiempo, no reconozco como mi futuro hogar.

He estado tan concentrada en mis sentimientos últimamente que prácticamente he ignorado Barcelona.

Mientras contemplo la magnífica vista de la ciudad, intento imaginarme mi vida aquí, con Elian.

De repente, el rostro de Elian pasa por mi mente.

Un Elian que ya es padre, aunque un padre ausente, ya que su trabajo le quita la mayor parte de su tiempo. Y sin contar conmigo, una simple esposa que se dedica a criar a sus dos bebés y al mantenimiento de la casa, esperando a que su marido llegue de la fiesta de negocios en la otra punta de la ciudad.

Ya ni siquiera sé lo que quiero. ¿Por qué todo tiene que ser tan confuso?

- Disculpe, señorita. ¿Podría ayudarnos? - dice una mujer de apariencia mayor, con una gran pamela en su cabeza. - Perdón por molestarla. Él es muy malo con la tecnología. - señala a su pareja que sostiene una cámara entre sus manos, con cara de arrepentido.

- Solo queremos una foto donde salgamos los dos. Estas vistas sin duda, son increíbles. - dice él.

- Claro, no hay problema. -

El hombre me entrega su cámara, mientras posan con la ciudad como telón de fondo.

- Gracias. Es nuestro aniversario, y queremos poder recordar este momento. - el hombre regresa para que le devuelva la cámara.

- Nuestro cuadragésimo aniversario, en realidad. Nuestro aniversario de rubí. - la mujer le toma la mano a su marido.

- Que bonito. - me sale una sonrisa de admiración. - Por cierto, se ven adorables en las fotos que les acabo de hacer. -

Al abrir los ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora