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1982 

Jungkook corría de allá hacia acá con las cintas color púrpura y amarillo en sus manos enredadas entre sí. Casi tropieza mil veces con sus propios pies, un poco torpe, como siempre. Su pecho se sentía arder debido a la gran cantidad de globos que había inflado de todos los tamaños y eso que aun no entraba a la cocina para comenzar con la comida. Iba a colapsar, pero aquel estrés le encantaba. Terminó por caer rendido en uno de los sillones de la casa tirándose hacia atrás.

—Jungkook, deberías descansar un poco. Si quieres, yo puedo hornear esas galletas. Si me escribes la receta podría intentar seguirla —se ofreció su mayor, yendo hacia donde el castaño descansaba estirando un poco sus piernas, las cuales no daban más del dolor. 

—No es por ofender —comenzó, con una linda sonrisa inocente— pero no confío en ti para que hornees, hyung. De seguro entras y te pierdes.

—Yah, mocoso —Hoseok simuló tirarle el cabello y Jungkook le gruñó divertido arrugando su nariz.

—Ni te ofendas, a mí me dijo que quemaría la casa si me metía a la cocina. En ese caso, no quiero experimentar lo que es la furia de los Jeon, no no, yo me aparto —Jimin acotó sentado en el sillón intentando unir las flores de papel, tarea dada por Jungkook. 

 —La propuesta del coctel sigue abierta —habló Taehyung del otro lado de la mesa con tijeras en su mano. Todos le miraron expectantes.

Era extraño que estuviese ahí, totalmente. Más aun porque vestía un buzo suelto con una polera tallas más grandes de lo que usaba y su cabello sin peinar viéndose lacio, luciendo como un universitario cualquiera y no como un doctor adinerado como acostumbraban a observarlo los demás sin incluir a su novio.

Taehyung había ofrecido comprar un cóctel completo sin dudarlo a penas tuvo la invitación temprano por la mañana. Por supuesto, Jungkook se negó ante aquello de inmediato a pesar de que era la forma más fácil y rápida de ahorrarse todo el cansancio que tenía en su cuerpo ahora. 

—Claro que no —Jungkook dijo rápido—. En serio gracias por eso, pero mi abuela no es muy partidaria de...cosas elegantes y compradas. Es más especial algo hecho en casa. Será algo ultra híper mega cansador, lo sé —bufó más para sí mismo.

Del otro lado de la mesa en el living de los Jeon (que es donde todos se encontraban con adornos a mitad en sus manos) Taehyung observó con una sonrisa ladina al menor queriendo correr a robarle un beso por su adorable actitud. 

—Está bien, Jeon. De todos modos, este año tenemos uno más —Hoseok se refirió a Taehyung que lo miró divertido —. Tú encárgate de hornear esos pasteles y galletas. Nosotros podemos ordenar la casa dentro y fuera con las decoraciones. 

Jungkook analizó la situación. Miró a los tres chicos con los ojos entrecerrados, intentando adivinar si podían dejar todo de la forma que él lo haría y si valía la pena confiar en ellos. Era el cumpleaños de su abuela, ¡debía ser perfecto! 

Todos los años se encargaba de ello, era una gran celebración porque venía toda la familia y vecinos. Se lucía con la decoración y comida, pero era mucho trabajo para uno, lo podía comprobar siempre porque a final del día terminaba muerto. Este año, tenía a tres ayudantes que se ofrecieron a darle una mano luego de verlo colapsando de nervios al intentar hacer todo de una vez. 

—Está bien —terminó de decir. Dejó las cintas a un lado del sillón—. Voy a dejar la decoración a sus manos. Pero —los miró a cada uno, amenazante (o eso creía él)— si arruinan algo, recuerden que soy Jeon. Sé usar el hacha igual que mi mami. 

Granger → taekook (TERMINADA)Where stories live. Discover now