C A P I T U L O 38

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Tommy y Arabia llegaron juntos a la reunión que él mismo había convocado. Estos días habían sido bastante movidos para Arabia, que había permanecido en casa cuidando de su hijo y encargándose de realizar los últimos preparativos, pero mientras ella estuvo en su pequeño descanso las cosas a su alrededor no se habían inmovilizado.

- Finn, puedes quedarte.- le dio permiso Tommy después de que Arthur lo echase, provocando que le menor mirase a Arthur con aires de suficiencia.

- Toma, ya me duelen los brazos de cargarlo.- dijo Arabia mientras dejaba en los brazos de Finn a Marco.- No le despiertes o tendrás que encargarte de que no llore.- le advirtió riéndose interiormente al ver la cara de desespero de Finn.

- John, siéntate.- pidió Tommy.- John, has rajado a Ángel Changretta, a pesar de que Arthur te dijo que te disculparas y Polly te propuso un término medio.

Arthur afirmó con dos sonoros tarareos.

Tommy suspiró.- Pero no hiciste caso al don Disculpa ni a doña Término Medio. Y ahora tengo a un italiano merodeando en mi territorio, diciendo que va a matar a mi hermano. Entonces, ¿qué hacemos, John? ¿Nos disculpamos o buscamos un termino medio?

John vaciló antes de contestar.

- Fue por algo que John dijo de broma.- se adelantó Arthur  tratando de quitarle importancia al asunto.

- Si, pero también es tu hermano, Arthur.- dijo Tommy.

- Ya, pero no quiero que se declare una guerra por algo que John no dijo en serio.- respondió Arthur.

Tommy desvió la mirada hacia Arabia con su ceño fruncido.- Entonces, ¿debería disculparse en italiano o en inglés?- preguntó irónico.- ¿O les preguntamos que puto idioma prefieren? No lo tengo claro.

Arabia reprimió una sonrisa al escuchar a su esposo y ver las facciones de John relajarse al darse cuenta de que su hermano mayor se estaba posicionando de su lado y no le iba a caer una bronca por lo que le había hecho al espagueti.

Polly dejó los cubiertos a un lado.- Dijiste que mientras estuvieras en Londres querías paz en casa.

- Y la única forma de tener paz es que la posibilidad de una guerra les parezca peor.- respondió Tommy.- Si te disculpas una vez, lo harás otra y otra y otra vez. Es como quitar ladrillos a la fachada de tu casa.- explicó Thomas.- ¿Quieres demoler tu casa, Arthur?- Arthur se quejó desde su sitio.- Si eres blando ante una rebelión, crecerá.

- "Blando ante una rebelión", no me jodas.- Arthur repitió las palabras de Tommy.

- Has hecho lo que debías, John.- dijo Tommy.- Y ahora volvemos a la ofensiva, tomaremos dos tabernas de Changretta esta noche.

- Por el amor de Dios.- exclamó Polly.- ¿Por qué?

- ¿Qué?- gritó Tommy, girándose hacia su tía mientras se alejaba.

- ¿Por qué?- volvió a preguntar Polly.

- ¡Porque podemos, joder!- exclamó furioso.- Porque podemos. Y si podemos, lo haremos. Si les aflojamos el yugo del puto cuello, vendrán por nosotros. No olvidéis que estos son los bastardos que querían matar a Danny el Zumbado.

Arthur aparto la mirada impotente mientras que Tommy mantuvo sus ojos bien abiertos sobre él.

- Por Dios, Arabia, dile algo a tu marido.- pidió Polly.- Hazle entrar en razón, porque parece ser que es a ti a la única a la que hace caso.

- De poco va a servir lo que diga.- resopló.- Ya he intentado ahorrarnos esta discusión antes, pero por mucho que le he dicho que no todo se basa en el temor, en la guerra y en las armas, no me hace ni puto caso. Y si queréis mi opinión, lo que ha hecho John ya no tiene vuelta atrás, es demasiado tarde para disculparnos por ello, ahora ya hay que seguir adelante.

- Arabia.- Finn la llamó entre susurros.- Se acaba de despertar y por su cara puedo jurar que se va a poner a llorar.

