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1983
El último primer día


—Mami, por favor ayúdame aquí —Jungkook sopló con cuidado como si eso estuviese ayudando en no quemarse los dedos a pesar de tener los guantes de cocina—. Dios, casi se quema. 

La mujer se apuró al ver a su hijo algo complicado con la cocina. Le ayudó a dejar la tarta encima de la mesa sin quemar ningún mantel que se encontraba encima de esta. Suspiró aliviada cuando ambos estuvieron a salvo de un accidente. 

—Por poco y no me resulta —Jungkook puchereó—. ¿Cree que le guste? —miró con ojos esperanzadores a su madre y luego a la tarta de frambuesas. Esta le sonrió cálidamente mientras terminaba de envasar en potes algo de comida, feliz de que su hijo tuviese aquel tipo de amistad con el vecino y es que Jungkook solía encariñarse rápido de las personas y las quería intensamente. 

—Claro que lo hará. Al joven Kim siempre le ha encantado las cosas que cocinas cada vez que viene. No dudes de eso —le aseguró—. Yo he terminado aquí, hijo —le mencionó poniendo en una bolsa blanca las guarniciones. 

Jungkook sonrió con el corazón apretado por la acción. Su madre se había ofrecido a cocinar comida deliciosa para que le llevase al doctor Kim mañana por la mañana. Se negó rotundamente insistiendo en que él podía hacerlo, pero no le dejó y ahí estaba con él, a las doce de la madrugada cocinando algo para que Taehyung no muriese de hambre en el camino. 

—Él estará agradecido por esto. Gracias mamá. 

—No es nada. Recuerda no dormirte para mañana. Hoseok ya sabe que debe pasarte a buscar a ti y al doctor. Duerme bien y despídete de mi parte —le abrazó brindando un pequeño beso en su coronilla para luego alejarse con un bostezo de por medio. Debía estar cansada luego de aquel día agotador cuidando el terreno. 

Jungkook quedó solo en la cocina. Solo se escuchaban los grillos cantar a media noche y su propia respiración. Seguramente todos dormían a esa hora, menos él. Estaba nervioso y ansioso con una gran cantidad de pensamientos rondando en su mente. Propios y no propios. 

Mañana partía a las siete de la mañana para llegar a la ciudad a tiempo hacia el distrito en donde se enlistaría Taehyung. Habían ido a reconocer el establecimiento hace un par de semanas y casi como si la vida quisiese apurar las cosas, entonces había llegado la mitad del año en un cerrar de ojos y el tiempo se había agotado para ambos.

Jungkook ya no lloraba por la noticia.

Jungkook había aprendido a soltar poco a poco, sabiendo que siempre estaría ahí.

Luego de varias conversaciones profundas con Taehyung, comprendió que aquello era algo normal y quizás era algo melancólico porque no se verían todos los días como era de costumbre, pero siempre, siempre se llevarían el uno al otro. No había forma de olvidarse mutuamente si se tenían y lo sabían. 

Es por eso que su corazón estaba en calma, porque él le esperaría. Por Dios, le esperaría toda la vida si fuese necesario. Su amor por Taehyung le había enseñado muchas cosas, entre ellas, que la distancia y el tiempo no era un impedimento. 

Y es así, como aquella mañana templada de Agosto les recibió con los brazos abiertos casi como si supiese que el tiempo tenía que correr más lento no haciendo caso en ello. 

Granger → taekook (TERMINADA)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon