La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]

20 - Desde la distancia, estaré a tu lado

NOTAS

Reforcemos la amistad, familia. ¡Ja, ja, ja! Estuvo bueno el debate en IG por el malentendido con el spoiler relacionado con ciertos personajes. Les gusta ver el mundo arder, ¿eh, pillines? No se preocupen, en la continuación puede pasar de todo...

¿Qué tal llevan la semana? Espero que muy bien. Sea como sea, aquí está el capítulo para contribuir a alegrarles el día. He de decir que ha sido horneado por los pelos, pues el mal tiempo ha derivado en que tenga la cabeza como un puré bien esponjoso.

Se viene contenido nuevo de Laura en este capítulo. Espero que lo disfruten mucho, muchísimo. Agradeceré sus votos y sus comentarios, así como el apoyo en mis redes. 

¡Un besote, familia! El finde está al doblar la esquina. 

------------------------------------------------------

Desde la distancia, estaré a tu lado

—¡Mira, mira! Ahí va la niña del exorcista —cuchichean a mi paso por los pasillos—. ¡Qué patética!

—¡Bluagh! ¡Bluagh! —Algunos imitan mis arcadas.

—¡Cuidado! Por ahí viene la poseída. No te acerques a ella o te bañará con su asquerosa bilis.

El recorrido hasta el despacho de la directora es un verdadero infierno. Desfilo entre los auténticos demonios que trazan un puente a mi alrededor para apedrearme con sus despiadadas palabras. No es tan fácil tomárselo con deportividad como me sugirió Ana porque reconozco la maldad en todos esos rostros.

Me desvío de la ruta para entrar en el baño.

—¡Mirad quién acaba de entrar! —vocifera una chica junto al lavabo cuando cruzo la puerta. Sus amigas comienzan a reírse de mí igual que ella—. Deberíamos rociarla con agua bendita para exorcizarla, ¿no?

—Yo digo que sí —añade una de ellas.

Destilando pura malicia, todas me rodean para salpicarme con el agua del lavabo. Me cubro la cara para protegerme de las gotas que contienen el ácido derramado por esas cucarachas, pero las hirientes risas perforan mis tímpanos. Se divierten a costa de mi sufrimiento.

No me faltan ganas de recurrir a las habilidades que me enseñó Aiko para hacer que todas besen el suelo. Tal vez reaccionar como Ana podría ser la solución para poner fin a los abusos que están por venir, ya que esto es solo el principio, pero hay demasiados testigos y no me aporta ventaja que conozcan mis fortalezas. Dentro de lo malo, mis debilidades son mi ventaja para venganzas más importantes como lo fue la de aquella indeseable maestra que nunca me respaldó ante los abusos de Marta y las otras.

—Parad, por favor —les pido, pero mi fragilidad solo alimenta su hostilidad.

De pronto, sus risas cesan junto a la lluvia que me mojaba. Cuando bajo los brazos, descubro que el espectro de ojos cristalinos está parado a mi lado en compañía de sus secuaces. Su intensa mirada provoca escalofríos. Se nota que un demonio de mayor categoría ha entrado en el baño porque las demás huyen como ratas escurridizas.

—¿Te has atrevido a salpicarme, puta? —le dice a la cabecilla de mis maltratadoras.

—¿Qué? No, ha sido sin querer. Le tirábamos agua a esa boba. Ya nos íbamos. —No hay que ser muy observadora para percatarse de los temblores que se han apoderado de la que hasta hace un momento se creía superior a mí.

Sus amigas corren espantadas, pero cuando ella se dirige a la puerta, el espectro le corta el paso.

—¿A dónde coño crees que vas? Te estaba buscando porque me debes algo. Odio a las sabandijas que piden favores y luego se escaquean.