C A P I T U L O 46

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Lo que más le jodía a Arabia es que todos parecían saber del plan para recuperar a su hijo, todos menos ella.

Tommy había ido a ocuparse del túnel, por lo que suponía que sería otro de los chicos quien se encargaría de Marco. Sabiendo esto les siguió, hasta que vio como Arthur y John se paraban a un lado de la calle para esperar a alguien. Michael llegó pocos minutos después.

Les observó hablar y luego vio como le entregaban un papel al de menor edad, lo leyó y rápidamente lo guardó en su chaqueta. Michael se alejó con dos hombres, esa fue su señal para salir de su escondite y seguirlo.

- ¡Pero, qué hace aquí!- uno de los hombres exclamó al verla montarse en el coche.

- Silencio.- Arabia exigió con una cuchilla pegada a su cuello.- Se que vais a por mi hijo.

- Arabia...- Michael habló cautelosamente.- No puedes estar aquí, es peligroso.

- Me importa una mierda si es peligroso o no, Michael.- dijo enfadada.- Voy a enfrentarme a lo que haga falta para recuperarlo. Y si no os parece buena idea, quizás os tenga que quitar del medio.

- Bien, arranca.- Michael dio permiso de ponerse en marcha.- Pero seré yo quien lo maté, yo dispararé el tiro de gracia.

Tanto Arabia como Michael estaban ansiosos por llegar y darle fin a la vida del miserable que se la había jodido a ambos.

A pesar de lo que Arthur le recomendó, Michael dio la orden de que él lo mataría y dejó a los Peaky que les habían acompañado fuera del juego.

El lugar estaba a oscuras, casi como si les estuvieran esperando, ambos avanzaron sigilosamente con la guardia en alto, preparados para atacar en cualquier momento. Poco le importaba a Arabia la orden de Michael, si Huges se le ponía de frente acabaría con él.

El sonido de una voz aguda les hizo ponerse alerta, aún así siguieron avanzando, hasta que frente a ellos apareció la silueta de un hombre, Michael levantó su arma y Arabia apretó el agarre de la daga que sostenía. Michael comenzó a avanzar hasta presionar la pistola contra el ojo del padre Huges.

- Por favor, no.- el hombre rogó.- Por favor, no dispares.

Quizás ahogado por la situación, Michael se mantuvo inmóvil, con su dedo sobre el gatillo pero sin disparar, Arabia fuera del conflicto principal, también se encontraba inmóvil, pero era porque el movimiento de Michael le había parecido cuanto menos estúpido y estaba esperando el momento indicado para intervenir.

Vio como entre rogos el padre Huges quitó de un manotazo el brazo de Michael y lo tiró al suelo, desde su lugar y sin que le temblase el pulso, Arabia lanzó su daga, que impacto sobre el hombro derecho del curo.

- ¡Joder!- exclamó dejando de golpear a Michael.

- Maldita gitana.- maldijo dejando al chico de lado y yendo a por ella.

Arabia sacó otro cuchillo y comenzó una pelea entre ambos. Por el costado vio a Michael levantarse e irse corriendo por el lado contrario al que habían venido, iría a buscar a Marco, así que ella tendría que encargarse del cura.

- ¿Qué coño crees que estás haciendo?- preguntó mientras le daba un puñetazo a Arabia.- ¿Es que no sabes con quién te estás metiendo?

- Me da exactamente quien cojones seas.- dijo con dificultad al sentir las manos del padre apretar su cuello.- Porque dentro de poco dejarás de ser alguien.

- Eres una puta gitana.- Arabia alargó el brazo para alcanzar el cuchillo que había perdido durante el forcejeo y lo llevó directo al rostro de Huges, una vez en el ojo y las siguientes en el brazo que usaba para cubrirse.

- Soy la puta gitana que va a acabar contigo.

- ¡Arabia!- los dos Peaky que habían esperado fuera llegaron a su lado.- Yo me lo cargo.- dijo uno de ellos mientras sacaba su pistola.

- No.- negó mientras se agachaba para agarrar a Huges del cuello y tirar de él hacia arriba.- De este nos encargamos nosotros.-

Michael llegó con Marco, aparentemente ileso en brazos.- Avisad a Finn.

Arabia sonrió al ver a su hijo y limpió una solitaria lágrima que cayó por su mejilla, dejando en su rostro un rastro de sangre a causa de sus manos manchadas.

- ¿Unas últimas palabras?- preguntó mientras le clavaba el cuchillo en sus genitales a través del pantalón.- Todo tuyo, Michael.

Michael dejó a Marco sentado en el suelo y se agachó para coger la primera daga que Arabia había lanzado. Se acercó lentamente a ellos y se paró frente a aquel monstruo que tanto daño le había hecho.

Lanzó la primera puñalada, luego otra y así sucesivamente, a pesar de que Huges ya estaba completamente muerto, Michael no paró hasta que lo vio conveniente. El cuerpo de Huges cayó totalmente inerte al suelo y los dos Shelby se giraron hacia el niño, que gracias a una pequeña pared no había visto nada.

Arabia corrió hacía él y lo abrazó con todas sus fuerzas sin importar si lo manchaba de sangre. A pesar del olor a sangre que Arabia desprendía, Marco se acomodó en sus brazos y disfrutó del abrazo de su madre.

- Mi niño.- murmuró mientras besaba su cabeza.- Ya estás a salvo, bebé. Nada volverá a pasarte, mamá está aquí para protegerte para siempre, mi amor.

- Mamá.- repitió el niño mientras reía.

- Eso es, mamá siempre va a cuidar de ti.

- Vamos.- Michael miraba la escena con la mano extendida hacia Arabia.

- Volvamos a casa, Mickey.- Arabia aceptó la mano de Michael y juntos comenzaron a caminar.- ¿Quieres ir a limpiarte?- besó la mano del chico.

- Si.- respondió aún acongojado por haber matado a un hombre de una manera tan brutal, una daga no era una pistola, no era tan rápida, hacía sufrir más y te daba más tiempo de disfrutar del asesinato.

- ¿Era la primera vez que matabas?

- No, el otro día disparé a un hombre para ayudar a Tommy.

- No te sientas mal por lo que has hecho, Mickey.- lo abrazó de costado mientras seguían andando.- Nuestras manos están manchadas de sangre, pero él simplemente se lo merecía. El mundo no va a llorar su pérdida y en el infierno estarán felices por recibirle.

Amor Gitano (Tommy Shelby)Where stories live. Discover now