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1982

—No sé cómo más pedirte perdón por mi descuido y mi poca lealtad —Namjoon dejó caer su peso entero en la silla de los pacientes. Sus ojos dolían debido a la falta de sueño que tenía, le pesaban las piernas por no haber parado de caminar desde la estación de policía y al banco en viceversa todo el día—. Solo...me descuidé, perdóname, en serio yo-

—Déjalo.

—¿Uh? —sus ojos se abrieron un poco más, mirando como Taehyung decía con un gesto.

—Que lo dejes. No me pidas perdón —murmuró, sus ojos puestos en la fotografía enmarcada de él y su esposa. Él realmente quería aventarla hacia fuera, pero eso podía causar un grave accidente que no dejaría buenos resultados—. Esto es algo que sobresale de nuestras manos. Es más —suspiró—, perdóname a mí. Fui muy grosero contigo.

El corazón de Namjooon se relajó notablemente al escuchar el tono de voz  de este. El alivio recorrió cada célula en su cuerpo, no mentía, se había sacado un peso de encima más que otra persona en el mundo después de aquella simple palabra. 

El saber que Taehyung estaba enfadado y agregando el hecho que a penas le dirigía la palabra para nada más que fuese el caso lo tenía tenso, ansioso y nervioso. Sentía próximo a ser víctima de un colapso.

—No lo hagas. Cualquiera en tu lugar hubiese reaccionado peor —apretó sus labios, viendo a los ojos de su colega ablandarse tan solo por segundos. Entonces decidió hablar, sin importar si luego se arrepentía de aquello—. No estás solo en esto. No eres de piedra, sé que es tu carácter, tienes que mantener una imagen por el hospital, sembrar respeto, pero...también puedes contar conmigo. Somos amigos. Hace años no hemos charlado fuera de aquí, sin incluir asuntos administrativos.

—Hyung... —un suspiro pesado salió de los labios de Taehyung, llamándole de manera informal y no por su nombre. Él no quería entrar a ello de manera profunda, no ahí.

—Tae, lo digo por tu bien. Desde la muerte de tu padre no has dejado de trabajar ningún día, no te vi soltar ni una sola lágrima desde entonces, sé que esto te afectó también y cada quién lleva el duelo como sea más apropiado. Todos aquí sufrimos, tú eras su hijo y...

—No es el momento —le cortó, no intentando ser grosero a pesar de su tono de voz fuerte —. Podemos hablarlo después, pero no ahora. Lo siento. En serio lo siento.

—Está bien —Namjoon asintió, parándose de la silla, mirando con angustia a Taehyung. Sabía en su mirada que agrandar aquello no lo llevaría a mucho.

Más que un jefe, era su amigo. Ambos se habían conocido en la Universidad, tenían suerte de haber congeniado de una forma tan genuina, como nadie lo había hecho antes. 

Después de un tiempo su relación se vio más como colegas. Gracias a la recomendación de Taehyung, su padre contrató a Namjoon a la par en el hospital luego de sus prácticas clínicas profesionales, él siempre estaría agradecido por ello. Sin embargo, aquello no quitaba el hecho de que se hubiesen alejado el uno del otro de manera notoria. Dolía, claro que lo hacía. 

—Cuando gustes —dijo tomando su chaqueta y maletín, luciendo realmente agotado— sabes que estaré para ti. Nos vemos mañana, Tae. 

—Hasta mañana, Joon —el apodo salió con melancolía de sus labios. 

Le vio darse la vuelta e irse. 

Un tema pendiente más a la lista.

Tiró su cabello hacia atrás, sintiéndose pesado. Su pecho golpeaba, gritaba y quemaba. Aquellas simples palabras habían tocado algo más a fondo, su corazón palpitaba con tal fuerza que cualquiera podría haberlo escuchado de estar a su lado. Una herida que había comenzado como yaga empezó a abrirse.

Granger → taekook (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora