C A P I T U L O 41

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A los días, cuando Tommy volvió a casa esperaba encontrarse todo echo una mierda, tal y como lo había dejado, pero se encontró a su mujer en pie, en la puerta viéndolo llegar en la lejanía.

Dejó a su hijo en brazos de Johnny Dogs y corrió lo más rápido que sus piernas le permitieron hacia su esposa. La abrazo con todas sus fuerzas, después de estar viéndola, desde la puerta de la habitación, dormir durante días verla ahí parada, con los brazos abiertos para recibirle fue lo mejor que podría haber deseado nunca.

La estrujó contra si mismo lo máximo que pudo, necesitaba sentirla, enterró la cabeza en su cuello pudiendo oler su característico aroma a lavanda con un toque de hierbabuena. Había extrañado todo de ella, cada centímetro de su cuerpo.

La simple idea de tener que vivir sin ella, que había estado rondando por su cabeza estos últimos días lo estaba matando en vida, pensar que había una posibilidad de no volver a verla sonreír, escuchar su risa o simplemente tener una charla sobre cualquier estupidez , era su peor pesadilla. Más porque todo había sucedido por su culpa, esa bala iba dirigida hacia y acabo pagando su esposa, no se veía capaz de perdonarse algo así en su vida.

Cuando se desplomó en sus brazos fue la peor sensación que había tenido en su vida, la idea de que a cada segundo que pasaba estaba más cerca de perderla para siempre le desesperó, juraba que podía sentir como su vida se le escapaba de las manos. Y todo por su jodida culpa.

Deseaba con todas sus fuerzas intercambiar posiciones con ella, era él quien debía estar desangrándose en los brazos de su amada, y no al revés. Al fin y al cabo, morir no le parecía una idea descabellada y mucho menos un castigo justo por todo lo que había hecho.

- Tom...- Arabia tomó su cara entre sus manos para poder mirarlo de frente.- Estoy bien, Tommy. Mírame, estoy aquí junto a ti.

- Te juro que pensé que te perdía.- murmuró sin preocuparse por detener las lágrimas que amenazaban con salir.- Si te hubiese pasado algo, te juro que me muero Arabia.

- No tienes que preocuparte por eso ahora.- se acercó para dejar un delicado beso sobre los labios de Tommy.- No pienso irme de tu lado nunca, y una puta bala no va a acabar conmigo.

- Prometo que no va a volverte a suceder algo así nunca más.- susurró contra sus labios.- Ni a ti ni a Marco.

- Te creo.- dijo con una leve sonrisa.

Para Arabia era algo sorprendente ver a Tommy con esa actitud, nunca en su vida se había mostrado vulnerable, al menos no delante de nadie, y verlo llorar sin ningún tipo de pudor delante de ella y por ella, había hecho que le diese un vuelco al corazón.

- ¿Dónde has ido?- Arabia preguntó con la voz más delicada que pudo.

- Fui a ver a una bruja de los Lee, necesitaba aclarar algo.- dijo en un murmuró.

- Explícate, Thomas.- pidió Arabia.

- El día de la cena, cuando te dije que te quitaras el colgante era porque Tatiana me dijo que tenía una maldición gitana.- explicó.- Necesitaba comprobar si era cierto.

- Tommy, si ese collar hubiese tenido una jodida maldición gitana la primera en darse cuenta hubiese sido yo, no me lo hubiese puesto ni loca.

- Lo sé.- le acarició los brazos.- Pero si de alguna forma me hubiese confirmado lo que Tatiana dijo, podría haberme librado, aunque sea un poco, de la culpa que me carcome.

- No debes culparte.- Arabia acarició su cabello con cariño.- No quiero que lo hagas, estoy viva, es lo único que importa ahora.

- Tienes razón.- Tommy asintió.- Marco te ha echado mucho en falta durante estos días.

- Eso es porque por mucho que te cueste admitirlo, Marco es un niño de mamá.- dijo con una sonrisa.- No puede estar sin mi.

- Yo tampoco puedo estar sin ti.- Tommy la tomó por la cintura y la acercó a él de nuevo para poder besarla.

- Ahora Thomas, lo que necesito, lo que necesitamos.- se corrigió incluyendo a su hijo.- Es que te alejes de los negocios peligrosos, al menos de los que tengan que ver con rusos.- pidió.- Toda la situación, esa mujer, Tatiana... no me dan buena espina, y no es solo porque me hayan disparado. Te lo digo en serio Tommy, las cosas con ellos no van a acabar bien, todo esto tiene que acabar cuanto antes.

- Te prometo que una vez acabe con esto, no más rusos.- dijo sin soltarla.- Terminaré con esto en cuanto pueda.

Una tos falsa los hizo separarse y salir de si burbuja.- No me gusta interrumpir este reencuentro tan bonito, pero vuestro hijo no para de llorar preguntando por su madre.

- Mi pobre bebé me echa de menos.- dijo Arabia cogiendo al niño en brazos.- ¿Verdad que si, amor?

El niño no respondió nada, simplemente se abrazó al cuello de su madre. Tommy se mantuvo separado viendo la escena, pensando que casi le quita a su madre a Marco. Su hijo y Arabia eran las personas que más amaba, lo único que le parecía tener algo de luz en este mundo cruel.

Amor Gitano (Tommy Shelby)Where stories live. Discover now