Arabia vio como a su hijo le comenzaba a temblar el labio y sus ojos se volvieron vidriosos, mientras estiraba sus pequeños brazos hacia ella.

- Déjamelo.- Finn le tendió al niño y ella lo acomodó entre sus brazos.

- Te ablandas hermano, eres débil.- dijo Tommy.- Deja la biblia para el domingo.- tomó la mano de su esposa.- Finn, necesito ir a Hockley y después a casa. Ha sido un día largo.

Arabia y Finn fueron los primeros en alejarse, dejando a Tommy detrás suya, aún hablando con el resto.

- ¿Pasa algo?- preguntó Arabia al ver que Finn no le quitaba la mirada de encima.

- Has cuidado de mi y de los hijos de John como su fuésemos tuyos.- alargó el brazo para poder acariciar la mejilla de Marco.- No tiene idea de lo afortunado que es de tenerte como madre.

- Tu madre te amaba, Finn, os amaba a cada uno de vosotros.- dijo Arabia.- Más que a nada en este mundo, no se fue porque no fueseis suficiente o porque no os quisiese. Cuando eres madre tus hijos se convierten en todo tu mundo, en tu mayor prioridad, en la razón por la que te levantas cada día y por la que serías capaz de luchar contra lo que sea, pero en muchas ocasiones no se pueden ganar todas las batallas.

- Eres una buena madre, Arabia.- dijo Finn sonriéndole.

-Gracias, estoy segura de que tu también serás un buen padre.- le devolvió la sonrisa.- Si es que alguna vez encuentras a una mujer que sea capaz de aguantarte.

- ¡Arabia!- se quejó.- Estábamos teniendo un momento bonito, y acabas de estropearlo.

- Perdóname.- cargó a Marco en un solo brazo y con el otro agarró a Finn para abrazarlo tratando de no aplastar a su hijo, que se removía incómodo.

Tommy pasó por su lado, tomó a su hijo de los brazos de su madre, y les adelanto volviendo a dejarlos solos.

-Venga, vamos.- entrelazó su brazo en el de Finn y tiró de él.- Si hacemos esperar a Thomas nos cortará las piernas a los dos.- bromeó.

Tom iba conduciendo el automóvil con su esposa en el asiento del copiloto, que tenía a Marco dormido sobre su regazo.

- El presidente del Concejo de Birmingham asistirá a la cena.- dijo Arabia desviando la mirada de la carretera para mirar a su marido.- Leí su carta fe confirmación antes de salir.

Tommy no respondió nada, levantó las dejas impresionado y aparco el coche frente a la puerta de su hogar.

- Todos están confirmados.- dijo Arabia con cierta emoción.- Todo el mundo. No hago mas que cambiar el número de invitados. A la pobre Marie se le cansa la mano de tanto escribir.

- ¿Por qué?- preguntó mientras los dos caminaban hacia la puerta de su casa.- Te compré una máquina de escribir.

- No se escriben cartas de carácter social a máquina, o eso es lo que me han dicho.- dijo Arabia dejando a su hijo dormido en brazos de una de las sirvientas.

- Entonces, ¿por qué Marie, no las escribes tú misma?- preguntó tomándola de la mano y guiándola hacia uno de los salones.

- Ni hablar, mi letra es fea, Marie la hace fina y en cursiva, como la de las mujeres elegantes.

- Como dices no ser una mujer elegante, puedo asegurar que te encantará mi regalo.- se sentó sobre un sofá y dejó un hueco entre sus piernas para que Arabia lo ocupase.- Cierta los ojos.

La morena hizo lo que le pidió. Sintió las manos de Tommy sobre sus hombros y luego el rastro de algo frío sobre su cuello.
Bajo la mirada para ver una fina cadena de la que colgaba una gran piedra preciosa azul.

- Es un zafiro.- dijo Tommy enterrando el rostro en su cuello y abrazándola por la espalda.- Úsalo el día de la cena.

- Por supuesto que lo haré.- se giró para poder darle un beso.- Le diré a todo el mundo que me lo regaló mi maravilloso marido.

Amor Gitano (Tommy Shelby)Where stories live. Discover now