C A P I T U L O 26

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- Ya he revisado todas las cuentas.- Arabia salió de la parte trasera del Garrison.- ¡Arthur!- corrió hacia él al verlo inhalar algo sentando en la barra del pub. 

- No chilles Arabia, estoy a tu lado.- se quejo el hombre mientras limpiaba restos en su nariz. 

- Deja de meterte esa mierda.- se acercó enfadada hasta él.

- No exageres, mujer.- dijo guardando las cosas en los bolsillos de su chaleco.- Deberías probar un poco, te ves muy estresada.

- Que no, joder.- negó.- Pensé que Tommy te había dicho que era para algo momentáneo, no puedes depender de esta basura, Arthur, te va a ir consumiendo poco a poco. 

- No exageres, por favor.- se quejó rodando los ojos.- Se lo que me hago. 

- No te lo crees ni tu. 

Arthur revisó la hora en su reloj de bolsillo.- Es la hora de abrir, puedes quedarte si quieres.

Nada más abrir las puertas y pillando a ambos un poco de sorpresa, ya que ninguno esperaba que alguien estuviese desde tan temprano, una mujer entró. 

- Ya tenemos limpiadora.- dijo Arthur dándole una mirada fugaz.- El puesto está ocupado. 

- No soy limpiadora.- respondió la mujer, con la voz algo temblorosa mientras seguía avanzando por la sala.- Pero he venido a limpiar su inmundicia.- los dos se giraron sin saber muy bien de lo que hablaba encontrándose con una pistola apuntando a Arthur. 

- Señora, baje el revolver no se le vaya a disparar.- dijo Arthur manteniendo la calma. 

- ¡Usted mató a mi hijo!- exclamó con un dolor en su voz que hizo que la piel de Arabia se erizase.- ¡Cerdo Peaky mal nacido! Le pegó, le pegó  y le pegó. 

- Su hijo era boxeador.- dijo Arthur en voz baja. 

- ¡No!- la mujer respondió con desespero.- Era un muchacho, que entró a un ring con un animal. 

- Si, eso es cierto.- murmuró Arthur. 

-  Vengo a pararle los pies.- declaró la mujer.- Porque ni la policía, ni nadie lo va a hacer. 

- Arthur, ¿qué haces?- preguntó Arabia tomando su mano tratando de evitar en vano que se levantase y caminase en dirección de la mujer. 

- Si va a usarla, apunte a la cabeza, ahí es donde está el problema. Con un tiro en el estómago se tarda medio día en morir, lo he visto. Soldados vagando con las tripas fuera como si fuera ropa sucia. 

- No tenemos por qué llegar a nada de esto.- dijo Arabia caminando hacia ellos pero quedándose más alejada.-  Se que ni todo el dinero del mundo podrá reemplazar el vacío que ha dejado su hijo, pero está no es la solución, no va a resolver nada de esta manera, solo causará más caos. 

Ignorando completamente a Arabia, Arthur se dirigió a la mujer.- ¡Sujétela bien y dispare!- rugió Arthur.- ¡Hágalo de una puta ves, máteme!

Arabia avanzó sigilosamente llegando a la altura de la mujer, colocó sus delicadas manos sobre las temblorosas de ella y comenzando a bajar el arma lentamente.- Está no es la manera, no solucionará nada. No puedo imaginar que es lo que se siente al perder una hijo, el vacío que debe sentirse, pero matar a este hombre no le hará sentir mejor, mancharse las manos con sangre lo único que hará es atormentarla más todavía. 

- Voy a terminarme la copa.- informó Arthur. 

Sin previó aviso, la mujer volvió a levantar el arma y disparó. La bala aterrizo en el espejo detrás de Arabia, la chica podía jurar que si hubiese disparado un centímetro más hacía la derecha se hubiese llevado su oreja por delante. Arthur reacciono de inmediato, ser acercó a ella y tras empujar a Arabia detrás suya, le arrebató el arma a la mujer. 

Una vez con el arma en las manos, la levantó amenazadoramente y la mujer cayó en el asiento de detrás suya comenzando a sollozar en ese mismo momento. Arthur vació la pistola sobre la mesa y se sentó frente a la mujer. 

- Oiga, escúcheme.- dijo él.- Hay un fondo, le pagaremos cada semana. Sé que no le devolverá a su hijo, lo sé. Tiene más hijos, los tiene. Les daremos trabajo, y usted no tendrá que trabajar porque...

La mujer dejó escapar un grito desconsolador mientras se levantaba llevándose la mesa entre ambos por delante.- Hace falta alguien que tenga narices para pararles los pies. 

Dicho eso, sin volver la mirada atrás, la mujer se marchó abrazándose a sí misma en busca de algo de consuelo. A la vez que ella salía entraba John por la puerta, se acercó a ellos caminando con sus típicos aires de chulería. 

- ¿Quién ha roto el puto espejo?- preguntó sin percatarse del ambiente melancólico que inundaba el lugar.- Que sepáis que son siete años de mala suerte. 

Arabia dejó un leve apretón en el hombro de Arthur y se alejó de allí siguiendo a John a la trastienda. 

- ¿Qué pasa?- preguntó él al sentir alguien a sus espaldas.- ¿Va todo bien?- cuestionó al ver la expresión descompuesta de la chica. 

- Si, es solo que acabamos de vivir un momento algo tenso.- dijo afligida. John alcanzó una silla y la acercó para que Arabia pudiese sentarse.- La madre de aquel pobre chico que Arthur mato se ha presentado en el pub. 

- ¿La que me he cruzado al salir?- Arabia asintió.- Pensé que habría venido en busca de trabajo. 

- Ella estaba dispuesta a darle su final a Arthur, no ha conseguido salirse con la suya.- suspiró aliviada.- He tratado que no lo disparase única y exclusivamente porque se trataba de Arthur, porque lo quiero como a un jodido hermano, pero en otra situación no me habría interpuesto, esa mujer no es lo suficiente fuerte, si yo hubiese sido ella, contra el asesino de mi hijo no habría tenido piedad, y nadie hubiese podido detenerme. 

- Lo de Arthur fue un accidente.- dijo John tratando de justificar a su hermano.- No midió la fuerza durante el combate. 

- No.- negó con la cabeza.- Arthur está desatado, sin su medicación se convierte en un puto animal. Ha matado a un crio indefenso y no tendrá ningún tipo de castigo por ello, solo porque es un jodido Peaky Blinder. 

- Es lo que tiene ser un Shelby, mientras seamos los que mandan aquí, cosas como esa no importan, estamos por encima de eso.- John se agachó para poder quedar a la altura de su rostro.- Que no quepa duda que si alguna vez eres tú la que necesita algo así, vamos a estar para ti. 

- Si tengo que matar, mataré.- gruñó la mujer.- Pero nunca a alguien inocente, y en caso de lo contrario, no quiero vuestra puta protección. 

Amor Gitano (Tommy Shelby)Where stories live. Discover now