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1982

Las manos de Jungkook sudaban en demasía y aquel olor sutil a vainilla en el ambiente con el sonido de la radio sonando con una canción de The Smiths quizás le calmaba un poco la ansiedad que corría dentro de él. 

Miraba con curiosidad los cuadros colgados en la pared y que fascinante era poder tener aquel don de dibujar de una manera tan real al punto de llegar a tener escalofríos bajando por toda su espalda. Algunos diseños iban desde una flor simple con detalles perfectamente hechos hasta rostros de personas casi pareciendo una fotografía real.

—Kook —una voz sonó tras su espalda lo sobresaltó un poco.

Volteó su cuerpo con los ojos atentos y atrapó sus propios labios entre sus dientes al ver el rostro de Taehyung. 

—¿Quieres algo de beber antes? —le ofreció con una sonrisa que escondía euforia detrás. 

—N-no...—suspiró. En realidad, no sería capaz de comer ni tomar nada hasta que pasara aquel momento. Sus manos sudaban y podía sentir su corazón latir con mucha fuerza. Debía calmarse. —. Estoy bien, gracias. 

El castaño acortó la distancia hacia el menor tomando su mano y entrelazando sus dedos para poder transmitirle toda la calma que necesitaba en esos momentos. Podía sentir lo tenso que estaba y su rostro era demasiado delatador en la situación. 

—Si no quieres hacer esto, sabes que puedes dar pie atrás —le miró directo a los ojos—. Nadie va a enojarse, ¿está bien?

Jungkook sintió su estómago revolverse quizás aún más, no sabía si era por el tono aterciopelado que usaba con él o realmente sus nervios escalaban hacia tal punto. Hizo un puchero y negó rápido con la cabeza antes de que su estado se tomara a mal.

—No, para nada. Solo estoy nervioso —soltó una pequeña risa. Se acurrucó al lado de Taehyung, buscando calor y queriendo sentir ese aroma varonil peculiar que siempre llevaba. 

—Lo sé, amor. Yo también, aunque no me creas —el castaño acarició con la yema de sus dedos de manera suave el rostro de Jungkook. Este cerró sus ojos, dejándose llevar por las caricias —. Todo saldrá bien. Ya lo verás. 

Días atrás.

Era un día templado, perfecto para nadar en el familiar lago que se había transformado en punto de encuentro solo para Jungkook y Taehyung. Ambos habían tenido el día libre casi por obligación del doctor, el cual quería y necesitaba ese respiro para pasar tiempos a solas. Jungkook no hizo más que acatar entre pucheros y pequeñas quejas, sin embargo, terminó aceptando debido a una invasión de abrazos por parte del castaño en busca de poder convencerlo. 

Al llegar al lago ambos acomodaron pequeñas mantas y algunas cosas para comer. Su cita aquel día se iba a basar en poder pasar un buen rato, nadar y tan solo no pensar en nada.

A penas tuvieron todo listo, Taehyung se comenzó a deshacer de la camisa color crema que llevaba aquel día soleado, desabotonándola lentamente con intenciones de ir hacia el agua mientras el azabache descansaba recargando su espalda en un árbol mientras bebía un poco de agua.

Jungkook miró atento la piel tostada del doctor y sus ojos fueron a parar hacia los tatuajes repartidos por su anatomía, casi se ahogó, era la segunda vez que lo veía de aquella forma y se sentía tan...distinto.

La curiosidad le invadió notablemente. Lamió sus labios  dejando la botella a un lado. 

—Los tatuajes...—comenzó a hablar, casi titubeando, aclaró su garganta. La mirada de Taehyung se fue directo hacia él mientras terminaba de sacar el último botón para dejar la prenda a un lado—. ¿Los tienes hace mucho?

Granger → taekook (TERMINADA)Where stories live. Discover now