C A P I T U L O 2

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Lo más curioso es que solo dos de las cuatro promesas que se hicieron hace cinco años se cumplieron, John volvería a casa y Arabia había cuidado de sus hijos tal y cual prometió. Por su parte, ni Tommy ni Gael la cumplieron, el Shelby afirmó que traería al hermano de Arabia de vuelta, y no fue capaz ni de traerle su cuerpo. Y Gael prometió intentar volver con todas sus fuerzas, pero no lo hizo, no murió por una bala enemiga ni por una mina, si no porque se voló la puta cabeza.

Lo que aquellos hombres pasaban en Francia era un infierno, pero las consecuencias no fueron solo para ellos, su marcha obligo a las mujeres a entrar en el mercado laboral que antes ocupaba el sexo masculino, el caso de Polly no fue una excepción, y Arabia en busca de llevar algo de dinero extra a casa se ofreció a ayudarla.

La vida de Arabia fue desmoronándose poco a poco, lo primero fue el aborto espontáneo que tuvo tres meses después de la ida de los chicos, entre los que estaba el padre de su hijo, había tenido la cabeza tan ocupada que ni siquiera se había dado cuenta de la falta de su periodo por siete semanas, hasta que un día se despertó con sus piernas totalmente ensangrentadas. El niño era de Tommy, de eso estaba segura, después de todo nunca había habido otro que no fuese él, la pérdida le dolió, después de todo era su hijo, pero fue tan de imprevisto que no le dio tiempo a asimilar nada y simplemente trato de dejar aquel problema de lado y seguir con su vida, por mucho que en el fondo le doliese. La muerte de Martha mese después la posicionó en un papel de madre de cuatro niños para el que no estaba preparada, pero se lo prometió a su mejor amigo, es cierto que contó con la ayuda de Polly y Ada, pero está última tenía suficiente con ser una adolescente, y Polly se ocupaba de la mayoría del negocio, lo que la dejaba poco tiempo. Después llego la peste española, que se llevo por delante a sus dos padres y a penas dos meses después le llegó una carta de defunción de su hermano, en ella ni si quiera se explicaba la causa, así que Arabia no lo supo hasta que dos semanas después recibió una carta en la que Tommy se lo contaba.

Arabia intercambiaba cartas con Gael, John y Tommy, solían hacerlo cada semana, cada mes, cada tres meses... así hasta que la correspondencia se hizo casi inexistente, Arabia no se enfado, entendía que los chicos no tenían ni fuerzas ni tiempo para contestarla, pero aún así ella seguía escribiendo, hasta que los problemas comenzaron a llegar a Birmingham y ella también se quedo sin fuerza y sin tiempo.

Era un día gris a pesar de que hoy volvían los tan esperados sobrevivientes de Francia, en algunos rostros se plasmaba la alegría, pero en muchos otros solo se veía el recuerdo de lo que habían perdido.

El rostro del Arabia estaba más pálido de lo normal y unas horribles ojeras moradas adornaban sus ojos, llevaba así durante meses. Hace tiempo que no dormía bien, por los niños, por el negocio y por las terribles pesadillas que la atormentaban cada noche.

- Aquí estamos.- suspiró una Ada adulta.- Cinco años después en el mismo sitio.

- Lo que despedimos aquel día no volverá.- les aseguró Polly a las dos más jóvenes.- Así son los hombres, pasan algo traumático y nunca vuelven a ser los mismos.

- ¡Ya llega el tren!- exclamó Finn entusiasmado tirando de la mano de su hermana.

Tal y como les advirtió el pequeño de los Shelby el tren paro delante suya, y como si hubiese sido obra del destino, de la puerta que estaba enfrente suya salieron tres de los cuatro muchachos que vieron zarpar pero con cinco notorios años de más.

Arthur fue directo hacia su tía y su hermano pequeño, John se aferró a cada uno de sus hijos que después de tanto tiempo casi ni reconocía y Tommy abrazó a su única hermana mujer, dejando a Arabia algo sola, pero no era un sentimiento que desconocía, la castaña se quedo mirando la misma puerta por la que habían salido los Shelby en espera de que Gael Salazar saliese de allí corriendo para reencontrarse con ella, miro a sus ambos lados esperando encontrar a sus padres, pero ninguno de ellos estaba ahí, solo ella.

- Puedo jurar que has crecido unos centímetros.- se burló John tal y como lo hacía en los viejos tiempos.- Me alegro tanto de verte.- la tomo de los hombros y la abrazó con fuerza.

- Aparta.- Arthur empujó a John y tomo a Arabia de las axilas levantándola en un eufórico abrazo.

- Yo también os he extraño, chicos.- rio en los brazos de Arthur. El hombre la bajo y alborotó su pelo de forma cariñosa.

Arabia se giro viendo como Tommy la observaba fijamente, su corazón dio un vuelco al verle, a pesar de que su apariencia no había cambiado demasiado, aunque si estaba más delgado, Arabia no fue capaz de reconocer al chico que se fue hace cinco años. Había estado enamorada de él desde los diecisiete y el día que se fue sintió un pedazo de su corazón irse con él, no pensó en el amor durante todos estos años y volver a verle había hecho que algo dentro de ella se removiera.

- Tommy...- dio unos pasos tímidos hacia delante.- Dios, Tommy.- se lanzó hacía él colgándose sobre su cuello.- Me alegro tanto de verte.- murmuró contra su pecho. Se separó de él y lo inspeccionó de arriba a abajo buscando algún tipo de magulladura.

- Estoy bien.- dijo en un susurro. Arabia le sonrió buscando ser correspondida pero Tommy mantuvo su rostro serio.- Siento no haber cumplido mi promesa.

- N-no importa.- dijo algo conmocionada porque se estuviese disculpando.- No fue culpa tuya.

- Me gusta cumplir las promesas que hago.- Arabia le tomo las manos y beso cada uno de sus nudillos.

- Lo único que importa ahora es que estáis de vuelta en casa, y aunque las cosas cambien, el hogar sigue siendo el mismo.- acarició su rostro.- Esto no es Francia Tommy, estás en casa.

Amor Gitano (Tommy Shelby)Where stories live. Discover now