Cap. 30

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Han pasado unos días, y me vuelvo a despertar en mi habitación de hotel.

Agradezco que estos días estén siendo tranquilos, y pueda tener un poco de paz entre toda esta batalla por conseguir una boda de ensueño.

Me levanto de la cama con un poco de pereza, abriendo las gruesas cortinas, y viendo que hace un precioso día soleado.

Me meto en la ducha y mientras me enjabono el cuerpo, voy pensando tranquilamente en qué voy a desayunar.

Hoy me he despertado con apetito. Sin duda, el estrés me lo proporciona por completo.

Al salir de la ducha, y con la toalla todavía enrollada a mi cuerpo, le pido a recepción el desayuno que ya había pensado.

Al cabo de unos minutos, aparece un chico con una pequeña carretilla que trae varios desayunos.

Él deja una bandeja y la destapa con una gran sonrisa.

Le doy las gracias y le acompaño a la puerta.

Con entusiasmo destapo el desayuno que me está haciendo salivar tantísimo.

Es un bol de gachas con fresas cortadas por la mitad y medio aguacate troceado a láminas, acompañado de un café con leche.

Huelo el delicioso café que hace que me siente de inmediato en el escritorio para empezar a comer. 

Cuando llevo medio desayuno, oigo fuertes golpes en la puerta.

Rápidamente me levanto para saber quién es, espero que no sea nada grave.

- ¿Qué? ¿Todavía no estás lista? ¡Vamos a llegar súper tarde, Zoe! - Cristal está haciendo aspavientos con los brazos mientras me mira con cara de incredulidad.

- Mierda, me olvidé que hoy nos encontraríamos con la empresa de cáterin en el restaurante para empezar con las catas. ¡Mierda! -

- ¿Y también se te olvidó que la madre de Elian estará presente? -

- Creo que mi cerebro bloqueó ese detalle... - no estoy del todo convencida de que esto salga bien.

Me hubiera gustado que hubiéramos sido Elian y yo quien fuéramos a probar los platos, ya que somos nosotros los protagonistas, y no su madre.

- Levanta ese ánimo, Zoe. - dice con una sonrisa. 

Con un gesto desganado, la invito a entrar, para empezar a vestirme.

- ¿En serio estabas desayunando? Creo que no es buena idea si vas a probar cientos de platos en el restaurante. - exclama riendo.

- Si me hubiera acordado, estoy segura que no hubiera comido nada... Pero parece ser que se me borró del disco duro. - miro lo que queda del desayuno, y miro a Cristal inmediatamente. - ¿Quieres terminarlo tú? Es una lástima tirarlo, de verdad están riquísimas estas gachas. -

- ¿De verdad? - pregunta con un brillo en su cara. - En mi estancia de hotel no me incluye los desayunos, y estoy harta de ir al supermercado a buscar galletas resecas y llenas de grasas saturadas. -

- Pues claro que sí. Yo me voy a vestir en un momento y nos vamos enseguida. -

Cristal se sienta en el escritorio y devora con gusto lo que queda de las gachas, que sin duda, parece encantarle.

Me voy al baño para poder cambiarme y maquillarme. 

Me pongo una blusa azul eléctrico que dejaba ver parte del estómago, junto a su falda corta a juego.

Me maquillo ligera pero a juego con la ropa para darle un toque harmonioso.

No sé si podré impresionar a Elisabeth, pero lo que es seguro es que así soy yo misma, y así quiero ir a la cita de hoy.

Al abrir los ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora