C A P I T U L O 15

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Era media noche y Arabia se encontraba en el Garrison porque ese mismo día Grace había tenido problemas y no había podido ir a trabajar, así que como favor a los Shelby fue ella quien se ocupo del pub.

Aunque ser camarera en el Garrison no era algo que le gustase especialmente, solía serlo en el pasado, pero no lo dejó porque no era capaz de aguantar todo el día con una sonrisa mientras servía a babosos y borrachos que muchas veces trataban de sobrepasarse con ella.

Estaba terminando de colocar los últimos vasos cuando cuatro golpes secos sonaron en la puerta. Dejó su tarea de lado y a paso firme fue a abrir, encontrándose tras está a Tommy, que entró sin prestarle el más mínimo de atención.

- Déjala abierta.- Arabia obedeció y dejó la puerta abierta.

- ¿Qué es lo que pasa?- preguntó Arabia mientras le servía un trago.

- No.- dijo rechazando el vaso que la castaña le ofrecía.

- ¿Esperas problemas?- preguntó mientras ella se terminaba el contenido del vaso que le había servido a Tommy.

- Si.- afirmó Tommy.

- ¿A esta hora?- preguntó Arabia.

- Cualquier hora es buena para liarla.- respondió mientras se aseguraba de que su revolver estaba correctamente cargado.

- ¿Y piensas decirme que es lo que pasa?- preguntó mientras apoyaba su cabeza en sus manos aburrida de tanto secretismo por parte del segundo de los hermanos Shelby.

- Cuando la campana de St. Andrews de las doce, dos hombres del IRA van a entrar por esa puerta. Cuando tengan lo que quieren, intentaran matarme.- explicó.- Y tú vas a tener que impedirlo.

- Muy considerado por tu parte haberme avisado.

- Acabo de enterarme yo.- se excusó mientras preparaba una pequeña pistola.- Quieren verme aquí a solas.

- ¿Y las camareras no cuentan?

- No, las camareras no cuentan. respondió Tommy.- Tú estarás en la parte de atrás, yo me sentaré ahí, cuando haga el brindis sales con eso levantado. No dispares, solo apunta.- ordenó.- Yo haré el resto.

- ¿Para qué me la das cargada si no debo disparar?- preguntó Arabia mientras tomaba la pistola que Tommy había preparado para ella.- ¿Los vas a matar?

- No, la policía lo quiere vivos.- dijo Tommy.- Mira. cógelo así.

Tommy se colocó detrás de Arabia mientras sostenía sus brazos pata que está les mantuviese en alto. La campana sonó y Tommy soltó a Arabia para que está pudiese ir a la parte trasera, tal y como le había explicado.

Una vez en la parte trasera Arabia buscó dos cuchillos. Tenía planeado salir con la pistola en alto tal y como y Tommy le había dicho, pero si tenía que intervenir, no lo haría con una pistola, en su punto de vista, no eran tan precisas y además eran ruidosas.

Pegada a la pared escuchó la conversación que Tommy estaba manteniendo con esos dos hombres, incluidas las amenazas hacia su amante.

- Por las camareras que no cuentan.- esa fue la señal para que Arabia saliese de su escondite, y así lo hizo, salió de la parte trasera del Garrison con el arma de fogueo en alto, sin intención de disparar. Hasta que vio que como uno de los hombres dirigía su arma hacia ella, y tenía claro que a él no había nada que lo detuviese a enterrarle una bala entre ceja y ceja, así que antes de que él pudiese hacerlo, ella lo hizo con uno de los cuchillos que había conseguido.

Su acompañante se lanzó contra Tommy iniciando un forcejeo que hacía imposible que Arabia pudiese apuntar con precisión.

Arabia se acercó para poder ayudar a Tommy llevándose como consecuencia un puñetazo en la cara que la hizo caer contra el suelo. Mareada por el golpe trató de reincorporarse cuando vio a Tommy y a aquel hombre forcejeando en el suelo, Tommy estaba debajo siendo ahorcado. Ignorando el dolor de su cabeza y el ardor que sentía en la ceja, Arabia se levantó y camino hasta ellos silenciosa clavando un cuchillo en la espalda del hombre, acción que hizo que Tommy reaccionase y tomase ventaja en la pelea, siendo él ahora el que se encontraba arriba, alcanzó un cenicero de metal y golpeo el rostro de su oponente hasta que este dejo de resistirse, hasta que lo mató.

- Me cago en la hostia.- murmuró Arabia mientras se dejaba caer al suelo y limpiaba sus manos manchadas de sangre en su falda sin apartar la mirada del ultimo hombre asesinado.

- ¿Por qué disparaste?- preguntó Tommy acercándose hasta ella tendiéndole la mano para ayudarla a levantarse.- Te dije que no lo hicieras.

- Iban a matarnos, joder.- respondió mientras asimilaba que acababan de matar a dos hombres, durante el proceso cada una de las acciones le había salido de forma natural, pero ahora en frío solo podía ver que acababa de asesinar a dos personas.- No sabía que hacer, ¿está bien?- dijo temblorosa.- ¿Cómo iba a quedarme quieta cuando tenía a ese hombre apuntándome y al otro a ti?

- Ahora me has visto- dijo Tommy agarrándola de la nuca y acercándola a él.

- Y tú a mi.- respondió Arabia sin contener las ganas de abrazarlo y llorar.- Lo siento.

Tommy la envolvió en sus fríos brazos formando un cálido abrazo mientras en el lugar no se escuchaban más que las lágrimas de Arabia.

Arabia había herido a hombres, cualquiera relacionado con los Peaky lo había hecho, pero matar ya era otro nivel y aunque la idea de que alguna vez acabaría haciéndolo siempre había rondado por su cabeza y había tratado de mentalizarse, a la hora de la verdad la situación le había sobrepasado, matar a un hombre nunca era fácil, ni la primera ni la décima vez.

Después de que entrase la policía y se llevase los cadáveres, Tommy y Arabia volvieron juntos a casa, después de que la última preparase té para ambos, aunque ella fue la única que se lo bebió, Tommy la invito a dormir con él, sabía los horribles pensamientos que se pasan por la cabeza cuando matas a tus primeros hombres y no quería dejar a Arabia sola porque sabía la mente intrusiva que tenía.

- Lo siento.- murmuró Tommy sin poder mirar a Arabia que descansaba sobre su pecho desnudo, mientras le daba una última calada al cigarrillo.- No debería haberte metido en todo esto.

- No te disculpes.- pidió Arabia.- No me arrepiento ni lo más mínimo de lo que hice. Si te hubiese hecho algo lo hubiese matado de todas formas.- deslizó la mano por su cuello hasta posicionarla sobre su mejilla.- Estoy bien, Tommy, lo prometo.

- Te mereces alguien mejor que yo.- dijo entre suspiros.- Alguien que pueda darte la vida que mereces, una buena vida, no esta mierda a la que ni si quiera se le puede llamar así.

- No te lo voy a negar, cambiaría mi vida.-dijo Arabia mientras se reincorporaba un poco para poder ver a Tommy a los ojos.- Pero jamás las personas que hay en ella, si tener una vida de ensueño significa dejarte, no la quiero.

Tommy se tomo su tiempo en analizar el rostro de la mujer que tenía delante, piel bronceada, nariz pequeña pero con el tabique algo sobresalido, labios gruesos y suaves y su cabello largo, tan distinta a todas las mujeres de Inglaterra, y la única que había sido capaz de robarle el corazón.

Subió las manos acariciando su espalda hacia su rostro manteniéndolas allí, acarició sus mejillas antes de dejar un beso sobre su frente.

- Te quiero, Tommy.- confeso Arabia con la mirada fija en los azules ojos de Tommy.

- Yo también, Arabia.- acercó sus rostros haciendo rozar sus labios.- Nunca deje de hacerlo.- acabó con el espacio que les separaba con un beso necesitado por parte de ambos. Arabia se separó y tras a apagar con sus dedos la vela que iluminaba la habitación se volvió a acomodar sobre el pecho de Tommy, que la abrazó atrayéndola aún más a él.

Amor Gitano (Tommy Shelby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora