C A P I T U L O 54

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- Buenas noches, Finn.- dijo Arabia en alto para que el chico que acababa de entrar se percatase de su presencia.

- Buenas noches.- dijo en un murmuro.- No sabía que seguías aquí.- caminó hacia su escritorio y tomo asiento en una de las sillas de al lado.

- Te estaba esperando.- dijo mientras dejaba a un lado los papales que estaba mirando.- ¿Cómo ha ido?- preguntó alargando la mano para tomar la suya.

- Bien.- dijo seco.

- Puedes desahogarte conmigo, Finn, sabes de sobra que puedes confiar en mi para lo que quieras.- le acarició la mejilla.- Siempre vas a poder acudir a mi cuando sientas que algo no está bien. Tampoco estás obligado a hacer nada que no quieras.

- No quiero volver a hacerlo así nunca más.- confesó.- Esa mujer no quería, lo hacía solo por dinero.

- Todas las prostitutas lo hacen solamente por dinero.- dijo Arabia.- Nadie vendería así su cuerpo si no fuese por dinero. No me mal interpretes, no les echó la culpa a ellas, si no a esta sociedad que las usa y les hace pensar que no sirven para nada.

- No me he sentido bien haciéndolo.- dijo Finn.- Ella parecía estar tan acostumbrada a hacerlo y aún así no estaba a gusto, y yo tampoco lo estaba, así que ya puedes imaginarte como ha ido la cosa.

- ¿Tú querías?- Finn negó levemente.- La próxima vez que no quieras hacer algo, no lo hagas, aunque todo el mundo te presione para hacerlo. Cuando te sientas mal y necesites hablar o simplemente no estar solo acude a mi, voy a estar contigo pase lo que pase, ¿esta bien?

- Gracias.- Finn la abrazó fuerte.- Estos días me están sobrepasando, todos esperan algo de mi que no se si puede darles. Desde la muerte de John todos esperan que ocupe su lugar en la mesa. Siempre he querido sentarme con vosotros, pero quiero hacerlo como Finn, no como John.

- Todos te valoramos por quien eres, Finn.- le acarició la espalda.- Se que tus hermanos pueden estar exigiéndote más de lo que deberían, pero jamás pienses que no te valoran. Has sido nuestro consentido durante muchos años y eso no va a cambiar ni cuando tengas cuarenta.

- Hablar contigo es medicinal.- murmuró Finn.- Gracias por escucharme.

- Siempre voy a estar ahí para mi pequeño Finn.- le pellizcó la mejilla.- Y recuerda que no debes demostrarle nada a nadie.

- Me dijo que fuese un hombre.- dijo Finn.

- Ya eres un hombre, Finn.- habló Arabia.- Follar con mujeres e ir metiendo tiros por ahí no te hace un hombre, no tienes porque ser como tus hermanos. No tienes porqué meterte en peleas o reprimir tus sentimientos para ser un hombre, Finn, puedes llorar, sentir o tener miedo, y seguirás siendo un hombre.- le acarició la mejilla con cariño.- Aunque para mi siempre serás un bebé.

- Arabia, tengo dieciocho años.- se quejó el rubio.

- Eso no cambia la forma en la que te veo- sonrió divertida.- Bueno, Tommy te está esperando, quiere hablar contigo.- Finn asintió y se alejó de la morena para ir camino al despacho de su hermano.- Y recuerda lo que te he dicho, no me importa lo que te diga Tommy ahí dentro, yo siempre llevo la razón.

(...)

Arabia había ido a visitar a Michael al hospital, el chico llevaba allí bastante tiempo, y aunque tenía trabajo que hacer para no aburrirse entre esas cuatro paredes, Arabia pensó que sería buena idea ir a hacerle algo de compañía.

Una de las enfermeras entró a la habitación con dos tazas de té, dejó la bandeja sobre la mesa, y dirigió su mirada hacía su derecha, dónde descansaba el maletín de Michael.

- ¿Qué hace?- preguntó Arabia levantándose de la cama y alarmando a Michael, que se levantó para intentar quitarle el maletín, que contenía su pistola, pero la mujer lo empujó tirándole al suelo.- ¡Michael!- Arabia fue corriendo a ayudarle a levantarse.- ¿Estás bien?

Un disparó se escuchó fuera de la habitación, lo que significaba que el guardia que les resguardaba había muerto, y por ende estaban solos.

- Vamos, arriba.- Arabia lo tomó pro debajo de las axila e hizo fuerza para levantarlo, camino lentamente con él hasta que se pudo apoyar en la cama.

- Mierda...- masculló Michael al ver su vendaje manchado de sangre.

El sonido de la puerta cerrarse alarmó a ambos. Un hombre vestido con traje y sombrero estaba parado ante ellos, ambos lo reconocieron enseguida gracias a las fotos que Tommy y Pol les dieron en su última reunión, era Luca Changretta.

- En mi país, un sombrero en la cama da mala suerte.- dijo apuntando hacia la boina de Peaky Blinder que descansaba sobre la camilla.- Mi familia dice que atrae la muerte. Tal vez el problema sea esa: la última vez que mande a mis hombres a por ti tuviste suerte.

- No fue suerte.- habló Arabia causando que Luca posará la mirada en ella por primera vez desde que había llegado, hasta ahora parecía haberla ignorado.- Me llamo Arabia Shelby, yo fui su suerte.

- Así que, tú eres la mujer de Thomas.- la miró de arriba a bajo-. Es tan fácil adivinar de donde vienes...

- Vete de aquí ahora mismo.- dijo entre dientes mientras llevaba disimuladamente la mano a la parte baja de su espalda, la metió entre los pliegues de ropa y consiguió alcanzar una navaja que llevaba guardada.

- No tengo tiempo para lidiar con mujeres.- Changretta sacó una pistola del bolsillo y la puso sobre la frente de Michael.- Querida, muévete en lo más mínimo y le vuelo los sesos.- a pesar de que Arabia no se movió ni un milímetro el italiano apretó el gatillo igual, pero ninguna bala salió de la pistola. Se acercó a Michael y le dijo algo que Arabia no pudo escuchar.

Cuando el hombre se dio la vuelta para irse fue el momento en el que Arabia sacó la daga y se preparó para darle de lleno en la nuca. Y lo habría hecho, si la mano de Michael tirando de su brazo no se lo hubiese impedido.

- Son muchos más fuera, estarías cavando nuestra tumba.

Arabia volvió a guardar la daga confiando en el criterio de Michael. No sabía que cojones había pasado, ni por qué el puto italiano no había disparado, pero después de hablar con Michael unos minutos ambos llegaron a la conclusión de que debía haber sido un error suyo no llevar balas, porque por las palabras que dijo antes de sacar la pistola, estaba dispuesto a matarlo y si no lo había hecho debía haber sido por un error de cálculo.

Amor Gitano (Tommy Shelby)Where stories live. Discover now